Ligera subida de los presupuestos para el Ministerio de Educación para 2018, que todavía queda lejos, sin embargo, de las cifras de los años precrisis o incluso del último presupuesto que presentó el PSOE, en 2011.
Las cuentas del Ministerio de Educación (que no es lo mismo que el gasto educativo total, este se lleva a cabo sobre todo por los Gobiernos de las comunidades autónomas) reflejan una subida del 3% para pasar de 2.532 millones de euros en 2017 a 2.600 millones previstos para 2018. En términos relativos, esto supone un 0,7% de todo el gasto del Estado.
Este total continúa por debajo del que consignó el último gobierno socialista en 2011, cuando se invirtieron 2.840 millones de euros en el Ministerio de Educación. En los años previos a la crisis la cifra llegó a superar los 3.000 millones de euros.
El presupuesto de la cartera de Méndez de Vigo mantiene la línea de los anteriores ofrecidos por los diferentes gobiernos de Mariano Rajoy: una ligera subida del 3,4% de la partida destinada a becas que se come casi todo el aumento de Educación y el resto de programas se mantienen estables.
Dicho de otra manera, esta estabilidad significa que las cuentas consolidan la práctica desaparición de los fondos destinados a la educación compensatoria (para ayudar a alumnos con dificultades) o de la formación permanente del profesorado que llevaron a cabo los PGE de anteriores ejercicios.
“La educación no sale de la crisis. Sigue perdiendo peso relativo porque la inversión sube menos que el PIB nominal (un 3,4% frente a un 4,3% previsto)”, valora Francisco García, secretario general de Educación de CC OO. “Ni compensan las desigualdades ni apuestan por la equidad. Siguen las consecuencias de los recortes gravitando sobre la escuela pública, la única a la que le han afectado”, sostiene.
Casi todo en becas
La partida de becas se come más de la mitad del presupuesto de Educación. Son 1.575 millones de euros, el 60,6% del total, y registra un aumento de 50 millones respecto al año pasado (un 3,4%). De esta subida, 30 millones son para la convocatoria general, la centrada en estudiantes desfavorecidos, y 20 para unas nuevas becas a la excelencia.
Como siempre que se habla de becas desde que el Ejecutivo cambió el sistema en el año 2012, el Gobierno presume de que se trata de “la dotación más alta en la serie histórica”.
Esta afirmación es cierta, pero engañosa. La partida, efectivamente, es la más alta de la historia. Pero eso no significa que se esté gastando más que nunca. La explicación está en cómo se computa la inversión en becas.
Los PGE son anuales, pero no casan con el curso escolar, que va de septiembre a junio. Y las becas se pagan con partidas de dos presupuestos. Por otra parte, con el sistema anterior, el PSOE siempre presupuestaba una cantidad para becas que se quedaba corta y había que superar, toda vez que las becas son un derecho y el Gobierno tiene que dárselas a quién cumpla los criterios para ello.
Unidas ambas circunstancias (dinero de dos partidas presupuestarias y el desfase en los números que había con los socialistas) tenemos que, por ejemplo en el curso 2010-2011 se gastaron 1.529 millones de euros en becas, una cifra muy similar a la que Educación consigna este año para ayudas al estudio. Habrá que esperar un tiempo a que se publiquen las cifras consolidadas de gasto para saber cómo evoluciona esta inversión.
El Gobierno también anuncia una partida de gasto de 318 millones de euros “al objeto de financiar actuaciones de refuerzo y mejora de la calidad educativa”, entre las que destaca la consignación de 40 millones de euros en un plan contra el fracaso escolar que el año pasado estaba dotado de 30 millones.
Lo que no dice Educación es que en 2013 se había cargado el PROA (Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo), que estaba dotado de cerca de 60 millones. O que la partida de educación compensatoria desapareció de facto de los presupuestos (quedan cuatro millones de euros de un montante que llegó a rondar los cien).
Los presupuestos mantienen las ayudas de 50 millones de euros para libros de texto, una partida que se reinstauró el año pasado tras haberla eliminado, también, el anterior ministro, José Ignacio Wert.
Con carácter general, la publicación de las cuentas que el Gobierno pretende aprobar para este año confirma las intenciones que ya había adelantado a Bruselas el Ejecutivo y el montante que el Estado destinará a Educación cae hasta el 3,8% del PIB, la cifra histórica más baja y muy lejos del 7% que se considera el ideal (aunque muy pocos países alcanzan) o incluso del 5% que algunos partidos ponían como mínimo para empezar a hablar en la —de momento— fallida negociación por un pacto educativo.
Por último, CC OO llama la atención sobre una cuestión lateral que no aparece en las cuentas sino en un anexo: las cuentas incluyen desgravaciones fiscales por valor de 1.400 millones de euros. Estas desgravaciones, explica García, se dan para uniformes escolares, cursos de idiomas, escolarización de hijos en escuelas privadas de infantil, etc. “Son casi dos tercios del presupuesto total del ministerio que se dan a familias lo necesiten o no —y normalmente los beneficiarios no lo necesitan, atendiendo al tipo de desgravaciones que son, vinculadas con escuelas privadas o concertadas— mientras hay familias que han tenido que sacar a sus hijos de la universidad o no tienen un profesor por los recortes”, se lamenta.