La ONU avisa de que nadie está ya a salvo de los daños de la crisis climática causada por la humanidad

Raúl Rejón

9 de agosto de 2021 09:59 h

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Ninguna región, ninguna población, ningún mar en la Tierra está ya a salvo de los daños que actualmente provoca el cambio climático. La subida del nivel del mar, las olas de calor, sequías y tormentas “sin precedentes en siglos” están “inequívocamente” asociadas a las actividades humanas que causan el calentamiento global, según la última evaluación científica del Panel Internacional de Expertos, el IPCC.

Este informe, “basado en la física”, debe servir, en teoría, para orientar las políticas climáticas. El grupo de 240 científicos de 66 países ha comprobado que la alteración del clima que ha provocado la humanidad ha alcanzado tal inercia que “la temperatura global continuará incrementándose hasta la mitad del siglo XXI” y que el objetivo del Acuerdo de París de contener ese recalentamiento en 2 o 1,5ºC se sobrepasará este siglo “al menos que se hagan profundas reducciones en la emisión de CO2 y otros gases invernadero en las próximas décadas”. Este trabajo es un encargo de los gobiernos inscritos en la ONU para ofrecer la mejor evidencia científica sobre el estado y la modificación del clima.

Uno de los redactores del informe, el director ejecutivo de Carbon Project, Pep Canadell, resume para elDiario.es: “Nadie está a salvo. Hemos comprobado que el calentamiento y la acidificación de los océanos ha llegado ya a más de 2.000 metros de profundidad”. Y añade que “no hay duda de que el calentamiento acumulado hasta ahora es debido a las actividades humanas. Eso no lo había dicho así de taxativamente nunca el IPCC”. El informe expone que “la influencia humana ha alterado el clima a un ritmo sin precedente en los últimos 2.000 años”.

Y, a medida que el clima cambia, “experimentaremos episodios sin precedente en cuanto a su magnitud, frecuencia, periodo y localización”, es decir, más grandes, más habituales y en momentos y lugares donde antes no se producían.

Canadell destaca que este documento “pasa de lo abstracto a lo tangible, A lo que afecta directamente a las personas”. Las sequías que empeoran las cosechas, las tormentas que provocan inundaciones, las olas de calor que matan a millares de personas y ceban súper incendios forestales en épocas y latitudes casi inimaginables.

Prácticamente todas las regiones geográficas en las que la ONU divide el mapamundi han visto cómo el calor extremo ha empeorado y la relación de este cambio con las actividades humanas. 41 de 45 regiones están en la zona roja. La región mediterránea en la que está España ha empeorado y con la máxima probabilidad científica de que se deba al calentamiento inducido por los humanos.

También 19 regiones mundiales padecen mayores precipitaciones torrenciales (en este caso el Mediterráneo que abarca desde España a Turquía muestra un acuerdo bajo sobre el tipo de cambio que afecta). Ninguna región ha decrecido en este riesgo y faltan datos en otras 18.

Respecto a las sequías, agrícolas y ecológicas, el análisis explica que hay poco acuerdo o pocos datos para 32 regiones. Del resto, todas menos una muestran peor panorama que hace 15 años. Entre las que han incrementado sus sequías y con mayor probabilidad de que este fenómeno esté exacerbado por la “contribución humana”, aparece la región mediterránea.

Aunque la crisis climática es un fenómeno planetario, impacta de manera diferente en función de la zona del mundo que se observe. En la región mediterránea, los científicos han constatado el incremento de las sequías y prevén un aumento de la aridez y las condiciones para los incendios con un calentamiento de 2ºC (aceptado por el Acuerdo de París). Hay alta certeza de que España deba prepararse para una combinación nefasta de “temperaturas extremas, descenso de precipitaciones, mayor aridez, pérdida de nieve y subida media y máxima del nivel del mar”.

Cualquier límite de temperatura exige “emisiones netas cero”

El IPCC constata que esta deriva hace que extremos “no experimentados en el pasado” tendrán lugar de diferentes maneras. Por ejemplo, la subida del nivel del mar va a causar inundaciones marinas en ciudades que antes no tenían este peligro. Los grandes fuegos de bosques están arrasando cientos de miles de hectáreas en zonas árticas donde, hasta ahora, la probabilidad de estos desastres “era cuatro veces menor”.

Muchos aspectos del clima responden rápidamente a una subida de la temperatura global. Actualmente, el planeta está 1,1ºC grados por encima de lo que estaba en 1850-1900. Eso hace que los días más calurosos de cada década estén, de media, 1,2 grados más altos ahora. Las sequías se han multiplicado por dos y las lluvias torrenciales por 1,3. En un planeta 1,5 ºC más cálido, esas jornadas tórridas se irán a casi dos grados y las sequías aumentarán 2,4 veces. Habría un 10% más de ciclones intensos. En el límite máximo marcado en el Acuerdo de París de 2ºC de calor extra, los días de récord marcarán temperaturas 2,6ºC más altas, se padecerá el triple de sequías y casi dos veces más tormentas torrenciales.

Canadell avisa, además, de que la situación ha llegado a un punto en el que “la intensificación y la frecuencia de estos desastres van a aumentar muy significativamente casi hagamos lo que hagamos, hasta mitad de siglo. Luego puede parase si hay menos emisiones”. ¿Cuántas menos? “Cualquier estabilización del clima obliga a conseguir emisiones netas cero de CO2 para 2050”. Y darle un buen bocado a otros gases como el metano (CH4) o los óxidos de nitrógeno (NO).

Consecuencias de quemar combustible fósil a todo trapo

La acumulación de datos y evidencias que atestiguan cómo se está alternado y el clima y sus consecuencias para todas las poblaciones no para de crecer. Esta revisión muestra que “las emisiones de gases de efecto invernadero son responsables de, al menos, 1,1ºC del calentamiento generado en la Tierra desde 1900 y concluye que ”se espera que la temperatura global en los próximos 20 exceda, en promedio, los 1,5ºC“. ”Tenemos una imagen mucho más real lo que es esencial para comprender hacia dónde vamos, qué podemos hacer y cómo preparnos“, ha resumido la co-directora del grupo de expertos, Valérie Masson-Delmotte.

La concentración de CO2 en la atmósfera que ha generado la quema de combustibles fósiles ha provocado que la temperatura de la superficie se haya recalentado desde 1970 a 2020 más rápidamente que en cualquier otro periodo de 50 años de los últimos dos milenios. La superficie helada en el Ártico entre 2011 y 2020 alcanza el menor promedio desde, al menos, 1850. El retroceso al mismo tiempo que sufren los glaciares terrestres no se daba desde hace 2.000 años.

Y como colofón, el nivel medio del mar se ha elevado más velozmente desde 1900 que en cualquier otro siglo de los últimos tres milenios. El récord en 3.000 años.

Lo peor es que “muchos de los cambios debidos a las emisiones pasadas y futuras son ya irreversibles durante siglos o, incluso, milenios”. El nivel del mar seguirá ascendiendo con seguridad durante este siglo, sea cual sea el escenario analizado: con pocas, medias o muchas emisiones de CO2. En el mejor de los casos, la subida hasta 2100 irá entre 28 y 58 centímetros y en caso de que las emisiones sigan siendo altas el nivel se iría a más de un metro por encima del registrado entre 1994 y 2014.

En el largo plazo el mar mantendrá ese crecimiento durante miles de años a partir de ahora debido al calentamiento del océano y la fundición de hielo. “En los siguiente 2.000 años el mar llegará a elevarse 2 o 3 metros si el calentamiento global se limita a 1,5 ºC, llegará a los 2-6 metros si se detiene en 2ºC”. El investigador Canadell añade aquí que “a nadie le importa lo que va a ocurrir dentro de tanto tiempo. Hay problemas más acuciantes ahora. Pero explica el alcance de lo que se está produciendo: en cien años se ha condicionado cómo se conformarán las costas del planeta para los próximos dos milenios”.

Las ciudades amplifican los efectos del calentamiento global

Las grandes urbes han demostrado exacerbar los efectos del cambio climático en las ciudades. El IPCC explica que estos centros son más cálidos que sus alrededores por el efecto isla de calor. El fenómeno de la urbanización es responsable, al menos en parte, del mayor calentamiento que experimentan las ciudades, especialmente en las temperaturas mínimas: “Ha empeorado las temperaturas extremas, especialmente por las noches”, subraya el informe.

El modelo urbano va a amplificar el cambio de temperaturas “con independencia del contexto climático” en el que estén. Se esperan “grandes implicaciones” por la combinación del desarrollo urbano y los episodios extremos como las olas de calor. Además, se atribuye a un clima más cálido un empeoramiento en los niveles de ozono troposférico. En las ciudades costeras, como muchas urbes en España, “se espera que suban tanto las temperaturas como el nivel medio del mar”. Ese efecto combinado con la mayor probabilidad de precipitaciones torrenciales produce un mayor riesgo de avenidas e inundaciones. En España ese fenómeno es al que se le atribuyen más muertes por desastres naturales.

Tres factores contribuyen a que en la ciudades empeoren los efectos del cambio climático: la geometría de edificaciones altas que absorben más calor y que, al estar unas cerca de otras, dificultan la ventilación. Segundo, las actividades humanas que liberan calor como las calefacciones, los aires acondicionados y los motores. Y los materiales de construcción que “son muy buenos reteniendo el calor y, luego, expulsándolo”.