Te necesitamos
Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos para poder seguir. La crisis del coronavirus ha hecho que la publicidad se desplome y ha dejado a todos los medios contra las cuerdas. Solo podremos sobrevivir si nuestros lectores nos respaldan.
La pandemia de COVID-19 ha forzado a las sociedades occidentales a la aceptación del uso generalizado de las mascarillas en la población. A medida que sabíamos más sobre el coronavirus (especialmente su transmisión en fase asintomática) y la falta de stock de estos elementos de protección se iba aliviando, las autoridades sanitarias y los gobiernos de múltiples países han pasado de desaconsejarlas a recomendarlas e incluso obligar a los ciudadanos a utilizarlas.
Este cambio de panorama sobre las mascarillas en una población no acostumbrada a su empleo ha generado multitud de dudas sobre su buen uso y sobre las razones para la elección de ciertos tipos de mascarillas entre los ciudadanos. La falta de campañas masivas de educación por parte de las autoridades sobre su correcta utilización no ha ayudado en absoluto a combatir este clima de confusión.
Entre las cuestiones sin resolver que a partir de ahora cobran mucha más importancia destacan las que tienen que ver con la reutilización y desinfección de las mascarillas. Estos dos aspectos no solo generan grandes dudas entre los ciudadanos sino también entre los profesionales sanitarios que se han visto obligados, por la gran falta de stock, a reutilizar mascarillas a pesar de ir en contra de las recomendaciones de los fabricantes.
Lo ideal sería evitar la reutilización de las mascarillas y desecharlas tras cada uso, pero vivimos en una situación pandémica lejos de ser ideal. No hay, hoy por hoy, suficientes mascarillas en el mercado como para que cada ciudadano en España empleara una mascarilla nueva cada vez que saliera de casa. Así que la reutilización de mascarillas es la norma en la vida cotidiana, a pesar de no ser lo aconsejado para aquellas que son desechables.
Desafortunadamente, la ciencia tampoco tiene respuestas claras a las preguntas que se hacen tanto los ciudadanos como los sanitarios sobre la reutilización y desinfección de mascarillas. La razón es simple: apenas existen estudios científicos que valoren cómo van degradándose las mascarillas más allá de su tiempo recomendado de uso o cómo afectan a estos elementos los diferentes métodos de desinfección contra el coronavirus.
Hasta esta pandemia, eran casi exclusivamente los profesionales sanitarios los que usaban mascarillas y las utilizaban por unas horas para posteriormente desecharlas. Sin embargo, ahora la situación es muy diferente y multitud de personas se preguntan cuánto es el tiempo máximo recomendable de uso de las mascarillas o qué medidas de desinfección son las aconsejables para reutilizarlas.
La gran variedad de mascarillas existentes impide dar recomendaciones universales y válidas para todas ellas. No solo porque existan diferentes tipos de mascarillas (higiénicas, caseras, quirúrgicas, FFP, N95...), sino porque incluso dentro de cada tipo hay diferentes modelos con materiales y propiedades particulares. Para facilitar la comprensión de unas directrices generales, vamos a desglosar los datos más importantes según el tipo de mascarilla.
Estas mascarillas sí pueden reutilizarse indefinidamente gracias a que se pueden desinfectar tras cada uso mediante ciclo de lavado a 60ºC o superior con detergente normal. En cualquier caso, hay que comprobar que el lavado no altere las características de la mascarilla. El algodón, por ejemplo, puede encoger y hacer que la mascarilla con este material quede pequeña y no cubra totalmente la cara. Otra opción, como explica el Ministerio de Sanidad, es sumergir las mascarillas en una dilución de lejía 1:50 con agua tibia durante 30 minutos. Después lavar con agua y jabón, aclarar bien para eliminar cualquier resto de lejía y dejar secar. La desventaja de estas mascarillas de tela es que suelen tener una eficacia mucho menor a la hora de bloquear las gotitas respiratorias que las mascarillas quirúrgicas.
Estas mascarillas de celulosa o polipropileno tienen un periodo de uso recomendado muy corto: alrededor de cuatro horas. ¿La razón? Por la respiración o el sudor, se van humedeciendo y esto altera los materiales y los filtros, que van dejando de ser útiles. Por eso, deberían desecharse tras dicho tiempo de uso o si se ven visiblemente húmedas o deterioradas. Tampoco pueden lavarse, ya que estas mascarillas se estropearían con el lavado.
¿Qué hacer entonces si hemos usado una de estas mascarillas menos de cuatro horas, no está húmeda o dañada y nos gustaría volver a usarla en otra ocasión? Para responder a esta pregunta es recomendable ser conscientes del tiempo de supervivencia del virus en estas mascarillas. Un estudio científico publicado en la revista The Lancet Microbe observó que el virus SARS-CoV-2 puede sobrevivir durante largo tiempo en el lado externo de las mascarillas quirúrgicas. Concretamente, observaron que, tras 7 días desde el comienzo del experimento, se detectaba un 0,1 % de la cantidad de coronavirus que había inicialmente. Llama la atención que la supervivencia del virus en el lado interno de la mascarilla fuera solo de unas pocas horas, debido a que están presentes materiales de diferentes características, menos aptos para la supervivencia del coronavirus.
Una opción para eliminar la posible presencia de coronavirus y cierta humedad residual en estas mascarillas, que solo se han usado un rato, es ponerlas en un lugar apartado en el que les pueda dar el sol durante 7 días hasta su próximo uso. ¿Por qué? Porque el tiempo de supervivencia del coronavirus se acorta considerablemente al sol. Tras este plazo de tiempo y en estas condiciones es extremadamente improbable que quede una cantidad de coronavirus capaz de infectar.
Una opción para desinfectar de forma rápida y segura estas mascarillas, si no queremos esperar una semana para su uso, es introducirlas en una bolsa especial con cierre hermético para horno (para evitar la contaminación de otros materiales con el coronavirus) y calentarla a 70ºC en el horno durante 30 minutos. Investigaciones con otros coronavirus y con el virus SARS-CoV-2 han observado la destrucción total de estos virus con temperaturas iguales o superiores a 70ºC durante 30 minutos en estas mascarillas. Además, también se ha observado que las mascarillas quirúrgicas siguen manteniendo su funcionalidad aún tras varios ciclos de desinfección por este método. En cualquier caso, es importante recalcar que lo mejor y lo más seguro es desechar la mascarilla tras su uso.
Estas mascarillas usadas en el ámbito médico no están diseñadas para su reutilización. Aunque el tiempo recomendado de uso depende del modelo, los fabricantes suelen recomendar, en general, un tiempo de ocho horas de uso continuo. La humedad liberada a través de la respiración o el sudor va interfiriendo poco a poco con el filtro de la mascarilla, lo que puede dificultar la respiración y afectar a su eficacia a partir de cierto tiempo de empleo. Además, el uso prolongado afecta también al ajuste de la mascarilla y a las tiras que van alargando poco a poco. A pesar de que diversas instituciones sanitarias no aconsejan la desinfección y reutilización de mascarillas, instituciones como el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) o múltiples científicos de Estados Unidos son conscientes de que en situaciones de escasez es mejor que los profesionales sanitarios reutilicen y descontaminen estas mascarillas (en sus centros de trabajo y no en sus casas) a que no las usen.
Tanto el CDC como el Consorcio de científicos N95DECON recogen información científica actualizada sobre lo que se sabe sobre la desinfección de estas mascarillas, sin respaldar ningún método en particular por la falta de conocimientos científicos en este asunto. A grandes rasgos, los procedimientos para su desinfección que dan mejores resultados son la luz ultravioleta germicida, el vapor de agua oxigenada o el calor a 70ºC ya que estos métodos tienen una eficacia antimicrobiana considerable sin alterar sustancialmente el ajuste de las mascarillas tras varios ciclos. Por otro lado, desaconsejan ciertos métodos de descontaminación como el calor seco a 160ºC, el alcohol, la inmersión en lejía, la irradiación con microondas y el agua y jabón ya que pueden causar una degradación sustancial de los filtros y/o alterar la forma de la mascarilla.
La mayoría de estos métodos no pueden aplicarse en casa, pero sí que hay uno que destaca por su sencillez y eficacia: calentar las mascarillas a 70ºC durante 60 minutos en el horno. Posteriormente, se debe aplicar alcohol al 70% solo a la parte metálica de la mascarilla para el ajuste sobre la nariz, ya que ahí el coronavirus resiste más tiempo el calor. Este procedimiento garantiza la destrucción de los coronavirus y no altera el ajuste y los filtros de la mascarilla por 1-2 ciclos en los modelos evaluados, aunque puede afectar de forma diferente a otros modelos de mascarilla.
Para evitar la contaminación de la mascarilla con otros elementos de la casa, se recomienda usar bolsas herméticas para horno en las que introducir la mascarilla nada más llegar de casa. De nuevo, es importante recalcar que lo mejor y lo más seguro es desechar la mascarilla tras su uso para evitar cualquier riesgo de contaminación de coronavirus.
Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos para poder seguir. La crisis del coronavirus ha hecho que la publicidad se desplome y ha dejado a todos los medios contra las cuerdas. Solo podremos sobrevivir si nuestros lectores nos respaldan.