El miedo, el secreto y la violencia siguen siendo realidades a las que cada día se enfrentan las personas LGTBI. Con enormes diferencias, ocurre en todo el mundo, pero incluso en aquellos países considerados más igualitarios es demasiado habitual. Así lo pone de manifiesto la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), que este jueves ha hecho públicos los resultados de una macroencuesta, la más grande hasta la fecha, realizada en la UE, Serbia, Macedonia y Reino Unido durante 2019. Han sido preguntadas casi 140.000 personas LGTBI y la conclusión, también en España, es clara: el colectivo sigue enfrentándose a niveles “elevados” de discriminación y el progreso respecto a 2012, cuando se hizo otro sondeo, es “bajo o ninguno”.
Lo que sí se ha incrementado con el paso de los años es la visibilidad. Cada vez más personas están fuera del armario: un 47% frente al 36% de hace ocho años responde que siempre o a menudo se muestra tal y como es con la familia, los amigos, los vecinos, el trabajo o el médico. En España, donde más personas han sido encuestadas (20.180), el porcentaje es del 53% y es uno de los seis países con mayor visibilidad. 'Nunca' lo elige un 23%, diez puntos menos que en 2012. Pero junto a ello, los resultados “muestran que ha habido muy pocos avances reales, lo que deja a muchas personas LGTBI en situación de vulnerabilidad”, sostiene Michael O’Flaherty, director de la FRA.
El estudio es extraordinariamente detallado y arroja información sobre más de un centenar de cuestiones, entre ellas, la discriminación más cotidiana que en muchos casos pasa desapercibida. Así, seis de cada diez personas del total de la muestra que tiene pareja revela que “siempre” o “a menudo” evita darse la mano en público con alguien de su mismo sexo por miedo. España está por debajo, pero aún así alcanza casi la mitad, un 48%. Por otro lado, una de cada tres (32%) afirma que deja de acudir “siempre” o “a menudo” a determinados lugares o espacios, la misma cifra que en el total de la Unión Europea.
Cuando se les pregunta dónde se niegan a mostrarse tal y como son por temor a ser “asaltados, acosados o amenazados”, casi la mitad de los encuestados en España (un 47%) dice que en la calle u otro tipo de espacio público y cuatro de cada diez en los medios de transporte. Teniendo en cuenta que se trata de una cuestión con respuesta múltiple, el 32% señala restaurantes, cafeterías o discotecas y un 27%, el lugar de trabajo. El miedo a visibilizarse como LGTBI en la familia o en el hogar es marcado por un 24% y un 12%, respectivamente.
Sobre la edad en la que las personas LGTBI suelen “darse cuenta” de que son gays, lesbianas, bisexuales o trans, el 66% tenía entre 10 y 17 años (el 41% entre 10 y 14) y el 61% se lo dijeron por primera vez a alguien entre los 15 y los 24 (la mayoría, un 35%, a partir de los 18).
En esta categoría, la de la visibilidad, la FRA pregunta también sobre el grado de “apertura” en el trabajo. La mayor parte de los entrevistados en el total de la Unión Europea, en concreto el 53%, responde que es visible de forma “selectiva” y un 21% lo es “mucho”. España, donde una de cada tres personas afirma esto último, es el segundo país con mayor cantidad de respuestas que aluden estar fuera del armario en el ámbito laboral, solo por detrás de Dinamarca. Y también está en la parte alta de la tabla en cuanto a grado de satisfacción con la propia vida: en una escala del 0 al 10 en la que 10 es “muy satisfecho”, el promedio es de 6,9, siendo el octavo país en el que la población LGTBI se encuentra mejor en términos generales.
Mayor apoyo de compañeros en el trabajo
La encuesta pregunta también por la discriminación, la violencia y el acoso. Aunque hay diferencias entre países, la conclusión global, remarca la propia FRA, es que aún hay “demasiadas personas LGBTI que siguen viviendo en la sombra, con miedo a ser ridiculizadas, discriminadas o incluso sufrir ataques”. La realidad es que no se trata solo de un temor, sino que ocurre cierta frecuencia. Así, cuatro de cada diez personas en el total de la UE revelan que se han sentido discriminadas en alguna de las siguientes áreas: buscando trabajo o vivienda, en el trabajo, en el médico, en el colegio o universidad, en un restaurante, tienda o cafetería o al mostrar su documentación. En España, coincide el porcentaje: un 42% dice que sí.
Si nos centramos en el ámbito laboral, dos de cada diez personas en nuestro país se han sentido discriminadas por ser LGTBI en el último año, más o menos acorde con la media en la UE. Sin embargo, es el país en el que más personas responden (un 60%) que siempre o a menudo ha habido un compañero o compañera en el trabajo que les ha apoyado, defendido o protegido. El promedio en el total de países se reduce al 41%.
También está España por debajo de la media de la UE en la cifra de personas que reporta haber sufrido algún ataque físico o sexual en los últimos cinco año (un 8% responde afirmativamente frente al 11% del total de países). No obstante, cuatro de cada diez, en concreto el 41% de los entrevistados, señala que ha sufrido algún tipo de acoso “por ser LGTBI” en los últimos 12 meses, entendiendo por acoso haber recibido comentarios, mensajes o correos electrónicos amenazantes u ofensivos, haber sido insultado, amenazado, blanco de gestos ofensivos o perseguido. El promedio de la UE se sitúa en el 38%.
Sin embargo, la mayoría no han reportado los incidentes a ningún organismo u asociación. En nuestro país, solo lo ha hecho un 7% y sobre los motivos para no hacerlo destaca por encima del resto (lo señala un 51% de los entrevistados) que fue algo “menor” o “no lo suficientemente serio”.
Las personas trans, una lucha “cuesta arriba”
Por otro lado, la incidencia de la desigualdad y de la violencia no es la misma para todo el colectivo. Los resultados “dejan en claro”, explica la FRA, que las personas trans e intersexuales “enfrentan una lucha aún más cuesta arriba”. Un ejemplo ilustrativo es lo que ocurre con la pregunta referida a la discriminación en diferentes áreas de la vida cotidiana en el último año: un 63% de personas trans en España responde que la ha sufrido, 26 puntos más que los hombres gays (37%). Las personas intersexuales ocupan el segundo lugar (61%) y le siguen las mujeres lesbianas (45%). Por último, un 38% de los hombres y mujeres bisexuales se ha sentido discriminado.
En este sentido, el estudio revela las dificultades con las que se topan las personas trans en el ámbito laboral. Y a la pregunta de si se han encontrado con discriminación a la hora de buscar empleo un 38% responden afirmativamente, 27 puntos porcentuales más que la cifra general, del 11%. En el caso, por ejemplo, de la discriminación en tiendas, el 12% del total de personas LGTBI en nuestro país la ha sufrido, mientras que el dato escala hasta 31% en el caso del colectivo trans.
Qué pasa en los colegios
El estudio incluye por primera vez las experiencias de jóvenes LGTBI de 15 a 17 años y ha preguntado por las vivencias en los centros escolares. De esta manera, comparando las respuestas de los adolescentes con las de los adultos es posible concluir que hay un “progreso de generación en generación”, sentencia el propio informe. Por ejemplo, en España, aunque la tendencia se da en toda la UE, la mitad de los encuestados de 15 a 17 años (50%) dice que en la escuela alguien siempre les apoyó o defendió. Esta proporción se reduce a un tercio (26%) para la edad de 18 a 24; al 8% para las personas de 25 a 39 años, y al 6% para los mayores de 40.
Lo mismo ocurre con otras cuestiones como el tratamiento de temas LGTBI en las aulas o la visibilidad. Un 74% de la horquilla de edad más temprana responde que está fuera del armario en el colegio, ya sea total o selectivamente, mientras que la proporción se va reduciendo: un 52% de 18 a 24 años, un 26% de 25 a 39 y un 2% a partir de 40.
Sin embargo, los centros educativos “están todavía lejos de ser un lugar seguro para los estudiantes LGTBI”, señala la Agencia de Derechos Fundamentales. El 43% de los jóvenes del total de países responde que alguna vez ha sido ridiculizado, insultado, amenazado o ha sufrido burlas por ser LGTBI. Nuestro país es uno de los ocho en los que menos personas en esa franja de edad responden afirmativamente, pero aún así la cifra supera el 30% (en concreto, un 34%). Al igual que ocurre con el resto de elementos relacionados con la educación, a medida que se incrementa la edad, la incidencia del acoso escolar aumenta.