Protesta para impedir que PP y Vox borren la plaza de un alcalde fusilado por Franco en Torrelodones

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Más de un centenar de personas se ha reunido este viernes en la plaza de Mariano Cuadrado, en Torrelodones (Madrid), para mostrar su rechazo a los intentos del nuevo gobierno local de PP y Vox de cambiar el nombre de esta plaza, dedicada al alcalde republicano de la localidad fusilado por el franquismo.

El acto, impulsado por el PSOE de Torrelodones y el Observatorio del Patrimonio de la Sierra de Guadarrama, ha contado también con la presencia de miembros de Más Madrid, Izquierda Unida, Podemos y numerosos representantes de la sociedad civil. El historiador del Observatorio de Guadarrama, Ricardo Roquero, ha sido uno de los participantes que ha intervenido, con una detallada explicación histórica.

Mariano Cuadrado, alcalde de la localidad hasta 1939, socialista, católico y republicano, organizó el mayor campo de acogida de la región, dando cabida en Torrelodones a más de 5.000 refugiados de la Guerra Civil, entre ellos más de mil niños y niñas alojados en la finca Las Marías. Durante los años de la guerra presidió el comité de abastecimiento, organizó cooperativas, emitió cartillas para el reparto de alimentos y ordenó la incautación de cientos de granjas para alimentar a la población. Antes había sido maestro y, ya como alcalde, una de las primeras medidas que adoptó fue crear grupos mixtos de niños y niñas en las aulas, “derribar los muros que los separaban para establecer una educación en igualdad”.

Su persistente defensa de la legalidad le hizo creer que estaría a salvo al término de la guerra, y optó por permanecer en Torrelodones, donde fue detenido junto con otros veinte vecinos en marzo de 1939 y trasladado a la cárcel de El Escorial. Fue considerado “peligrosísimo” por el Movimiento Nacional golpista y condenado en un juicio militar bajo las acusaciones, entre otras, de “izquierdista refinado, socialista, poseía varios carnets, pertenecía al Sindicato de Maestros de Madrid”. El 15 de septiembre de 1939, viernes, fue fusilado junto a otros alcaldes y concejales de la Sierra madrileña en las tapias del Cementerio de la Almudena de Madrid.

En la plaza de Torrelodones que lleva su nombre hay una placa en la que se lee: “Mariano Cuadrado, Fuentes, maestro y alcalde de Torrelodones, fusilado el 15 de septiembre de 1939 dejando mujer y ocho hijos. Su dignidad, honestidad y defensa de la legalidad representan un ejemplo de vida para su familia y amigos, sus vecinos y los más de 5.000 refugiados acogidos en Torrelodones durante la Guerra Civil”.

Dicha placa fue colocada en 2014, cuando el municipio estaba gobernado por la agrupación Vecinos por Torrelodones. La decisión fue llevada a Pleno a petición del PSOE y de entidades sociales y aprobada entonces con la unanimidad de todos los grupos, incluido el PP. Pero en enero de 2020, Vox presentó una moción por la que instaba a que se retirara “en el plazo de tres meses”. En el texto de aquella moción la formación de extrema derecha pedía “la retirada de símbolos y honores a los responsables de los crímenes del comunismo y de los representantes gubernativos de la II República española, en pro de la concordia”.

El PP, que en las elecciones del pasado 28 de mayo recuperó la alcaldía de Torrelodones después de 12 años, ha necesitado de los votos de Vox para formar el gobierno local. El nuevo equipo, presidido por la alcaldesa Almudena Negro, cuenta de ese modo con mayoría absoluta y ha retomado los trámites para cambiar el nombre de la plaza, lo que ha llevado a los vecinos a manifestarse en contra de la medida este 15 de septiembre, en el 84 aniversario de la ejecución de Mariano Cuadrado.

En el homenaje y defensa del nombre de Cuadrado en la plaza han intervenido también el diputado regional Guillermo Martín -uno de los impulsores del acto-, la Secretaria de Memoria democrática del PSOE de Madrid, Sara Bonmatí, así como los periodistas Marta Nebot, Jesús Maraña y Olga Rodríguez.

El nombre de Mariano Cuadrado también era uno de los que estaba inscrito en el monumento del cementerio de la Almudena que el alcalde Almeida mandó destrozar a martillazos. Fue una de las primeras decisiones que tomó el alcalde de Madrid cuando en 2019 llegó por primera vez al Palacio de Cibeles: paralizar el memorial que la anterior corporación había empezado a construir en el cementerio madrileño como homenaje a los represaliados por el franquismo entre 1939 y 1944.