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Monkeypox

La OMS se prepara para reactivar la alerta internacional por la viruela del mono tras 460 muertes este año en África

Una imagen de las pústulas de la viruela e indicaciones sobre la vacuna.

Sergio Ferrer

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¿Qué hace que merezca atención una epidemia? La divulgadora Robin Marantz cita en su libro A Dancing Matrix la respuesta de un cínico virólogo a esta pregunta: “La muerte de una persona blanca”. Siguiendo este razonamiento no es de extrañar que la viruela de los monos dejara de atraer interés conforme se controlaron los casos en Occidente —mediante la vacunación, la inmunidad adquirida y el cambio de comportamiento de las poblaciones de riesgo — y la Organización Mundial de la Salud puso fin a la breve emergencia el 11 de mayo de 2023. Sin embargo, la pandemia provocada por este “viejo enemigo desatendido” continuó en África. Ahora la OMS se plantea volver a activar la emergencia de salud pública de importancia internacional ante el aumento de casos por una nueva cepa más grave que se ha extendido por varios países africanos en los últimos meses.

La decisión la tomará el director general de la OMS, Tedros Adhanom, tras una reunión del Comité de Emergencia que tendrá lugar “tan pronto como sea posible”. En los dos últimos años los casos detectados no han dejado de aumentar en África, pese a que en países como España la vigilancia y la vacunación permitieron controlar el virus en unos meses —de los más de 7.500 casos detectados en nuestro país en 2022 se pasó a algo más de 300 en 2023, si bien este año se ha producido un ligero repunte que recuerda que la enfermedad no se ha eliminado en los países desarrollados—. El Ministerio de Sanidad ha recordado esta semana la importancia de completar la pauta de vacunación. Solo lo han hecho la mitad de las personas (20.000 de 40.000).

“La viruela símica no empezó ayer. Empezó incluso antes de que se declarara la emergencia de salud pública de importancia internacional [en 2022], pero no tuvimos mucha atención y hoy la necesitamos”, pedía el director general de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (Africa CDC, por sus siglas en inglés), Jean Kaseya, en una rueda de prensa. En ella compartió sus cálculos: “Tenemos 200.000 dosis [de la vacuna] disponibles. Necesitamos al menos 10 millones”.

“Cuán solos dejamos a los países que tienen estos problemas cuando no los tenemos en el primer mundo”, se lamentaba el virólogo de la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí (Estados Unidos) Gustavo Palacios en una entrevista publicada en elDiario.es en mayo de 2022.

¿Por qué preocupa otra vez la viruela símica?

“La situación en África es preocupante”, explica a elDiario.es el director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, Jacob Lorenzo-Morales. El motivo es que la variante que afectó al planeta en 2022 (clado II) —y que sigue siendo la mayoritaria en el brote global— no ha dejado de extenderse por el continente, pero alrededor de septiembre de 2023 surgió una nueva, supuestamente con mayor letalidad (clado I).

“Esta nueva mutación parece haberse iniciado en un burdel en República Democrática del Congo (RDC) y al poder transmitirse por contacto sexual y también directo entre personas está afectando a adultos y niños”, comenta Lorenzo-Morales. Esto hace que, en su opinión, el clado I “sea mucho más complejo de controlar” que el anterior clado II. Como sucede desde 2022, considera que el infradiagnóstico “será muy alto”.

Según los datos del CDC África, desde enero de 2022 se han diagnosticado 38.465 casos de viruela de los monos y se han producido 1.465 fallecimientos en el continente. Sin embargo, los casos aumentaron un 79% en 2023 respecto a 2022, y un 160% en lo que llevamos de 2024 respecto al mismo período de 2023.

“Los casos están aumentando en 2024”, expuso Kaseya. Según sus datos, desde el 1 de enero hasta el 4 de agosto de 2024 se han producido 15.132 casos en África, con 461 muertes. Esto implica una tasa de letalidad de alrededor del 3% para el nuevo clado —la mayoría detectados en RDC—. Este porcentaje fue del 4,9% para el continente africano a lo largo de 2023 y es de un 3,9% desde que comenzó el brote actual en 2022. Estas cifras no apoyarían la percepción de que la nueva versión es más letal, aunque el enorme infradiagnóstico en estos países dificulta las comparaciones.

Sabemos que el clado I es mucho más letal, con mortalidades de entorno al 10 % en niños y con una clínica más compleja y prolongada que deja ampollas durante más tiempo

Jacob Lorenzo-Morales (Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias)

En ese sentido, Kaseya hizo referencia a la “epidemiología cambiante” de los brotes. “Al principio eran solo personas en contacto cercano con animales u otras personas, pero ahora la transmisión sexual explica el aumento de casos”. Además, mientras que en algunos países los principales afectados son hombres adultos, en otros son niños y mujeres. “En RDC el 60% de las infecciones son en menores de 15 años”.

Según la OMS, más del 80% de las muertes han tenido lugar en ese grupo de edad. Esto podría explicar la posible mayor gravedad de la nueva variante: “Sabemos que el clado I es mucho más letal, con mortalidades de entorno al 10% en niños y con una clínica más compleja y prolongada que deja ampollas durante más tiempo”, comenta Lorenzo-Morales.

Kaseya enumeró durante su intervención los muchos retos e incógnitas del brote africano, que quizá podrían explicar en parte esta mayor gravedad. “Tenemos una comprensión limitada de la epidemiología y la transmisión en África”, aclaró. Mencionó, por ejemplo, que en algunos países “la mayoría de gente con viruela símica es positiva para VIH” y que “la malnutrición también está presente en muchos casos”.

Mientras tanto, países no endémicos para la viruela símica como Burundi y Ruanda están reportando casos. Uganda y Kenia también han confirmado infecciones con el nuevo clado. El otro factor clave en la transmisión, aseguró Kaseya, están siendo las entradas a través de las fronteras. Fue el caso del camionero detectado en Kenia y que había atravesado varios de los países hoy afectados antes de dar positivo. “Tenemos que testear todas las entradas”, defendió Kaseya.

¿Servirá de algo que la OMS declare la emergencia?

“La OMS debe reunirse rápido para tomar medidas urgentemente puesto que el virus ya ha salido de RDC, se ha expandido en África y podría llegar a otros continentes”, advierte Lorenzo-Morales.

Kaseya aseguró que “hay más casos ahora que cuando se declaró la emergencia [en 2022]” y lamentó la dificultad que atraviesan los países africanos para establecer contramedidas contra la epidemia como vacunas, diagnósticos y tratamientos. Las evidencias disponibles sugieren que la vacuna utilizada hasta ahora con el clado II, conocida como Imvanex en Europa, debería funcionar contra el clado I. También el antiviral tecovirimat, usado en casos graves y pacientes inmunodeprimidos.

Hay más casos ahora que cuando se decretó la emergencia en 2022

Jean Kaseya, director general de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades africano

Lorenzo-Morales dice que hay que recurrir a la “vacunación en anillo”, consistente en ir vacunando a los contactos de cada paciente, como ya se hizo con éxito en los brotes de países como España durante 2022. Antes de eso tiene claro que lo más importante de la reunión que tendrá el Comité de Emergencia “es que estas vacunas lleguen por fin en cantidades suficientes a las regiones que las necesitan, que se invierta en estos sistemas de salud y en los clínicos y científicos locales, porque África nos necesita ya”.

Como suele suceder en estos casos, la complejidad del brote aumenta al tener que gestionarse en combinación con otros como cólera y ébola, junto con más problemas sociopolíticos como la inseguridad. “Tenemos otros problemas humanitarios en marcha y eso también afecta a nuestra capacidad”, aseguró Kaseya.

Mientras la OMS decide si declara la emergencia internacional, Kaseya aseguró que el Africa CDC podría anunciar una para el continente tan pronto como la semana que viene. Esto mejoraría la coordinación entre países y los obligaría a declarar los nuevos casos. También permitiría la movilización de recursos nacionales e internacionales.

¿Podría llegar el nuevo clado a España?

Lorenzo-Morales aclara que “ahora mismo es imposible saber” si el nuevo clado podría llegar a España o a Europa. Sin embargo, recuerda que “los patógenos ya no tienen fronteras” y, en este caso, el tiempo de incubación es lo suficientemente largo como para que los portadores lleguen como asintomáticos a otros países y continentes y se transmita el virus.

“Ya se ha extendido a países cercanos y hay vuelos directos desde RDC a Europa y a otros continentes, por lo que, como en otros eventos, solo es cuestión de tiempo”, dice Lorenzo-Morales. “La situación requiere de medidas urgentes ya”. Y advierte: “Tenemos un virus circulando dentro de África con un potencial muy alto de expansión que terminará llegando a otros continentes si no se toman medidas”.

A pesar de esto, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) explicó a finales de julio que “no hay pruebas de que la variante del clado I circule fuera de África central”. Por eso, aseguró que en la Unión Europea el riesgo de infección con esta versión del virus “sigue siendo bajo para la población general y moderado entre los grupos de mayor riesgo, como las personas que tienen múltiples parejas sexuales y algunos hombres que tienen relaciones sexuales con hombres”. Esta vez, en el caso del nuevo clado y de momento, la transmisión sexual en RDC parece afectar en su mayoría a relaciones heterosexuales.

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