España está lista para pasar página en la gestión de la pandemia. El Ministerio de Sanidad acaba de publicar la nueva estrategia de vigilancia y control frente a la COVID-19, que introduce cambios de gran calado en el día a día a partir del próximo lunes. Con este documento, acordado entre Sanidad y las comunidades autónomas tras semanas de debate, el Gobierno da por superada la “fase aguda” de la pandemia y encara una etapa nueva que coloca a España entre los primeros países europeos en abandonar los aislamientos de los casos positivos leves o asintomáticos. Este es el punto más crítico de la estrategia, pero las más de 20 páginas de documento contemplan otras decisiones importantes, como una limitación más estricta de las pruebas diagnósticas y un seguimiento estrecho solo de los casos graves o vulnerables.
¿Cuál será el impacto? ¿Qué nivel de riesgo tienen estas decisiones? El conjunto de medidas despierta muchas preguntas y conlleva asumir algunas incertidumbres. El documento que salió adelante el martes implica, según afirma literalmente, “aceptar un cierto nivel de transmisión del coronavirus en poblaciones vacunadas y jóvenes en las que la infección tiene un impacto poblacional menor en términos de gravedad”.
El 92% de la población española está vacunada, justifica la estrategia, y hay una buena inmunidad generada por la avalancha de infecciones, sobre todo de la última gran ola, aunque el virus sigue siendo peligroso para las personas mayores o enfermas. Así que Gobierno y comunidades, a propuesta de los técnicos, han optado por “dirigir los esfuerzos a reducir el impacto en cuanto a gravedad de las infecciones tratando de mantener un nivel de transmisión controlable que no genere una sobrecarga excesiva en el sistema sanitario”, asumiendo que se trata de una “decisión de gestión de riesgos, basada en evaluar qué niveles residuales son aceptables para la sociedad”.
Si me encuentro con síntomas leves y no soy una persona de riesgo, ¿qué debo hacer?
Si no tienes más de 60 años, ni estás inmunodeprimido ni estás embarazada, en principio no hay mucho riesgo de que se complique la enfermedad si estás vacunado. La nueva estrategia exime a este grupo de poblacional mayoritario de aislarse si tienen síntomas que podrían ser de COVID-19, pero recomienda que si son leves (es decir, no hay disnea ni fiebre muy alta durante varios días) se “reduzcan las interacciones sociales, usando la mascarilla de forma constante y manteniendo una adecuada higiene de manos” durante diez días. Si estás en esta situación, es muy importante que se evite el contacto con personas vulnerables o ir a eventos con mucha gente.
¿Puedo ir a trabajar, entonces?
La estrategia recomienda quedarse en casa trabajando “siempre que sea posible” y en el caso de que la enfermedad sea tan leve que no requiera baja.
¿Ya no hay baja automática?
No. La COVID-19 ya deja de ser un motivo de incapacidad temporal automático, como lo ha sido hasta ahora, cuando era obligatorio aislarse. El criterio para dar o no una baja pasa de ser epidemiológico, por cuestión de salud pública, a clínico. Es decir, en función de los síntomas de los pacientes y de cuánto incapaciten.
En los lugares de trabajo, en todo caso, se deben mantener las medidas de protección colectiva como la ventilación, el uso de mascarilla (como en cualquier espacio interior) y la separación entre trabajadores, todas incluidas en el protocolo para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2.
¿Y si me encuentro mal?
Si el coronavirus provoca un malestar que requiere descanso por la sintomatología, debes acudir al médico a solicitar una baja. Como con cualquier otra enfermedad.
¿Me harán una prueba diagnóstica en el centro de salud?
No. Las pruebas PCR y de antígenos quedan muy limitadas en esta nueva fase de la pandemia. Con la estrategia, las consejerías de Salud y el Ministerio esperan que se vaya “normalizando la asistencia sanitaria, minimizando los riesgos”. Es decir, quitar carga de trabajo a la Atención Primaria para que pueda ver a los pacientes cuya atención se ha pospuesto en los dos últimos años por la saturación del sistema y la precariedad en la que ya se encontraba antes de la pandemia este nivel asistencial.
Entonces, ¿quién tendrá acceso a una prueba oficial que confirme si es positivo?
La estrategia cita a varios grupos. Por un lado, la población vulnerable, entendiendo como tal a las personas de 60 años o más, a los inmunodeprimidos por causa de su enfermedad o por un tratamiento y a las embarazadas.
También podrán confirmar si están infectadas las personas que viven o trabajan en residencias de mayores, hospitales, en centros penitenciarios o en otros centros con personas institucionalizadas. Quien cuide a vulnerables en casa, por ejemplo, entra dentro del grupo debería tener acceso a una prueba diagnóstica.
Asimismo, se someterá a prueba a las personas que presenten un “cuadro de infección respiratoria” en vías bajas que requiera ingreso. Y también a quienes hayan estado en las últimas dos semanas en una región en la que esté circulando una variante nueva que no esté presente en España y a la población migrante recién llegada al país.
Esta es la teoría estricta, pero la estrategia abre la mano para que los profesionales sanitarios puedan hacer una prueba a personas que no están en estos grupos “bajo criterio clínico”. No está indicado, eso sí, realizar pruebas de confirmación en el centro de salud a las personas con un positivo en test de antígenos de farmacia que no cumplan ninguna de las condiciones anteriores.
Hay que tener en cuenta que desde finales de diciembre ya existen en España ciertas restricciones a las pruebas diagnósticas. Solo se realizan PCR a personas vulnerables, por edad o enfermedades. Entonces se tomó la decisión por el desborde que el gran número de contagios generó en los centros de salud y fue un primer paso que acercó a España al punto de inflexión que supone esta nueva estrategia. A partir de ahora, se va a economizar el uso de todas las pruebas y los test de antígenos caseros no se contabilizarán en las estadísticas.
Si trabajo en un hospital o en una residencia, ¿cómo tengo que proceder?
En estos casos, los trabajadores y trabajadoras deben acudir a su departamento de salud laboral o al centro de salud, según se indique, para la realización de una prueba diagnóstica. Mientras tanto, se recomienda que se queden en casa para no exponer a las personas vulnerables con las que trabajan a una infección.
Una vez se confirma el positivo, estas personas que trabajan en entornos vulnerables no desempeñarán su función en los cinco días siguientes al diagnóstico o al inicio de síntomas. Antes de volver, y siempre que lleven un día sin sintomatología, se les hará un test de antígenos. Si son negativos se podrán reincorporar; si no, se les repetirá la prueba cada 24 horas. En las residencias de mayores solo se hará test a los “trabajadores en contacto directo” con los mayores, el resto retornarán a su puesto cinco días después sin necesidad de prueba.
“La indicación de aislamientos, en esta fase, se limita, por tanto, a entornos muy concretos, en los que las prácticas de prevención y control son clave para mitigar los efectos de COVID-19 en términos de morbilidad, mortalidad y carga de atención sanitaria”, declara la estrategia para explicar estas excepciones.
Si cuido a un mayor, ¿me aplica el mismo protocolo?
Sí, debes contactar con los servicios sanitarios para una prueba diagnóstica y, en caso de confirmarse la infección, no acudir al puesto de trabajo al menos en los cinco días posteriores.
¿Y en los colegios?
El ámbito educativo no se establecen ni actuaciones ni medidas específicas “diferentes a las definidas en la estrategia”, de manera que los docentes positivos no estarán obligados a aislarse, aunque se recomiende, y tampoco los escolares. Las cuarentenas escolares ya se habían relajado en los últimos meses: tras las vacaciones navideñas, cambió el protocolo para evitar enviar a los niños a casa si había un positivo en clase y solo se estaba cerrando el aula si se daba una acumulación de cinco o más contagios.
¿En hospitales y residencias se mantienen los aislamientos a los positivos?
Sí, son las excepciones. Los residentes positivos serán aislados durante cinco días al menos y siempre que hayan finalizado los síntomas, además de estudiar todos los contactos estrechos para impedir que se extienda el virus en un ambiente muy vulnerable. Es uno de los pocos entornos donde se va a mantener el rastreo. Para el resto, desaparece. En estas situaciones, a los contactos se les prescribe prueba diagnóstica entre los tres y los cinco días.
En los hospitales se mantienen también los dos circuitos: los contagios “deberán estar aislados durante su estancia en el hospital” hasta que tengan una PCR negativa o positiva pero con cargas virales bajas. Tras su alta, no se les indicará aislamiento pero se recomienda que permanezcan en casa “si la clínica se mantiene”.
¿Se mantienen los cribados en los hospitales?
Ya no. La nueva estrategia ya no considera “necesaria, de manera general, la realización de cribados previos al ingreso o a determinadas actuaciones asistenciales”. En cualquier caso, los centros hospitalarios podrán considerar el uso de cribados en situaciones específicas y con el objetivo de proteger a los pacientes vulnerables a criterio de los responsables de control de la infección.
Si he sido contacto de un positivo, ¿cuál es el protocolo?
El pasado 5 de marzo la Comisión de Salud Pública ya acordó la eliminación de las cuarentenas para todos los contactos estrechos, incluidos los no vacunados. Esto no cambia. Solo se controlarán los contactos en entornos vulnerables, a quienes se recomienda hacer una prueba diagnóstica entre tres y cinco días después.
En todo caso, a todos los contactos estrechos se les recomienda reducir todo lo posible interacciones sociales usando mascarilla de “manera constante” y evitar especialmente el contacto con personas vulnerables en los diez días siguientes.
¿Si quiero coger un avión fuera de España, seguiré necesitando un certificado de vacunación o una prueba negativa?
Sí, esto no cambia por el momento para la Unión Europea.
¿Se da por terminada la pandemia con esta nueva estrategia?
No. El protocolo asume que España sigue en pandemia aunque ya se ha atravesado, salvo que haya retrocesos, la “fase aguda”.
¿Los cambios son definitivos o se pueden revertir?
Este enfoque se mantendrá siempre que los indicadores de utilización de servicios asistenciales “se mantengan en nivel bajo a nivel nacional y en más de la mitad de las comunidades autónomas. Además, la tendencia debe permanecer descendente durante al menos dos semanas en los territorios necesarios para cubrir al menos al 80% de la población española”.
Esto quiere decir que la estrategia es reversible en el caso de que haya un “cambio significativo en la tendencia que indique una circulación no controlada del SARS-CoV-2 o bien un cambio en la situación epidemiológica que requiera restablecer medidas de vigilancia y control, a propuesta de la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta”.
Si no se confirman todos los casos, ¿qué datos va a ofrecer el Ministerio de Sanidad para mostrar la evoluciona de la pandemia?
Fuentes del Ministerio de Sanidad aseguran que seguirán publicando datos. Sin embargo, con el cambio en la estrategia también se modificarán los informes. A partir del lunes, sigue siendo obligatorio notificar todos los positivos confirmados en centros de salud y hospitales. La diferencia es que con los nuevos límites impuestos a las pruebas diagnósticas estas cifras abarcarán únicamente los casos graves o los que se producen en personas o entornos vulnerables.
Para ver la tendencia en casos leves, Sanidad y las comunidades utilizarán la información de las redes centinela que ya existen en una serie de centros asistenciales y que aportan muestras que después son extrapolables. Estas redes tienen incorporado en la mayor parte de las comunidades el conteo de gripe o del virus sincitial, pero solo en algunas el SARS-CoV-2.