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El debate ficticio en educación: promocionar de curso en la ESO con asignaturas suspendidas ya sucede

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Daniel Sánchez Caballero

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El miércoles pasado había un “acuerdo mayoritario” entre comunidades autónomas para finalizar el curso. El jueves a mediodía la frágil unidad se había roto: Madrid, Andalucía, Castilla y León, Murcia y Euskadi se desmarcaron del acuerdo. Los motivos de la disensión son diferentes según el caso. Las cuatro primeras, gobernadas por el PP (con Ciudadanos en Andalucía), alegando que no están de acuerdo con el “aprobado general”, aunque este no figura como tal en el acuerdo. Euskadi se distancia por una cuestión competencial.

Desde que se hizo público el acuerdo educativo la conversación en el sector se ha centrado en la evaluación, la promoción o no de curso, la titulación en Secundaria y el ínclito “aprobado general”. El problema que se están encontrando los profesores a la hora de concretar, al menos de momento, es que como el Ministerio de Educación no tiene las competencias el acuerdo solo es orientativo y deja muchas cuestiones en el aire que tendrán que resolver las comunidades con sus instrucciones.

¿Se podrá titular en 4º de la ESO o 2º de Bachillerato con asignaturas suspendidas? ¿Hasta dónde llega la “promoción general” que proclama la ministra, Isabel Celaá? ¿Cuál es el mínimo de materias no aprobadas con el que se podrá pasar de curso? De momento no hay respuestas.

Parte de las disensiones se basan en que hay regiones, como Madrid o Murcia, que exigen al Ministerio que fije con cuántos suspensos se puede promocionar y titular para que no haya diferencias entre comunidades. Sin embargo, aduce la ministra Isabel Celaá, el número de suspensos con los que la promoción en la Secundaria obligatoria viene fijado en la LOMCE, que sigue vigente: son dos, con carácter general. “En ningún caso se trata de modificar la norma básica, en este caso la LOMCE, que no es una competencia del Gobierno de España, sino del Congreso de los Diputados al ser Ley Orgánica”, según afirmó a este diario el pasado jueves.

Y luego hay argumentos más defendibles que otros. Decía el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, que acusaba al Gobierno central de “lavarse las manos” porque “ha lanzado el mensaje de que cada Comunidad Autónoma puede hacer lo que considere oportuno. Puede haber comunidades donde nuestros hijos pasen de curso con cinco suspensos y otras, como Madrid por cierto, donde no se va a pasar con suspensos (...). En Madrid, nada de pasar con suspensos”.

La realidad, aparte de lo explicado que fija la LOMCE y ya se aplica en todo el Estado, es que Madrid realizó un desarrollo de la ley con el que permite, norma regional en mano, avanzar de curso con hasta cinco asignaturas suspensas. De hecho, sucede en todas las comunidades en distinto grado: el Ministerio de Educación recoge estadísticas sobre la promoción de curso con asignaturas suspendidas y Madrid la practica en cifras muy similares al resto del Estado: casi uno de cada cuatro alumnos (24,2%) promociona en 4º de la ESO con materias sin aprobar en la región. Murcia, otra de las disidentes, tiene en este apartado una tasa del 26,4% (aquí están los datos del ministerio).

¿Qué dice el acuerdo?

El acuerdo alcanzado entre el Ministerio de Educación y las comunidades ofrece unas líneas de actuación generales, con más ambigüedades que certezas, lamentan los profesores. Al final, como las comunidades tienen las competencias en educación, serán ellas las que le tengan que dar desarrollo en forma de instrucciones específicas para la evaluación y promoción que tendrán que enviar a los centros.

Dicho lo cual, el documento que saldrá publicado en el BOE habla de una evaluación continua, de una “promoción general” y de que “la titulación debe ser la práctica habitual para los alumnos de 4º de la ESO y 2º de Bachillerato”, según se lee en la nota que envió Educación. Además se acordó que el tercer trimestre se dedicará a “la recuperación, el repaso y el refuerzo de las actividades debidamente tutorizadas”.

La ministra Celaá ha intentado este viernes arrojar algo de luz sobre la cuestión. “No hay aprobado general”, ha rebatido. “La repetición puede darse en función de los resultados del alumno. Podemos tener alguno que pudiendo tener las condiciones adecuadas [para estudiar] ha venido no haciendo nada en el primer y segundo trimestre y no hará nada en el tercero”. Ese repetirá. Por contra, “habrá alguno que haya hecho mucho en los dos primeros trimestres, pero no podrá hacer casi nada en el tercero”. A ese, ha explicado, es al que hay que aplicarle la “promoción general”.

¿Qué pasa con las comunidades que se desmarcan?

Hasta como pronto el lunes, incertidumbre. Las cinco regiones que por distintas razones se han desmarcado del acuerdo alcanzado el pasado miércoles empezarán a explicar a la vuelta del fin de semana a sus docentes qué van a tener que hacer de cara al final de curso.

Sin embargo, desde el Ministerio de Educación recuerdan que aunque estemos en estado de alarma eso no significa que las leyes hayan dejado de estar vigentes, por lo que básicamente tendrán que acatar la LOMCE y seguir actuando como si nada de esto hubiera pasado. El acuerdo alcanzando el miércoles lo que hace es dar la cobertura legal a las regiones para que flexibilicen los criterios, recuerda el ministerio.

¿Cómo se evalúa, promociona y titula ahora?

Simplificado, y siempre hablando de Secundaria, la LOMCE establece que se puede pasar de curso con dos materias suspendidas (hasta tres de manera excepcional) si no son a la vez Matemáticas y Lengua (aunque incluso para esto hay excepciones, y siempre se basan en las consideraciones del profesorado). Para titular en Secundaria o Bachillerato sí hace falta tener todo aprobado, en principio (en Secundaria obligatoria puede ser más laxo según dónde).

La actual normativa vigente también establece que la evaluación será “continua, formativa e integradora” y que la decisión la toma el claustro, aunque también da poder al profesor sobre su propia asignatura.

Cómo evaluar este tercer trimestre (y todo el curso) se ha convertido en uno de los debates estrella. La ministra defiende que no se trata de un número de asignaturas suspendidas, sino de algo más general. “Estamos en las esencias, no se trata de asignaturas específicas. Se trata de evaluar al alumno en su totalidad, en su capacidad de desarrollo como ser humano. ¿Ha superado los objetivos generales de la evaluación?”, explica.

Y evaluar es todo un mundo. “No es lo mismo evaluar que calificar”, explica Raimundo de los Reyes, director de un instituto de Murcia y presidente de Fedadi, la federación de asociaciones de directores de instituto de España. “Evaluar es bastante más complejo que calificar un examen. De hecho, en según qué materias el examen apenas vale el 20% o 25% de la nota”.

Evaluar no es un profesor decidiendo a su libre albedrío, o en función de una nota, si el alumno aprueba o no. Para la evaluación de un alumno se reúne la junta de evaluación donde se escucha la opinión de los docentes sobre cada estudiante. José Miguel Martínez, docente en el Colegio Fuente de Oro de Cuenca, recuerda además que “cada centro tiene autonomía para establecer unos criterios de promoción del alumnado que se tienen en cuenta en la evaluación”.

¿Qué opinan los expertos?

De los Reyes cree que la adoptada es “la menos mala de las soluciones”. Pero, añade, “ahora es necesario que las administraciones flexibilicen los criterios con los que se evalúa la promoción y la titulación, y tienen que hacerlo con rango normativo, no vale un anuncio”.

Alberto Royo, profesor de Secundaria en Navarra, también opina que “la idea de que se tengan en cuenta sobre todo el primer y segundo trimestre es interesante, pero si eso significara aplicar una solución general para todos ya me genera más dudas”. Royo sostiene que es necesario analizar caso por caso.

“Me parece una solución lógica, aunque está por ver cómo la ejecutamos”, coincide Pilar de los Ríos, exdirectora de un instituto en Madrid durante muchos años.

Muchos profesores también creen que, más allá de las dudas que puedan tener en este momento ante la inconcreción de la evaluación, la polémica es algo artificial porque la evaluación es una cuestión que implica muchos elementos y con dos tercios de curso ya dados de manera presencial los docentes suelen tener una buena idea de cómo va cada alumno.

“Contamos con el conocimiento de dos trimestres, hemos seguido trabajando con ellos estas semanas”, explica De los Ríos. Royo añade: “Ya está bastante claro qué alumnos se han hecho merecedores de tener una evaluación positiva y cuáles no, lo que tenemos que hacer es intentar aprovechar esta etapa para recuperar a todos los que podamos, pero sin hacer tabla rasa”. En el colegio de Martínez, en abril tienen que elaborar un documento con los alumnos candidatos a repetir. “Ya se sabe a estas alturas, esto se ve”, cuenta.

El director De los Reyes lanza la misma idea que Royo y también cree que se puede hacer de la necesidad virtud con el acuerdo alcanzado. “Tenemos un trimestres en el que si lo hacemos bien podemos recuperar y a veces mejorar a algunos alumnos [que no han trabajado mucho durante el curso]. Quien quiera aprobar tiene ahora dos meses para recuperar, como si te pusieran clases telemáticas en verano”.

La repetición como último recurso

Respecto a la repetición, explican los profesores, ya se intenta durante todo el año que sea la última medida. “Esto no es nuevo”, se sorprende Martínez con la polémica. “Siempre ha sido así, lo que pasa es que las noticias llegan como llegan”, coincide De los Ríos. Royo recuerda que “ningún profesor tiene intención de que su alumno repita, lo que queremos es que aprendan”.

Este profesor de Navarra cree que el problema es de concepto y que el debate está algo distorsionado. “Valoramos el éxito o el fracaso escolar como el hecho de que un alumno promocione o no, pero un fracaso también es que un alumno promocione pero no sepa lo suficiente. El éxito es que aprenda”, explica.

De los Ríos recuerda, quizá de manera un poco redundante porque ya es la tónica general, que los alumnos que tengan que repetir ahora son “los que lleven un desfase tan grande que al hacerle pasar de curso le imposibilite seguir con garantías el curso siguiente y entonces le perjudique más avanzar que repetir”.

Raimundo de los Reyes desliza que, pese a que el criterio con la repetición ya es que sea la última opción, “si se sigue la filosofía del acuerdo se debería levantar la mano” con las condiciones en que se repite.

De momento solo hay declaraciones, voluntades y opiniones. También ruido y falta de unidad, al menos en la superficie, porque la ministra sigue defendiendo que todas las regiones están de acuerdo con el espíritu de lo pactado, aunque algunas se esmeren en disimularlo. Los detalles se conocerán cuando se publique el acuerdo en el BOE y después con las instrucciones específicas derivadas del mismo que desarrollen las consejerías de Educación.

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