Los resultados individuales de la Encuesta de Empleo de Tiempo del Instituto Nacional de Estadística (INE) analizados por elDiario.es permiten dibujar el porcentaje del tiempo compartido con los allegados en cada etapa de la vida, desde los 10 hasta los 90 años. Estos datos contienen información de los acompañantes en diferentes franjas del día pero no detallan con quién estamos en los momentos en que se está durmiendo, por lo que no se incluye la compañía de esas horas en los porcentajes mencionados en este artículo. Puedes consultar la metodología aquí.
Durante la infancia pasamos gran parte de nuestro tiempo con los padres. Los amigos y compañeros les relevan durante la adolescencia y los primeros años de la juventud, una etapa en la cual también empezamos a pasar más tiempo solos. A partir de los 30 años, la pareja y los hijos son los acompañantes principales de la mayoría de la sociedad, que reduce el tiempo dedicado a las personas de fuera del hogar. Pero la prole abandona el nido y en la madurez con quien pasamos más tiempo vuelve a ser la pareja. Cuando llegamos a las edades más avanzadas, la mayor parte del tiempo lo pasamos solos.
No obstante, si tenemos en cuenta variables coyunturales como el género, la estructura familiar o el nivel de ingresos, se aprecian diferencias considerables. Una de las más significativas es la brecha entre hombres y mujeres que se observa en el tiempo que pasamos con los distintos grupos en varias etapas de la vida.
Una brecha que se muestra principalmente en los cuidados. Mientras que las mujeres pasan más tiempo con los hijos cuando son pequeños, los hombres dedican más parte de su día a estar con amigos y compañeros de trabajo. Especialmente entre los 20 y los 40 años, tal y como se observa en el gráfico anterior.
La diferencia se hace más grande si solo cogemos a las personas que viven en hogares con niños y adolescentes. En estas familias, las mujeres pasan casi un tercio del día con los menores de hasta diez años hasta cumplir los 40. Los hombres, en cambio, les dedican menos de una cuarta parte de su tiempo. Cuando los hijos entran en la adolescencia y los progenitores ya tienen entre 41 y 55 años, ambos sexos reducen el tiempo que comparten con ellos, pero siguen siendo las mujeres las que les ven más: un 18% de su tiempo, frente al 13% de ellos.
También pasan más tiempo con sus hijos las personas que se dedican a las tareas del hogar, frente a los desempleados o los ocupados. El tiempo compartido en familia también cambia según si eres rico o pobre: cuanto más aumenta la renta familiar, más disminuye el tiempo que los padres pasan con sus hijos. Todas estas brechas se muestran en el siguiente gráfico.
¿Hay tiempo para los amigos?
Cuando entramos en la edad adulta se acentúan las diferencias en el tiempo fuera del entorno familiar según los perfiles de cada persona. Entre los 30 y los 60 años no existe una brecha de género en el tiempo que pasamos sin compañía - tanto hombres como mujeres estamos solos un 20% del día -, pero sí la hay si nos fijamos en el tiempo dedicado a otros conocidos. Los hombres, mientras que dedican menos horas a sus hijos, pasan más tiempo con personas de fuera del núcleo familiar, como amigos y compañeros del trabajo.
Los desempleados y las personas que realizan tareas del hogar pasan un porcentaje mucho menor de su tiempo con gente de fuera del núcleo familiar en comparación con los que tienen un empleo. En cambio, los dos primeros grupos están una mayor parte del día solos, a diferencia de los que tienen un trabajo remunerado.
Por nivel de ingresos, a más renta aumenta el tiempo compartido con personas de fuera del hogar a la vez que disminuyen las horas en soledad. Por encima de todos estos grupos, las personas que viven solas son las que pasan más tiempo sin compañía (un 35% del día) como con amigos y conocidos (otro 29%).
La vejez, una etapa de soledad
A partir de la edad de jubilación aumenta el tiempo sin compañía. Las personas de más de 65 años pasan al menos una cuarta parte del día solos. Sin embargo, este porcentaje también varía según las características de cada persona y de su entorno.
Las mujeres mayores pasan más tiempo solas que los hombres de la misma edad. Esto sucede principalmente porque ellas tienen una esperanza de vida más elevada que ellos. El tiempo sin compañía de las parejas, con o sin hijos en el hogar, es la mitad que el de las personas que viven solas. También se observa que las personas con menos ingresos son las que pasan más tiempo solas, igual que aquellos que viven en municipios más pequeños. Todos los detalles se pueden ver en el gráfico que se muestra a continuación.
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Los datos analizados en esta información provienen de la última Encuesta de Empleo de Tiempo (2009-10), publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2011. Se han extraído los microdatos del cuestionario diario de actividades rellenado por más de 11.500 viviendas.
En este sondeo, los encuestados deben indicar para cada actividad realizada a lo largo del día si estaban acompañados o solos, sin que eso implicara estar haciendo una actividad conjuntamente.
En caso de tener compañía, las opciones de clasificación eran: padres, pareja, menores de diez años con los que se convive (como los hijos), otros miembros del hogar (como los hijos mayores de diez años, pero también hermanos, tíos o otras personas con las que se conviva y que no formen parte de las categorías anteriores) o otros conocidos (de fuera del núcleo familiar, como amigos o compañeros de estudio o trabajo).
Cabe mencionar que no se ha rellenado el campo de la compañía para el tiempo que se pasa durmiendo. Para los cálculos de los porcentajes sólo se han tenido en cuenta las respuestas que detallaban la compañía entre el total del tiempo, por eso los datos pueden no sumar 100% en cada franja de edad, ya que faltaría añadir la compañía en las horas de sueño.
Además, se trata de una pregunta multirespuesta - hay casos en que los encuestados marcan dos categorías en la misma franja horaria, como pareja e hijos - pero se han contado por separado los valores de cada grupo. Por eso los porcentajes no son acumulables y pueden incluso superar el 100% en algunos casos.
En los gráficos de líneas se muestra la media de los porcentajes de los últimos tres años.