El Papa pone en marcha la maquinaria diplomática vaticana para abrir otra vía de diálogo con Rusia
¿Llamará el Papa Francisco a Vladímir Putin? De momento, es solo un rumor que circula, cada vez con más fuerza, en los pasillos vaticanos. En los últimos días la diplomacia vaticana se ha puesto a trabajar a fondo para intentar frenar la escalada de la violencia en Ucrania.
El pasado domingo, Francisco –que sigue sin citar directamente a Rusia en sus discursos públicos– se ofreció para mediar en el fin de las hostilidades. “La Santa Sede está dispuesta a todo, a ponerse en camino por la paz”, dijo Bergoglio al término del Angelus, en el que anunció que enviaba a dos de sus cardenales de mayor confianza a Ucrania. Dicho y hecho: el limosnero papal, cardenal Konrad Krajewski, llegaba ayer a Lyiv, mientras que Michael Czerny máximo responsable del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral –el 'ministerio social' del Vaticano– se encuentra en la frontera con Rumanía, organizando la ayuda a los refugiados ucranianos, antes de entrar en el país y tratar de llegar a Kiev. Ninguno de los dos tiene fecha de regreso, pero sí una indicación clara: hacer cuanto sea posible para unir a los líderes religiosos y políticos para clamar por un alto el fuego desde el terreno.
Por el momento, Bergoglio visitó la embajada de Rusia ante la Santa Sede, y ha mantenido conversaciones telefónicas con el embajador de Ucrania ante el Vaticano y con el presidente de ese país, Volodímir Zelenski. Francisco incluso podría estar dispuesto a viajar a Moscú a encontrarse con Putin y con el patriarca Kirill, el único líder religioso mundial que no sólo no ha condenado los ataques, sino que los ha justificado, esgrimiendo razones como que Occidente ha perdido sus valores y se había convertido “en un desfile gay”. De momento, la llamada al presidente ruso no se ha producido, pero sí un primer diálogo entre los números dos de ambos países: el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serghei Lavrov.
Durante la conversación telefónica, tal y como apunta la Santa Sede, el cardenal reclamó el fin de los combates, y reiteró “la disposición de la Santa Sede a participar en cualquier tipo de mediación que se considere útil para fomentar la paz”. En lo concreto, Parolin exigió a Lavrov “que se ponga fin a los ataques armados, que se establezcan corredores humanitarios para los civiles y los equipos de socorro, y se sustituya la violencia de las armas por la negociación”. Por su parte, el entorno de Lavrov explicó que el ministro informó a Parolin de “los motivos rusos en relación con las causas y los objetivos de la operación militar especial llevada a cabo en Ucrania”.
Desde Ucrania, el cardenal Krajewski se encontró ayer con Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, padre y jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana (UGCC), y el arzobispo Mechyslav Mokshytsky, metropolitano de Lviv de la Iglesia católica latina de Ucrania (RCC), y que logró saltar el cerco de Kiev para llegar a Lyiv. Durante la reunión se produjo una llamada telefónica de Francisco, quien ofreció todo el apoyo que pueda dar para frenar la guerra y ayudar a la población ucraniana.
Muchos credos, la misma oración
Este martes, en Lviv, el limosnero del Papa se reunió también con el arzobispo greco-católico Sviatoslav Shevchuk y este jueves el cardenal Krajewski compartirá un momento de oración con él y con los líderes de las distintas confesiones que tengan la posibilidad de hacerlo. “Sabemos que la fe –dice– puede mover montañas, así lo leemos en el Evangelio, y estamos seguros de ello. Creo que lograremos detener esta guerra precisamente con nuestra oración, con nuestra fe”.
“El Papa Francisco quiere estar presente en persona a través de su enviado. Y este es el objetivo de su visita”, señaló Shevchuk, quien viajará junto a Krajewski a visitar los barrios asolados por los bombardeos y a las personas que huyen, sin saber si encontrarán salida a través de los corredores humanitarios.
“Estoy en los alrededores de Leópolis, por razones de seguridad no diremos dónde”, ha explicado el cardenal. “Aquí es donde llegan las grandes ayudas de la Comunidad Europea a través de Polonia. Todo se descarga en grandes depósitos y de aquí salen los camiones hacia Kiev, hacia Odesa, hacia el sur del país”. La buena noticia, dice el cardenal Krajewski con satisfacción, es que “toda esta ayuda sigue llegando a su destino, a pesar de los bombardeos”. Así se lo han confirmado los obispos de Kiev, Odessa, Karkhiv y el mismo nuncio apostólico, con quien está en contacto.
El limosnero ha pedido expresamente “reunirse con los refugiados y con todas las víctimas de la guerra”. En este sentido, el apoyo del Papa ha sido especialmente práctico: “Aquí tienen dificultades para encontrar gasóleo y por eso, a través de la Limosinería, el Santo Padre ha pagado muchos viajes de los camiones, de los grandes camiones, que traen la ayuda humanitaria a Ucrania”, ha explicado.
Este jueves, además, los líderes religiosos organizarán una oración conjunta por la paz en el país. Y es que, como explicó el cardenal Tagle, responsable de los misioneros de todo el mundo, y que se encontraba este fin de semana en Barcelona, “parte de la diplomacia debe ejercitarse a través de las iglesias ortodoxas”. Francisco, por su parte, “está tratando de mediar de forma muy personal, a través del contacto con los líderes políticos y religiosos”.
Por su parte, el cardenal Czerny, desde la frontera, se comprometió a intentar entrar en Ucrania, “pero esto dependerá de cómo evolucione la situación”. “La Santa Sede está dispuesta a todo, a ponerse al servicio de esta paz. Mi misión en Ucrania es un signo de esta voluntad y mi tarea es llevar la presencia y la cercanía del Papa y de todo el pueblo cristiano a aquellos que sufren”, explicó.
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