Buenas noticias para el sector del cannabis. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a la ONU que retire esta planta de la Lista IV de su Convención de Estupefacientes de 1961, la que engloba las sustancias más peligrosas y sin valor medicinal, y la pase a la Lista I, con un control menor y a la que se reconocen propiedades terapéuticas. Se abre la puerta a la regulación en España del uso del cannabis con fines terapéuticos. El recreativo no se verá afectado.
Esta medida supondrá, si la aprueba Naciones Unidas (que es lo más probable dado que la OMS es su asesora en temas sanitarios), que se acaban los argumentos que la mayoría de estados, incluyendo el español, aducen habitualmente para no regular el cannabis con fines medicinales. La ONU tenía previsto abordar el tema en su próxima reunión al respecto en marzo, pero el retraso de la OMS en emitir su recomendación, esperada para finales de 2018, podría implicar que Naciones Unidas lo posponga a su vez hasta 2020.
“Es un hito. Han evaluado toda la evidencia disponible sobre el valor medicinal y los daños relacionados que pueda tener el cannabis [y reconocido su valor terapéutico]. Supone un gran avance para el cannabis en política internacional y una victoria de la evidencia sobre las falacias políticas que se han dicho estos años sobre el hecho de que el cannabis no tenía usos médicos”, valora Bernardo Soriano, de SF Abogados y portavoz de la plataforma Regulación Responsable, partidaria de la legalización integral del cannabis.
Francisco Azorín y Héctor Brotons, del estudio jurídico Brotsanbert, coinciden y añaden: “No le queda opción al Estado [más que regular el uso terapéutico del cannabis] una vez que la OMS lo ha reconocido”.
Este diario ha preguntado al Ministerio de Sanidad acerca de la recomendación de la OMS y cómo puede afectar a la legislación española, pero no ha obtenido respuesta.
El cambio de postura
En una carta del director general de la OMS, Tedros Adhanom, al secretario general de la ONU, António Guterres, adelantada por el HuffPost, la Organización Mundial de la Salud explica que su Comité de Expertos en Drogodependencias (ECDD, en sus siglas en inglés) ha analizado el cannabis y otras sustancias derivadas de él y sus propiedades y propone retirar la planta y sus derivados de la Lista IV de fiscalización, reservada a sustancias “muy peligrosas y sin valor médico alguno o muy limitado” e incluir algunos de sus principios activos, como el THC o el CBD, en la Lista 1.
Respecto a este último compuesto, el CBD, que no tiene propiedades psicoactivas, la OMS propone incluir una nota al pie que diga que los “preparados que contengan predominantemente CBD y no más del 0,2% de THC [este componente sí tiene efectos psicoactivos] no estén bajo control internacional”. Con este cambio de postura, el primero de la OMS respecto a una sustancia considerada droga, viene a zanjar las dudas que se planteaban respecto a las propiedades terapéuticas del cannabis.
Es el caso del Gobierno español, sin ir más lejos. Hace apenas dos semanas, el Ministerio de Sanidad respondía al diputado de Ciudadanos Francisco Igea que “a nivel mundial, la eficacia terapéutica y seguridad de los tratamientos del cannabis se estudia en la actualidad y todavía no existe una decisión al respecto” y se remitía a este dictamen de la OMS, que todavía no se había hecho público, para justificar que no se planteaba por el momento estudiar una regulación.
Ahora la OMS zanja el debate y reconoce el valor terapéutico de la planta. Está demostrado que funciona para aliviar dolor en general, abre el apetito a personas en tratamientos de cáncer, alivia la espasticidad en pacientes de esclerosis y “pone una base regulatoria con el respaldo de la OMS para que los Estados puedan regularlo”, explica el abogado Soriano.
El melón por abrir
Cuando la ONU incorpore esta recomendación los Estados tendrán el aval para seguir el camino que han marcado decenas de países que se habían saltado la Convención hace tiempo, como Alemania, Israel, muchos estados de EE UU o Canadá con el uso medicinal y, más recientemente, países como Canadá o Uruguay con la regulación integral.
La última pata de este cambio de postura es que el cambio de Lista del cannabis puede suponer un alivio para los investigadores. Por un lado, porque con la prohibición los Estados no tenían una política de investigación pública como tal y los investigadores tenían que buscarse la vida por su cuenta y sufrir el papeleo que implica lidiar con una sustancia fiscalizada por la ONU, explican desde el despacho Brotsanber.
También es más complicado, a la hora de realizar ensayos clínicos, encontrar el material específico con las características que el investigador quisiera (plantas o algunos de sus componentes, con más THC o más CBD, por ejemplo) y de una manera constante. El doctor José Martínez Orgado, jefe de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos e investigador con cannabis, explicaba: “Cuando coges una planta, sacas la yerba y la inhalas, ¿qué estás inhalando? ¿Cuánto THC, cuántos terpenos, cuánto CBD? No se puede saber exactamente qué se está tomando. Y eso es un problema cuando investigas, tienes que saber qué estás investigando y de qué está compuesto. Es como si haces una dieta sin saber cuántos hidratos o proteínas tiene la comida que ingieres”. La regulación, si llega, también les ayudará a ellos a obtener productos más fiables y eliminar la burocracia.
La recomendación de la OMS no afectará a la regulación del cannabis recreativo. De hecho, la Convención de la ONU establece en su artículo VII que para los productos en la Lista I, a la que pasará el cannabis, se prohibirá “todo uso, excepto el que con fines científicos y médicos muy limitados hagan personas debidamente autorizadas en establecimientos médicos o científicos que estén bajo fiscalización directa de sus gobiernos”.