El ‘olvido vacacional’ dificulta el acceso en verano a una comida saludable al día a 850.000 menores en riesgo de pobreza

Llega el verano, el tiempo libre, el ocio, abren las piscinas y cierran los comedores escolares. Y, sin ellos, unos 850.000 menores se quedan sin su beca de comedor, según denuncia el informe Los derechos de la infancia no se van de vacaciones, elaborado por la ONG Educo. El estudio alerta del riesgo que esconden los casi ochenta días de verano escolar: sin la beca de comedor que disfrutan durante el curso peligra la comida saludable y completa al día que sí tienen el resto del año. La ONG denomina esta situación como el “olvido vacacional”.

Pilar Orenes, directora general de Educo, lamenta que el “derecho a la alimentación” de estos menores “está en entredicho”. Pese a que ya existen ayudas por parte de las administraciones públicas y de entidades sociales, es cada vez más complejo saber “cuántos niños y niñas llegan [a las becas] o si cubren todos los meses de verano”. Según una encuesta de la misma entidad, solo una de cada siete escuelas que participa en los programas de Educo afirma que el alumnado con beca comedor tiene asegurada su alimentación todo el verano.

Orenes denuncia que los campamentos de verano destinados a los más vulnerables “no siempre incluyen la comida, no llegan a todos los que lo necesitan, no cubren todo el coste y no suelen abarcar todo el periodo vacacional”. Por todo ello, la entidad también la lanzado la campaña Miedo a la nevera vacía, con el objetivo de mostrar el temor de muchas familias de que sus hijos se den cuenta de su situación.

El país con más pobreza infantil de la UE

España encabeza el podio de la pobreza infantil dentro la Unión Europea. Casi la mitad de la población tiene problemas para llegar a fin de mes o comprar productos proteicos necesarios para una alimentación sana: carne roja, aceite, mantequilla, pescado o complementos vegetarianos. Unos 12,7 millones de españoles viven en situación de pobreza. De ellos, 2,7 millones –uno de cada tres– son niños y niñas que viven bajo el umbral de pobreza infantil. Familias afectadas por la situación económica piden “medidas” al gobierno, cuenta Educo, dado que la población se está “empobreciendo y son los niños quienes lo padecen”. Según la FAO, comer de manera sana y saludable cuesta seis veces más que simplemente comer lo suficiente. “Mi hija se da cuenta de que no puede tener todo lo que quiere cuando quiere”, explica una madre con frustración por no poder garantizarle una comida sana al día sin la beca.

Algunos de los factores que pueden explicar esta crisis son los costes derivados de la inflación, como el incremento del precio de la cesta de la compra, que ha subido un 38% –sobre todo en los alimentos más proteicos–; el aumento del precio del alquiler, que no corresponde con el salario mínimo para poder mantener una vida “digna”, mucho menos cuando hay niños y niñas a cargo. Más del 19% de los menores viven en hogares que no están bien acondicionados: “Se pasa frío en invierno y calor en verano”.

Esta situación empeora cuando se trata de familias monoparentales –un 80% de ellos están encabezadas por mujeres–, como es el caso de Bárbara, madre soltera de dos niños de seis y nueve años. “Una termina cayendo en la bollería industrial o cosas que no son tan saludables”, admite, como alimentos con demasiado azúcar, sal y grasas saturadas, señala el informe. Como madres, pese a tener recursos como los productos ofrecidos por el banco de alimentos u otras asociaciones, no poder ofrecer una comida saludable puede resultar frustrante, además de tener que enfrentarse a situaciones incómodas, expone Educo. Ada, madre de una niña de cuatro años, recuerda cómo cuando fue al pediatra para una revisión médica la enfermera le dijo “que no le daba comida nutritiva. Yo no supe cómo explicarle la situación”.

El gasto en comedor es casi inasumible para algunas familias. Mariana, con seis nietos de entre ocho y 18 años a cargo, pone un candado en la nevera o en el armario de la comida para que los productos lleguen a final de mes. Ada gasta 700 de los 800 euros que ingresa en el pago del alquiler. “Con 100 euros hago malabares”, explica.

En España, las iniciativas y las ayudas como la beca comedor dependen de comunidades autónomas, ayuntamientos, barrios, entidades sociales o centros educativos y asociaciones de familias. También su precio. En Madrid, por ejemplo, el precio del servicio de comedor está alrededor de los 5,50 euros por día; en Catalunya, el gobierno de la Generalitat decretó que el precio máximo del servicio de comedor pasara de los 6,91 euros actuales a los 7,25 euros diarios para el curso 2024-2025. En La Rioja, el precio del menú por día se elevó de 4,59 euros a los 6,82 euros, lo que supone unos 44,6 euros al mes más por estudiante, 90 si la familia tiene dos hijos. Con estos costes y una situación propia precaria, Bárbara y Ada cuentan que quedarse sin la beca que reciben es “imposible”.

Comer bien se está convirtiendo en un lujo que no todos se pueden permitir, advierte la ONG. Desde que perdió su trabajo, Mariana, abuela de 63 años y con seis nietos de entre 8 y 18 años a cargo, pone un candado en la nevera o en el armario de la comida para que los productos lleguen a final de mes. Ada cuenta que lo tiene todo calculado. Actualmente se encuentra en el paro y está estudiando para cambiar esa dinámica. Por su situación recibe una ayuda del ingreso mínimo vital de 800 euros, aunque 700 se le van en el pago del alquiler. “Con 100 euros hago malabares”, explica.

Además, estas madres señalan los beneficios para los niños de las becas comedor van más allá de la alimentación: son oportunidades para que los niños y niñas se relacionen, aprendan a resolver conflictos, generen lazos de amistad e incluso aprendan a comer todo tipo de alimentos. Para ellas, también es una forma de conciliar las necesidades de sus hijos con el trabajo.

Por todo ello, la Educa ha pedido a todas las administraciones una mayor coordinación para tener una imagen completa de las ayudas que reciben en verano los niños y niñas vulnerables, dada la falta de información y transparencia. La organización reclama el derecho de todos los niños y niñas a tener una comida saludable los 365 días del año y, además, una oferta gratuita de ocio y tiempo libre de calidad durante los 80 días que dura el verano escolar.

El Pacto contra la Pobreza Infantil

Desde que asumió el cargo de ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego ha prometido “abandonar el dato que nos sitúa como el país de la UE con más pobreza monetaria entre niños”. Rego aseguró en una entrevista a elDiario.es que “hay que trabajar” desde el Gobierno para que el servicio de comedor se convierta en un bien gratuito e universal en España, una opción que los expertos no consideran siquiera que sea “especialmente ambiciosa”.

Este martes, la ministra se reunió con las comunidades autónomas en la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia, para abordar el pacto de Estado contra la pobreza infantil. En ella, Rego ha presentado a los responsables autonómicos un primer diagnóstico sobre la situación de la pobreza infantil en España. Aunque no se ha hecho mención de la situación de las becas comedor, la ministra ha solicitado la colaboración de las comunidades autónomas para completar la imagen de la pobreza infantil a todos los niveles, y recalcó la importancia de elevar la tasa de inversión pública en políticas destinadas a erradicar la pobreza infantil para acercarla a la media europea, el 2,3% PIB.