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El Opus Dei asume una derrota en Torreciudad para intentar quedarse con los beneficios económicos del santuario

Misa presidida por Pérez Pueyo, acompañado del vicario del Opus Dei, este 20 de agosto, en Torreciudad. La imagen de Escrivá, a la izquierda

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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José Mairal es, desde este 1 de septiembre, y de manera oficial, rector de Torreciudad. El “santuario” (la denominación del lugar es una de las claves del conflicto), uno de los sueños del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer, es una de las muchas batallas que este annus horribilis está dando la Obra desde que el Papa Francisco aprobara el Motu Proprio Ad Charisma Tuendum, en el que recortaba el poder de la organización.

Un poder que se ha visto rebajado aún más con un nuevo movimiento del Papa Francisco contra la que es, al menos hasta ahora, la única prelatura personal de la Iglesia católica: desde el pasado 8 de agosto se ha asimilado a otras asociaciones clericales perdiendo, de facto, el poder omnímodo que le otorgó Juan Pablo II.

¿Por qué es importante este nombramiento? En primer lugar, porque Mairal es el primer rector de Torreciudad (Huesca) que no ha sido nombrado por el Opus Dei, y el primero que no pertenece a la prelatura. El vicario judicial de la diócesis de Barbastro-Monzón asumió este viernes las “responsabilidades pastorales” de Torreciudad, aunque la diócesis admitió haber recibido “en las últimas horas” una “propuesta de acuerdo sobre Torreciudad que el Obispado estudiará con diligencia y cariño” por parte del Opus Dei.

Y es que la Obra, inmersa en una profunda crisis interna y sin saber reaccionar a los últimos movimientos del Vaticano, apuesta ahora por aceptar –aunque sea a regañadientes– que sea la diócesis la que gestione todo lo relacionado con la pastoral del santuario mariano que cada año acoge a más de 200.000 peregrinos provenientes de todo el mundo, con el último objetivo de conservar su control económico.

El nombramiento de Mairal “no supone –y así consta en el decreto– injerencia alguna en la gestión interna, económica o civil de Torreciudad; se circunscribe a la dimensión pastoral y tendrá vigencia temporal, hasta que se regularice la situación canónica existente”, afirma la diócesis en su último comunicado, en el que reitera la “mano tendida” lanzada por el obispo, Ángel Pérez Pueyo, durante la última fiesta de Torreciudad, celebrada el pasado 20 de agosto y que contó con la presencia del vicario del Opus Dei en España, Ignacio Barrera, y donde, en un gesto de autoridad, el prelado cedió la homilía al que desde este viernes es el rector del santuario.

¿Supone esto el fin de la historia? Ni mucho menos. El gesto de aceptación del nombramiento de rector es tácito, pues formalmente la Obra mantiene los recursos planteados ante la Santa Sede para suspender cautelarmente el nombramiento de Mairal y para revocar cualquier decisión del obispo respecto al santuario. Tras él se se esconde la necesidad de conservar el control de todo lo que sucede en torno al complejo y sus alrededores, gestionados por una serie de empresas, propiedad de miembros del Opus Dei, que han ido cambiando en los últimos años. Estos entramados inclumplen, en opinión del Obispado de Barbastro-Monzón –que cuenta con el aval de la Conferencia Episcopal y de la Santa Sede– los términos del contrato firmado en 1962 en virtud del cual la Iglesia cedía la milenaria imagen de la Virgen de Torreciudad y la ermita a perpetuidad al Opus Dei. La condición era que se cumplieran ciertas cláusulas que, de acuerdo con la diócesis, no se cumplen.

Actualizar la situación canónica, jurídica y pastoral

Respecto a la polémica de la cesión de la ermita, la diócesis recuerda en su comunicado de este jueves que fue en 2020 cuando la prelatura “solicitó al Obispado de Barbastro-Monzón la novación del contrato de cesión de la ermita y la imagen de la Virgen de Torreciudad, propiedad ambas del Obispado”. Tras el análisis del contrato de 1962, así como de posteriores acciones en los últimos 60 años, “el equipo jurídico del Obispado convino en la imposibilidad de realizar la novación en los términos solicitados y en la necesidad de actualizar la situación jurídica, canónica y pastoral entre las partes”.

En el fallo del recurso presentado ante la misma diócesis contra el nombramiento de rector, al que ha tenido acceso elDiario.es, el Obispado explica algunos de los problemas que, conscientemente, el Opus Dei ha tratado de orillar durante todos estos meses. Entre ellos, el hecho de que el templo de Torreciudad, erigido por la Obra en 1973, no tiene la categoría de santuario, sino de “oratorio” lo que le impediría, en virtud del Derecho Canónico, organizar o recibir peregrinaciones masivas, como lleva haciendo desde hace décadas.

Para ser reconocido como santuario, tendría que depender de la diócesis y no de una organización, que es lo que ha pretendido el Obispado con el cese del anterior rector, Ángel Lasheras (cuyo nombramiento es calificado por la diócesis en su fallo al recurso del Opus como “inválido”). En el caso de Torreciudad, además, el objetivo último sería su conversión en ‘santuario internacional', colocándolo al nivel de los grandes centros de peregrinación marianos del mundo, como Fátima, Lourdes o Guadalupe, con los posibles beneficios económicos y turísticos que vendría aparejado y que, según distintas fuentes, son el auténtico objetivo de la ofensiva del Opus Dei por el complejo (además del componente sentimental de ser el lugar señalado por Escrivá de Balaguer).

En su fallo, y echando mano de los dos últimos Motu Proprio del Papa, el obispo concluye que el Opus Dei “tiene el estatuto de estructura de carácter administrativo, no jerárquico”, lo cual impide a la Obra “de forma definitiva” postularse como autoridad pastoral del complejo.

Aunque el templo edificado por el Opus Dei en Torreciudad es propiedad de la Fundación canónica Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, “la jurisdicción sobre el santuario mariano y sobre las actividades apostólicas desarrolladas en su entorno corresponden exclusivamente al Obispo, pues no hay que confundir propiedad privada (material) del oratorio del prelatura, con jurisdicción (canónica), que siempre es pública”, señala Pérez Pueyo, quien añade que “el Obispo, evidentemente, tiene también jurisdicción sobre los clérigos de la prelatura en tanto que ejercen el ministerio en la diócesis y en un santuario diocesano”.

¿Quién es el propietario de Torreciudad?

El otro gran conflicto está en el contrato de cesión de la imagen y la ermita-santuario de Torreciudad (que es lo que, jurídicamente, permite que se puedan hacer peregrinaciones porque, recordemos, el complejo construido por el Opus es canónicamente un oratorio). Un contrato que, como insiste la diócesis en su fallo a la cautelar presentada por el Opus, “es necesario y urgente aclarar y actualizar”.

“Al no haberse realizado la erección del nuevo templo como iglesia (...) ni haberse aprobado como santuario diocesano”, y al no existir estatutos aprobados por la diócesis, Torreciudad se encuentra “en un verdadero vacío legal”

¿Por qué? Porque el ‘oratorio’ propiedad del Opus no cumple con la función para la que fue construido, que era la de tener una iglesia abierta a todos los fieles (no sólo los de la Obra) y destinada a convertirse en un gran santuario, “cuya edificación precisaba el permiso expreso y por escrito del Obispo diocesano, y que tenía que ser dedicada o bendecida por él, normativa que no ha sido cambiada sustancialmente en el Código vigente”.

“Al no haberse realizado la erección del nuevo templo como iglesia según derecho, ni haberse aprobado como santuario diocesano, y conservar la condición de oratorio”, insiste el Obispado, y al no existir unos estatutos aprobados por el organismo competente (la diócesis) Torreciudad (y los clérigos del Opus Dei que viven allí) se encuentra “en un verdadero vacío legal”.

19,32 euros al año a perpetuidad

En cuanto al contrato suscrito en 1962, que preveía una cantidad ínfima (al cambio actual, 19,32 euros anuales) que el Opus Dei pagaba como cesión a la diócesis por el uso de la ermita-santuario y la imagen de la Virgen, la sentencia canónica recalca que el acuerdo sobre la ermita y “los terrenos adyacentes” (donde, según algunas fuentes, podría estarse planeando la construcción de complejos turísticos, sin el permiso del obispo) “no se estableció directamente” con el Opus Dei, “sino con una empresa inmobiliaria interpuesta (Inmobiliaria General Castellana, SA) y que posteriormente fue subrogado sin la autorización del Obispo a otra empresa distinta (Desarrollo Social, SA)”. Esto es: un cambio de propiedad, para que nada cambie, pues ambas empresas están vinculadas a miembros del Opus Dei.

Con todo, tras la nota de este jueves, y la última “propuesta de acuerdo” planteada por el Opus Dei, la diócesis “espera recibir en breve esa propuesta de estatutos” para cerrar el ‘caso Torreciudad’, al menos desde el punto de vista pastoral. En tanto, la Obra ha preferido, en esta ocasión, no emitir comunicado alguno, remitiéndose al enviado a mediados de julio, en el que amenazaba al obispo con emprender acciones legales que, al menos en el campo eclesiástico, permanecen. Tras perder el recurso en la instancia diocesana, la Obra ha planteado dos recursos ante la Santa Sede: uno de suspensión cautelar del nombramiento de nuevo rector –que no ha sido respondido, pues Mairal ya ejerce como tal- y otro de recusación de las decisiones del obispo, que deberá determinar la Signatura Apostólica. El mismo tribunal por cierto que, hace un mes, echó por tierra las pretensiones del mismo equipo jurídico para recusar al obispo de Teruel, José Antonio Satué, nombrado por el Papa Francisco juez del ‘caso Gaztelueta’, un caso de abusos por el que fue condenado un profesor miembro del Opus Dei en uno de los colegios emblema de la Obra en España.

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