El Opus asume en su Congreso nuevos casos de abusos y admite: “No hemos sabido acompañar” a las víctimas
Los peores presagios se han cumplido. En pleno Congreso Extraordinario, que habrá de dilucidar el futuro de la organización fundada por Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928, y 'degradada' por el Papa hace unos meses, el Opus Dei ha tenido que admitir hasta ocho nuevos casos de abusos a menores en su seno, esta vez en cuatro países latinoamericanos: Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, éste último desvelado en exclusiva por elDiario.es.
En un comunicado inédito por la contundencia de su petición de perdón, la Obra asume, “con dolor y respeto por las personas que han sufrido daños cometidos por fieles de la Prelatura”, que “en la Región del Plata (correspondiente a los países de Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina) hemos recibido denuncias fundadas contra ocho miembros: tres referidas a clérigos (dos ya fallecidos) y cinco a fieles laicos”. Hasta la fecha, el Opus Dei apenas había admitido los abusos en el 'caso Manuel Cociña', también desvelado por este medio, mientras que no ha sido capaz de hacerlo en el 'caso Gaztelueta', con condena en firme contra el pederasta, y reapertura del caso canónico ordenada por el propio Papa Francisco). Hace unos días elDiario.es publicó el caso de Francisco Ferro, víctima de abusos en Argentina que denunciaba que el Opus llevaba “24 años encubriendo” la agresión sexual que sufrió siendo un niño de 11 años.
“El reconocimiento de los males provocados nos lleva a un profundo pedido de perdón a cada persona agraviada y a una renovación del compromiso por la creación de ambientes seguros”, recalca la nota, que –en un lenguaje inusitadamente humilde para quienes han seguido la actitud de la Obra en otros casos– quiere “agradecer a las personas que han realizado las denuncias: con su testimonio han ayudado a esclarecer la verdad y nos han marcado el camino del necesario crecimiento personal e institucional. Confiamos también en que podamos contribuir, a pesar de nuestras evidentes limitaciones, a sanar sus heridas y a que recobren la paz”.
Con todo, la Prelatura insiste en que “en todos los casos se procuró reparar y acompañar a las personas afectadas en su proceso de sanación”, como, afirman, sucedió en los casos de Chile y España. Sin embargo, como publicó en su día elDiario.es, el Opus Dei forzó a la víctima a guardar silencio para poder cobrar su indemnización.
“Sentimos una enorme tristeza y lamentamos el profundo dolor de las víctimas, y admitimos que no siempre hemos sabido darle a cada uno el reconocimiento, acompañamiento y apoyo que buscaba y necesitaba. Esperamos sinceramente que la experiencia recogida en estos años y la escucha de las víctimas, junto con el refuerzo de las medidas de prevención, contribuyan a que este tipo de situaciones no se repitan”, admite el comunicado, en el que la Obra reitera “nuestro deseo de acompañar a las víctimas en el camino de reparación y sanación. Reafirmamos nuestro total rechazo a cualquier tipo de abuso y nuestro compromiso con la promoción de un ambiente seguro para niños, niñas, adolescentes y adultos vulnerables. Queremos, también, agradecer a quienes colaboraron en las investigaciones ayudando a esclarecer la verdad”.
Lo cierto es que, pese a los repetidos intentos por parte de la Obra de desgajar cualquier caso de abusos con el congreso extraordinario, que, desde este miércoles y hasta el domingo, lleva a cabo en Roma, existe un temor fundado a que los escándalos de abusos tengan su peso a la hora de que el Papa pueda reclamar un mayor control en el seno de la organización. Tanto el 'caso Gaztelueta' (cuya resolución canónica está por finalizar) como los abusos denunciados por elDiario.es en Argentina, que se suman a las polémicas denuncias de abusos psicológicos y de poder por parte de 42 mujeres, el 'caso Cociña' (el primer caso en el que la Obra tuvo que reconocer que un sacerdote de la prelatura había abusado de una persona a su cargo, destapado por elDiario.es) o distintos casos de bullying denunciados en otros lugares del mundo. De ahí una petición de perdón que nadie esperaba, y que ha sorprendido, incluso, a los participantes en el congreso.
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