¿Qué opinas de las protestas de activistas climáticos en los museos?
Llevan meses intentando llamar la atención del mundo contra la utilización de combustibles fósiles; pero no lo habían conseguido hasta que el 14 de octubre dos jóvenes activistas climáticas del grupo Just Stop Oil lanzaron sopa de tomate contra Los Girasoles de Van Gogh, que exhibe la National Gallery de Londres. En mayo, un hombre lanzó una tarta contra La Gioconda en París mientras gritaba consignas para salvar el planeta. En julio, en Londres, varios activistas usaron pegamento rápido para adherir sus manos a los marcos de obras maestras, entre ellas El carro de heno de John Constable y Melocotoneros en flor, de Van Gogh. En Múnich, se pegaron al marco de La masacre de los inocentes de Rubens. En Italia, las obras de los Uffizi, en Florencia, y las de los Museos Vaticanos también han sufrido ataques.
Pero tuvo que chorrear sopa de tomate sobre un Van Gogh para que la opinión pública mundial prestara atención. Este sábado le ha tocado el turno al Museo del Prado y los cuadros de Las Majas, de Goya. Estas acciones han atraído finalmente la atención mundial y también han desatado fuertes críticas, incluso desde ciertos sectores ecologistas.
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