“No sabemos qué va a pasar, la verdad”. La perplejidad cunde entre los responsables de los 70 seminarios españoles, que este fin de semana se enteraron, casi de casualidad, de que el Papa Francisco ha ordenado una inédita “visita canónica” a los centros de formación de los futuros sacerdotes de nuestro país. Una investigación que tendrá lugar en enero y en febrero “a propuesta del Santo Padre”, tal y como ha admitido la Conferencia Episcopal en una nota, sin dar más detalles.
Oficialmente, la visita “busca conocer la puesta en marcha de la Ratio Fundamentalis”. Se trata de una “nueva norma que busca cambiar el modelo de formación de seminaristas, apartándolo del rigorismo de épocas pasadas, y trabajando por el cierre de centros con menos de cinco candidatos, o la redimensión de otros seminarios con varios cientos –en España, solo los Redemptoris Mater, gestionados por los kikos– en los seminarios españoles y el impulso en la formación de los seminaristas que se deriva de ella”. Los encargados de la investigación serán dos obispos uruguayos: Milton Luis Tróccoli, obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas, y Arturo Eduardo Fajardo, obispo de Salto.
Uno de los cleros más conservadores
La visita canónica se produce después de que los obispos españoles hayan sido incapaces de ponerse de acuerdo a la hora de modificar la forma en que estudian los futuros sacerdotes. Y es que el clero de nuestro país es conocido en Roma como uno de los más conservadores, y sus seminaristas, de los más apartados de la práctica pastoral en parroquias. En diócesis como Getafe, por ejemplo, los seminaristas viven en el Cerro de los Ángeles, distante a cuatro kilómetros de cualquier centro urbano, y se pide a los nuevos sacerdotes que sigan haciéndolo durante, al menos, los dos primeros años. “Son prácticas que fomentan la uniformidad, la separación del clero del resto de fieles y una cierta guetización”, explica a elDiario.es uno de los responsables de seminarios españoles, que pide expresamente omitir su nombre por temor a represalias.
Desde hace varios años, además, la Comisión de Clero y Seminarios de la Conferencia Episcopal omite dar datos de seminaristas por diócesis. Las cifras recabadas por elDiario.es hablan de un desplome en el número de vocaciones al sacerdocio que, por primera vez desde que se tienen registros, podría estar por debajo del millar de candidatos, una cifra ridícula para asegurar el relevo generacional teniendo en cuenta que en España hay, al menos, 23.000 parroquias. Una cuarta parte de los seminaristas, además, pertenecen al Camino Neocatecumenal (auténtica cantera de seminaristas en España) y al Opus Dei, lo que ha desatado las alarmas en el Vaticano.
La Ratio aprobada por la Santa Sede hace ahora seis años plantea, entre otras cuestiones, cambios en la formación de los futuros sacerdotes, que ha de contemplar no solo la educación en Teología y Moral Dogmática, sino también apostar por cuatro grandes dimensiones: humana, intelectual, espiritual y pastoral.
También se ha solicitado incluir la educación afectivo-sexual en unos centros demasiado centrados en una dinámica, apuntalada por los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI (de hecho, la apuesta por unos seminarios conservadores partió hace ahora 40 años, con la histórica primera visita de Wojtyla a nuestro país), de defensa de los valores tradicionales y la concepción del clérigo como un ser superior. Aspectos duramente criticados durante el Papado de Francisco, quien en más de una ocasión ha denunciado que el gran cáncer de la Iglesia es el “clericalismo”.
La otra gran cuestión planteada por el Vaticano es la necesidad de un mínimo de jóvenes en un seminario para asegurar que pueda haber vida comunitaria, algo que solo sucede en las diócesis catalanas que, conscientes de la escasez vocacional, plantearon hace años la creación de seminarios interdiocesanos. El propio Francisco, durante un encuentro que mantuvo la pasada semana con seminaristas italianos, advirtió de que el número ideal de un seminario está entre 25 y 30 jóvenes.
Otra de las cuestiones que plantea es la necesidad de un mínimo de jóvenes en un seminario para que pueda haber vida comunitaria. En caso contrario, el documento propone explorar las vías de los seminarios interdiocesanos y de enviar a los seminaristas a otro más grande. Esto va muy en línea con lo que afirmó el Papa Francisco a un grupo de seminaristas de Roma hace unos días, cuando dijo que un seminario de cinco candidatos “no es un seminario, sino un movimiento parroquial”. Con los datos en la mano, tal y como recalcaba Religión Digital, solo 25 de los 45 seminarios españoles (el 55% del total) tienen cinco o menos seminaristas, mientas que solo 10 seminarios tienen un número superior a 30 seminaristas.
“El seminario debe tener un número moderado, entre 25 y 30. Si son 200, divididos en pequeñas comunidades: un número humano de grupo, de comunidad, eso es importante. Los grandes seminarios, de 300 personas, ya no van. Eran la expresión de otra época. No. Pequeñas comunidades en las que se trabaja, sino pequeñas comunidades incrustadas en una más grande”, recalcó Bergoglio, advirtiendo contra los grandes seminarios.
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