Los países prometen proteger un tercio del planeta para frenar las extinciones masivas

Raúl Rejón

19 de diciembre de 2022 11:05 h

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Los casi 200 países que han participado en la Cumbre de la Biodiversidad, COP15, han prometido por escrito que se conservará el 30% del planeta para frenar la desaparición acelerada de especies. Un tercio de todos los ecosistemas terrestres, acuáticos, costeros y marinos “en especial los de particular importancia”, según el acuerdo alcanzado este lunes en Montreal (Canadá).

El compromiso da a todos los estados participantes en la conferencia ocho años para implementar ese blindaje natural. No existen, eso sí, mecanismos sancionadores para las partes que no cumplan. El objetivo final es que en 2050 se haya detenido la extinción de las especies ahora amenazadas y reducido diez veces la tasa de desaparición global actual.

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera –que ha participado en las negociaciones– ha celebrado el resultado final: “Por fin conseguimos acordar un marco global que oriente nuestros esfuerzos”.

España tiene actualmente un 36% de su superficie terrestre con alguna figura de protección, pero el trabajo está en el mar donde ese porcentaje está en el 12,3% .

La idea de la COP15 era crear un marco legal para atajar la crisis de biodiversidad que se ha acelerado como nunca por la acción de humana. El acuerdo incluye objetivos más o menos generales a los que se han adherido los países. Así, se ha prometido reducir la contaminación “de cualquier origen” hasta niveles que no sean dañinos para las especies o los ecosistemas para el año 2030.

Entre los contaminantes señaladas concretamente está: “Rebajar [para 2030] a la mitad los nutrientes perdidos en el medio ambiente”, es decir, los fertilizantes utilizados en la agricultura intensiva; y también dejar “al menos al 50%” los riesgos asociados a los pesticidas y químicos altamente peligrosos.

También se menciona el daño de las especies exóticas invasoras que deberán estar “erradicadas o controladas en lugares prioritarios”, en 2030 además de recortada la introducción o establecimiento de “otras especies potencialmente invasivas” en un 50%.

El acuerdo se compromete a que la recolección y comercio de especies silvestres sea “sostenible, segura y legal además de minimizarse la sobrexplotación y los impactos en las especies que no son objeto comercial”. Una referencia, aunque no directa, a la pesca industrial.

“Es un acuerdo con claroscuros”, analiza el encargado de gobernanza ambiental de SEO-Birdlife, Juan Carlos Atienza. “Acordar la protección del 30% de los ecosistemas es un éxito, pero no incluir objetivos cuantitativos sobre el freno a la desaparición de especies hará tremendamente complejo hacer un seguimiento de su cumplimiento”.

Para Ecologistas en Acción, “se ha perdido una oportunidad” porque, en su opinión, “no aborda la raíz de las causas de la pérdida de biodiversidad”. Y contraponen que era “más importante” que un porcentaje de áreas protegidas que se defiendan efectivamente. “Si proteger el 30 % de los espacios naturales permite destruir el 70% es evidente que no es un buen acuerdo”.

Respecto a la factura de proteger la naturaleza, este nuevo marco dice que se “movilizarán” 200.000 millones anuales antes de 2030. En esa bolsa, los países desarrollados deberían aportar 20.000 millones dólares anuales a partir de 2025 para los países con menos recursos y llegar, al menos, a 30.000 millones a partir de 2030.

“Es insuficiente”, afirma Atienza que, además, critica que se admitan “todas las fuentes de financiación entre las que podría estar el turismo de masas”, remata.