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El parque de Picos de Europa mantiene la caza de lobos a pesar de la exhibición de ejemplares matados ilegalmente

El Parque Nacional de Picos de Europa vive una situación propia de la iconografía mafiosa: ha sido rodeado por una secuencia de cacerías ilegales de lobos. En menos de un año, no menos de seis casos de ejemplares abatidos –algunos decapitados– cuyos cuerpos han sido exhibidos colgados en zonas públicas. Sin embargo, las administraciones responsables del parque más antiguo de España se han negado a suspender los controles legales de población mientras se evalúa el impacto de las bajas furtivas. Argumentan que solo serviría para exacerbar el conflicto que se ha plasmado en las decapitaciones.

Esta medida cautelar fue solicitada el pasado miércoles en el Consejo de la Red de Parques Nacionales, foro en el que participan el Ministerio de Medio Ambiente, las comunidades autónomas y las ONG, ante “la situación excepcional” que se ha creado entorno a la única población de lobos ibéricos en un parque nacional al norte del Duero, cuentan fuentes del consejo. Las últimas tres exhibiciones fueron a finales de febrero en Arriondas y Teverga (Asturias). Sin embargo, los directores generales de Asturias, Cantabria y Castilla y León (las administraciones gestoras del entorno protegido) se negaron porque, han razonado, “incrementaría todavía más el conflicto social”, revelan las mismas fuentes.

Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción, contrapone que “evidentemente tras la muerte de estos ejemplares se desconoce cuál ha sido el número real de lobos abatidos y cómo está afectando a las poblaciones y a la ecología del hábitat. Sería lógico replantearse esos programas”. Además, insiste, “se enviaría un mensaje claro a los furtivos de que no pueden actuar impunemente”. En el último año y medio se ha conocido la muerte ilegal de 11 lobos en las zona. “Si han aparecido lobos colgados, puede haber más cazados de forma clandestina”, remata Oberhuber.

Por su parte, el codirector técnico del parque nacional, Mariano Torres, contesta a eldiario.es que “no tengo información sobre una solicitud de ese tipo”. Torres defiende que los programas de control poblacional –dar muerte autorizada a ejemplares– “se hacen de manera muy estricta y precisa. Se realizan en función de si hay daños a la ganadería, si los grupos han criado o no, del número de individuos... Es algo pormenorizado, no automático”.

Más de una decena de lobos abatidos ilegalmente no son un número pequeño, suponen un volumen equivalente a la mitad de lo diezmado legalmente. Más o menos en el mismo periodo la administración mató 29 ejemplares. La población oscila, según los datos oficiales, entre 40 y 60 lobos.

El conflicto social

El conflicto social al que hacen referencia los directores generales es el de la industria ganadera. El codirector Torres, preguntado sobre los casos de lobos cazados furtivamente y mutilados, cuenta que “creo que las poblaciones del noroeste han crecido y la gente de los pueblos tiene la sensación de que hay muchos. De que llegan a zonas habitadas. También piensan que la administración no hace lo suficiente y, enfadados, hacen cosas que son ilegales. Se toman la justicia por su mano”.

Estos son los datos del último informe de daños llevado a cabo por los técnicos del Parque Nacional de Picos de Europa. En 2016, 230 cabezas de ganado desparecidas “por fauna silvestre” de un total de 29.896 animales que ocuparon el espacio protegido. Un 0,7% de la cabaña que pastó en los Picos.

La oleada de exposiciones macabras de cadáveres de lobo fue denunciada ante la Fiscalía por la organización WWF que dijo lamentar “el abandono y la permisividad en la gestión del lobo”. Finalmente, los fiscales de Medio Ambiente sí han iniciado una investigación, según informó El País. Hasta el momento, ninguno de los furtivos ha sido identificado. 

Con todo este contexto, este domingo, más de un centenar de organizaciones han convocado una marcha por Madrid, entre Atocha y la Puerta del Sol, para pedir “la protección del lobo” sostenido en la “convivencia entre la fauna salvaje y la ganadería”. Según su convocatoria “las matanzas de lobos  perpetúan un modelo económico basado en actividades minoritarias, que solo beneficia a unos pocos”.