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¿Lo que me pasa es la perimenopausia? Una duda que puede durar hasta diez años

Sofocos durante la menopausia.

Carmen López

2 de enero de 2025 22:24 h

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El pasado septiembre, la ilustradora Lyona Ivanova publicó en Instagram una viñeta acerca de los síntomas que estaba experimentando desde que había entrado en la perimenopausia. Esa es la etapa en la que el cuerpo de las personas menstruantes comienza a experimentar cambios hormonales que llevan al fin definitivo de la regla. Los síntomas son, entre otros, sofocos, cambios en el ciclo menstrual, insomnio, niebla mental o sequedad vaginal, por lo que, al sentirlos, la mayoría piensa que ha llegado la menopausia. Pero este proceso suele empezar a los 40 años y puede durar diez años o más, un dato que muchas de las seguidoras de la artista no conocían a juzgar por los más de cien comentarios que acumula el post.

De hecho, la propia autora del cómic fue protagonista de ese desconcierto. Cuando comenzó a sentir dolor en las articulaciones –otro de los síntomas principales de la perimenopausia– pensó que se debía a que estaba en periodo de lactancia y sus niveles de calcio habían bajado. Pero cuando este verano experimentó el primer sofoco se asustó. “Yo los relacionaba con la menopausia”, comenta a elDiario.es, “así que fui al ginecólogo para explicarle lo que me pasaba. Pero, aunque tengo 45 años, me dijo que aún era muy joven para eso y no me comentó nada de la perimenopausia”. Como además empezó a tener insomnio fue a la farmacia a pedir algún remedio porque había leído que el magnesio iba muy bien. Allí, la reacción fue similar a la del ginecólogo: “Eres aún muy joven”.

Blanca, que tiene 41 años, acudió a su ginecóloga después de dos sangrados muy fuertes aparentemente no relacionados con la regla. “Me dijo que podría haberme rasgado durante las relaciones sexuales o la menopausia, porque tenía 40 años. No me habló de perimenopausia”, sostiene. Ella le comentó que le parecía demasiado pronto, que en su familia no había casos de menopausia precoz, pero la respuesta que recibió fue que a veces había desajustes hormonales y que le podía recetar una pastilla anticonceptiva para regularlos. “Le dije que no quería tomarla, que prefería esperar”.

A Eider, que fue a consulta por síntomas relacionados con la perimenopausia (ella sí conocía el término) le pasó algo parecido. “Me recetó anticonceptivos para los síntomas pero me sentaron fatal y no me dio nada más”, afirma.

Aunque a la luz de estos testimonio parece que el término nació muy recientemente y que todavía es bastante desconocido, en la literatura científica ya se usa desde hace años. Silvia P. González, ginecóloga con un Máster en Climaterio y Menopausia y presidenta electa de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, analiza que “quizás antes era más común hablar de la transición a la menopausia y las mujeres, equivocadamente, llamaban a esta etapa ‘premenopausia’ cuando, etimológicamente, este término alude a toda la etapa anterior a la menopausia ya desde la propia menarquia (es decir, que una niña de 15 años también es 'premenopáusica')”. La ginecóloga considera que utilizar la palabra perimenopausia da “un matiz constructivo de todo lo que la mujer puede hacer sobre su salud cuando la menopausia ya se acerca pero aún no ha ocurrido, a nivel preventivo”.

¿Por qué nadie lo dice?

La actriz y comediante Caroline Taylor publicó el pasado mes de octubre un vídeo sobre una mujer que se pregunta si vivencias como tener calor, olvidar si ha leído un libro o un cambio de humor brusco pueden ser la perimenopausia. Después de cuestionarlo con sus amigas y su madre, acaba en la consulta de su doctor, al que le pregunta: “¿Podría ser la perimenopausia?”, y él le responde: “No lo sé. No hay demasiada información al respecto. Al fin y al cabo ¿a quién le importa?”. Como ocurre muchas veces con la buena comedia, es divertido porque es verdad.

¿Cómo se sabe si se está en perimenopausia? “Una manera de poder diagnosticar si los síntomas son por la perimenopausia es si varían en función del estatus menstrual de la mujer”, explica Silvia P. González. “Durante la perimenopausia, alternan los momentos en los que hay ciclo menstrual, muchas veces incluso más cortos que antes, y meses en los que no hay menstruación. Si el síntoma es hormonodependiente –prosigue– irá variando en función de la actividad ovárica, por lo que es bueno que la mujer misma observe este hecho”.

En algún comentario del post de Lyona se ha recomendado la cuenta de la nutricionista y divulgadora sobre la menopausia Marta Marce, que tiene más de 340.000 seguidores en Instagram. A los 26 años le diagnosticaron un cáncer de ovarios muy avanzado y se sometió a una operación que la llevó automáticamente a la menopausia. “Pasé de tener las hormonas de una mujer de 26 años a una de 60 en un pispás”, recuerda. En aquel momento, los médicos le dijeron que dejaría de tener la regla y la capacidad para tener hijos, pero no le dieron información sobre los problemas que aparecen con la retirada de la regla, como los cambios en el metabolismo o en la memoria. Eso la impulsó a formarse como nutricionista y a indagar sobre el tema.

“Hay profesionales que sí, pero aún no se habla lo suficiente de la importancia del ejercicio de fuerza, de la necesidad de la gestión del estrés o la de ciertos nutrientes, como puede ser el omega3 o el magnesio”, dice. Para ella, a partir de los 41 años se puede considerar que una mujer entra en la perimenopausia. “Si los 51 años es la edad media de la menopausia en España [según la AEEM] y diez años antes empieza el cambio hormonal, no necesitamos saberlo exactamente, para qué”, dice. Considera que a partir de la cuarentena, cuidarse en esos aspectos “no va a hacer ningún mal sino que sirve para intentar prevenir a tiempo problemas como enfermedades cardiovasculares, osteoporosis o todo el tema neurodegenerativo”, afirma.

Donde no hay hormonas, hay dinero

Si muchas mujeres explican que se están topando con desconocimiento, quien sí ha detectado una oportunidad con esta etapa de las mujeres es el mercado. La caída, aunque parcial, del tabú sobre la menopausia ya había atraído a muchas empresas en este negocio. Ahora, la ampliación de la edad hasta diez años antes de la amenorrea definitiva, está generando un nuevo nicho. De hecho, un reciente estudio de la consultora Mckinsey muestra que la salud de la mujer es uno de los segmentos estrella de la industria del bienestar, que actualmente genera 1,8 billones de dólares a nivel global.

Según la consultora Anna Pione, esa parcela ha ganado relevancia, sobre todo en el ámbito de los productos para los efectos de la menopausia: “Es un mercado que estaba realmente desatendido, y ahora estamos viendo mucha más voluntad de discutir, invertir en él y normalizar lo que las mujeres están atravesando durante esta etapa”.

Un ejemplo en España de cómo el mercado ha puesto su mirada en esta etapa es el de la marca de productos naturales para los síntomas de la menopausia Domma: en 2024, superaron el millón de euros de facturación y proyectan triplicar esta cifra en 2025.

Cristina Martínez y Mireia Roca emprendieron el proyecto en 2021, cuando la primera empezó a experimentar síntomas inesperados a los 40 años. “Fue un shock descubrir que se trataba de la perimenopausia, una etapa que ni siquiera conocíamos porque siempre habíamos asociado la menopausia con algo que ocurre alrededor de los 50”, comenta Roca a elDiario.es. “Nos dimos cuenta de que esta falta de información era generalizada para todas las mujeres, tanto las que todavía no lo han pasado como las que están ya ahí”.

Con todo, ellas afirman que sus productos tienen “una efectividad que ha sido clínicamente probada, con el apoyo de un equipo científico multidisciplinar especializado en salud integrativa de la mujer”. También desarrollan “una visibilización en medios y redes sociales, impulsada por figuras públicas, que está rompiendo el tabú y que ponen el tema sobre la mesa”, dicen.

El peligro de la mercantilización

Sin embargo, donde hay un caladero de ingresos, se crea un riesgo de mercantilización a toda costa.

Marta Marcé declara que hace poca publicidad para toda la que podría, porque le ofrecen muchas colaboraciones –una evidencia más de que el mercado ha visto oportunidad–. Considera que en las redes sociales hay gente haciendo una buena labor de divulgación, pero también mucha que intenta subirse al carro con un fin puramente comercial. “Son cosas que a lo mejor ni tan solo tienen que ver nada con la menopausia y ni tienen una validez ni científica, ni de práctica clínica ni de nada. Eso enfada y da miedo”, apunta. “Es una etapa sensible para la mujer. Notas que te sale más barriguita, que tu cuerpo cambia y si solo se lucha contra ello a lo único que lleva es a la frustración y a comprar cosas”, afirma. “Te prometen volver a tu cuerpo de antes o a volver a tener la libido de antes y no va a ser así”.

Lyona explica que cuando la contactaron para promocionar cosas para la perimenopausia, le encajó. “Yo empecé a tomar magnesio y complementos vitamínicos y he dejado de tener dolor e insomnio. La verdad es que no mentiría”, dice. Ella fue a su médico de cabecera para pedirle una analítica y le contó lo que consumía. “Me dijo que estaba bien”, sostiene.

Silvia P. González entiende que puede existir una mercantilización excesiva de la perimenopausia porque el número de mujeres que en España están pasando por ese proceso es elevado y puede generar muchos ingresos. También aclara que siempre es recomendable usar productos que tengan estudios científicos que respalden tanto su eficacia como su seguridad.

“No por ser productos naturales se debe presuponer que son inocuos”, afirma esta ginecóloga. Asimismo, apunta que la consumidora debe saber que no todos los productos activos son iguales y que deben contemplar qué dosis y en qué forma química lo toman. “No me es suficiente con que en la consulta una paciente me diga (como sucede muchas veces) que toma, por ejemplo, magnesio. Tengo que saber los miligramos y si es citrato, bisglicinato, carbonato, treonato, malato, etc…porque sus características y efectos son diferentes”, remata.

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