“En la próxima Plenaria los Obispos habrán de elegir un nuevo secretario, pues no parece factible compartir ambas responsabilidades”. El todavía secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, acaba de ser nombrado por el Papa Francisco arzobispo de Valladolid. Y, como adelantó hace semanas elDiario.es y él mismo confirma en una entrevista con Religión Digital, no continuará como 'número tres' de la Iglesia española.
Y es que la marcha de Argüello de sus responsabilidades en la Conferencia Episcopal se produce no solo por su promoción (pasa de obispo auxiliar a arzobispo de Valladolid, sustituyendo al cardenal Ricardo Blázquez), sino por sus polémicas intervenciones sobre el escándalo de la pederastia en la Iglesia española y los sucesivos vaivenes en la postura de los obispos ante los abusos.
De hecho, en los últimos tiempos, los cambios de estrategia de la Conferencia Episcopal en torno a la lucha contra la pederastia han provocado una honda división entre los obispos, y han forzado que, tras meses de negacionismo, anunciaran una auditoría encargada al despacho Cremades & Calvo-Sotelo (al que la mayor parte de las víctimas no reconocen por su vinculación al Opus Dei), pero se negaran sistemáticamente a colaborar con la comisión que este lunes presentará el Defensor del Pueblo ante el Congreso de los Diputados.
A sus 69 años, además, la designación de Argüello le elimina, en la práctica, de la carrera sucesoria tanto en Barcelona como en Madrid. El Papa Francisco ha confirmado a Omella y Osoro en sus puestos, al menos, hasta que acabe su mandato en la CEE en marzo de 2024. Argüello era un 'mirlo blanco' para algunos sectores conservadores que aspiraban a recuperar el 'trono' de Madrid, que Bergoglio otorgó a Osoro pese a los intentos de Rouco Varela por colocar a sus delfines y pilotar su sucesión.
El ascenso formal de Argüello se interpreta como la clásica patada hacia arriba de Roma. Y es que su meteórica carrera se ha visto frenada por la polémica gestión de los casos de abusos, con sucesivos cambios de rumbo y sonoros patinazos en varias ruedas de prensa incluidos.
Argüello dejará a su sucesor varios frentes abiertos. Hacia afuera: el trato a las víctimas de la pederastia eclesial, la participación de la Iglesia en la 'comisión Gabilondo', el papel del bufete Cremades en la indagación católica o, en otro ámbito, la relación con el Gobierno de Pedro Sánchez. Hacia adentro, la principal cuestión son las continuas luchas de poder entre dos y hasta tres sectores que pugnan por el control de la Casa de la Iglesia. Argüello, hombre de escucha y reflexión, ha tratado sin mucho éxito de conciliar a los extremos enfrentados. Se espera que, con su marcha, su sucesor pueda tener las manos libres para cambiar de equipo, tanto en lo comunicativo como, posiblemente, también en el campo económico.
Toda la información en www.religiondigital.org