El Papa toma el control de Torreciudad, el 'santuario' del Opus Dei fundado por Escrivá de Balaguer
El Papa Francisco toma el control de Torreciudad. Dos semanas después de que lo pidiera el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, la Santa Sede toma las primeras medidas en Torreciudad, y ha nombrado a Alejandro Arellano Cedillo, decano del Tribunal de la Rota Romana, comisario pontificio plenipotenciario y delegado de la Santa Sede para el “complejo de Torreciudad”. Arellano será el encargado de dilucidar el futuro del santuario edificado por orden del fundador del Opus Dei en la provincia de Huesca, y que cada año recibe más de 190.000 fieles.
El nombramiento de Arellano sugiere que Francisco coloca a un hombre cercano al obispo para dilucidar uno de los frentes abiertos entre el Vaticano y el Opus Dei, después de que fracasaran todos los intentos por encontrar una solución dialogada entre la Obra y la diócesis. El obispo fue informado el pasado lunes durante una reunión en Nunciatura. Fuentes de la diócesis aseguran a elDiario.es que confían en que la intervención vaticana conseguirá dilucidar el mejor futuro para el santuario. Por su parte, el Opus Dei emitió un lacónico comunicado en el que indica que “las autoridades de la Prelatura estarán a total disposición de Mons. Arellano, colaborando en lo que sea necesario, con filial adhesión al Santo Padre”.
Una decisión que, en principio, valida las pretensiones del obispo de Barbastro-Monzón, que en las últimas semanas se ha visto asediado desde sectores ultracatólicos. De hecho, algunas fuentes sugerían que, una vez intervenido Torreciudad, el siguiente paso sería el cese de Pérez Pueyo. Algo que no parece que vaya a suceder.
Desde este momento, como plenipotenciario, Arellano tendrá toda la fuerza para investigar y tomar decisiones ejecutivas que afecten al santuario fundado por Escrivá de Balaguer. También, para acceder a toda la documentación económica sobre el mismo.
El 'lugar santo' de Escrivá
Torreciudad es todo un símbolo para el Opus Dei. Cuando tenía dos años, Escrivá de Balaguer fue llevado por sus padres a la ermita de Torreciudad para agradecer la curación de una grave enfermedad. Esa visita determinó de alguna manera para el fundador de la Obra que aquel lugar debía ser suyo. El 7 de julio 1975, dos semanas después de su muerte, abría las puertas un nuevo santuario gestionado por el Opus.
Desde su creación, Torreciudad atrajo a gran cantidad de fieles, al punto de que aspiraba a convertirse en el Lourdes o Fátima español. También se convirtió en una fuente relevante de ingresos para el Opus. Cuando debían renovarse los estatutos, la diócesis se encontró con que la aportación simbólica que hacía el Opus Dei por este santuario –acordada a perpetuidad en un convenio suscrito en 1962– no se correspondía, ni de cerca, con los ingresos obtenidos únicamente por la presencia de peregrinos (190.000 en 2022, según datos de la Memoria, que habla de 1,2 millones de euros de recaudación). A ello se sumaron informaciones sobre que la fundación que gestionaba el recinto había adquirido terrenos colindantes con la intención de construir un macrocomplejo que pondría al santuario al nivel de los grandes santuarios europeos. Algo que desconocía la diócesis.
A partir de ese momento, el conflicto se enconó y la diócesis llegó a pedir un canon por peregrino –las fuentes lo sitúan entre 5 y 25 euros, lo que daría una cifra entre el medio millón y los cinco millones de euros al año– además de solicitar al Opus Dei una terna para designar al nuevo rector del santuario que actuara “en equipo” con un grupo de sacerdotes de la diócesis.
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