“Se inicia el primer movimiento antitabaco liderado por los jóvenes en España”, proclamó Pepe Otada, director de la Fundación Lo que de verdad importa (LQDVI), al concluir la presentación de Proyecto Zero, una iniciativa creada por la Alianza de Entidades Sin Tabaco, en la que decenas de jóvenes expusieron sus ideas, orientadas a conseguir un reto muy ambicioso: que la juventud que llegue a los 18 en 2030 lo haga 'libre' de tabaco.
El proyecto, cuyo germen se originó en 2023 tras la 9ª Conferencia Europea sobre Tabaco o Salud, nació con la intención de “dar voz a las personas jóvenes y hacerles protagonistas en la lucha contra el Tabaco en España”.
Fue así como miles de estudiantes —tanto de instituto como de la universidad— quisieron saber más cuando se encontraron en plataformas como Instagram un anuncio que los convocaba a liderar esta iniciativa. Gemma Crespo, estudiante de Empresa y Tecnología en la Carlos III, explica que lo que le motivó a participar fue, entre otras cosas, haber vivido en su familia experiencias con el cáncer de pulmón: “Es un tema que me toca muy de cerca. Mezclado con el emprendimiento, que es lo que quiero hacer en mi vida, pues era perfecto”.
Asegura que no es un caso aislado, pues muchos de los jóvenes con los que ha trabajado codo con codo durante once sesiones se sintieron apelados por las mismas razones. “Cuando te toca tan de cerca es como que tienes el compromiso ya muy dentro de ti”, explica.
Aplicaciones de autoayuda o eventos “libres de humo”
Ella, junto a sus compañeros, expusieron durante la jornada su propuesta: una aplicación llamada BeeZaC que parte de la siguiente voluntad: que los jóvenes desarrollen estrategias para prevenir la adicción a sustancias. “En España mueren alrededor de 50.000 personas a consecuencia del tabaco cada año. Esto es un dato que da que pensar, porque los jóvenes no estamos interceptando el mensaje de riesgo. Es por ello que pensamos que tenemos que cambiar el paradigma en la educación”, afirmaron.
La aplicación, enfocada para niños y adolescentes de entre 10 y 13 años, “pues es la etapa en la que se empiezan a generar las creencias del bien y del mal y los roles sociales”, tendría diferentes bloques formativos, como el de Relajación o Control Emocional. Con ello, los docentes podrían planear actividades guiadas y ejercicios grupales, y se haría un seguimiento de ello: una vez que llegasen a los 21 días consecutivos empezarían a desbloquear recompensas digitales.
Otro de los 12 equipos propuso una “plataforma innovadora” llamada No Smoke Crew, que parte de la premisa de que “dejar de fumar es un viaje lleno de desafíos” por lo que, a través de ella, podrías formar amistades con personas que compartan el mismo objetivo, compartir experiencias, buscar apoyos, y motivarse mutuamente, “ofreciendo los recursos necesarios para enfrentar las tentaciones más complicadas”, como ejercicios para controlar la ansiedad, juegos, vídeos de autoayuda, recursos para pedir ayuda y contactos con expertos, además de un diario personal donde pudiesen ir registrando sus procesos.
Para Noa Rey, secretaria del Comité Nacional para Prevención del Tabaquismo (CNPT) y de la Sociedad Española de Expertos en Tabaquismo (SEDET), los estudiantes están “dando en el clavo”, ya que “el fuerte de todos los proyectos está en torno a la comunidad, las redes sociales, y el estar donde están los jóvenes”.
Estamos focalizados muchas veces en lo malo que aporta la tribu. Pues démosle la vuelta y hagámoslo en positivo
“Todos sabemos que hay determinadas edades donde lo que digamos los mayores no va a ningún lado. En ese contexto, el poder de la tribu es muy importante: para lo bueno, y para lo malo. Estamos focalizados muchas veces en lo malo que aporta la tribu. Pues démosle la vuelta y hagámoslo en positivo”, refuerza Isabel Orbe, Directora General de la Asociación Española contra el Cáncer, entidad que lidera el innovador proyecto junto a LQDVI. “Está perfectamente demostrado: el ocio saludable, los entornos saludables, generarles actividades de confianza, de seguridad, es lo que hay que conseguir”, subraya.
Otra de las ideas tenía precisamente como punto de partida este enfoque: el de un futuro “donde la presión social empiece a generar un impacto positivo en los jóvenes”. El proyecto BeHealth iría orientado a crear “eventos y experiencias exclusivas para aquellos jóvenes que se comprometan a no fumar”. Al asistir (de forma gratuita), los jóvenes irían ganando puntos que luego podrían ser usados para obtener descuentos en otros lugares o comercios.
Los mensajes antitabaco ya no conectan con la juventud
Una de las sensaciones generales de los jóvenes es que el discurso contra el tabaco, repetido de forma “tan alarmista y negativa”, ha perdido efecto. “Si los mensajes alarmantes ya no conectan con la juventud, es hora de innovar. Hagamos contenido antitabaco que realmente sea llamativo”. “Los jóvenes no queremos sentirnos señalados, sino empoderados”, sentenció una de las creadoras del proyecto Cortafuegos, una “comunidad de divulgación digital”.
No siento que esté disminuyendo el consumo de tabaco en mi generación, sino al contrario por el tema del vaper: el que no fuma tabaco o vaper, es el raro. Es importante que los mensajes que recibe la juventud sobre estos temas sean pensados por otros jóvenes
“No siento que esté disminuyendo el consumo de tabaco en mi generación, sino al contrario por el tema de los vapeadores: el que no fuma tabaco o vaper, es el raro. Es importante que los mensajes que recibe la juventud sobre estos temas sean pensados por otros jóvenes porque a veces cuando nos llegan campañas de las administraciones, de adultos, directamente no les prestamos atención porque tenemos interiorizado que no es el lenguaje que hablamos, que no van a saber dirigirse a nosotros, y cuando ves a un joven hablar contigo, es cuando el mensaje cala realmente”, explica la universitaria Gemma Crespo.
Marta Martínez Muñoz, socióloga especializada en el universo social y político de las infancias y adolescencias y coautora del recién publicado libro Adultocentrismo: ¿Qué piensan chicas y chicos?, opina lo mismo: “Creo que en general tenemos una brecha generacional en términos de credibilidad en el que las personas adultas no necesariamente somos una lección de coherencia y de buen hacer para la gente joven y, en ese sentido, me parece que el hecho de que sean tus pares quienes transmitan esa información puede ser una buena vía. Como iniciativa, me parece sumamente interesante”.
La socióloga recuerda que vivimos en una sociedad “bastante adultocéntrica” que no legitima las perspectivas de los jóvenes, e incide en que es importante “no solo que se sientan líderes de su propio devenir generacional, sino que lo sean. ”Que no hagamos ‘simulacros de participación’, sino que participen. No se trata de darles voz, lo que tenemos que hacer es escucharles, porque dar voz significa que yo, persona adulta, te concedo esta voz, pero la voz la tienen: lo que tenemos que hacer es generar canales respetuosos, inclusivos, y diversos, para que se puedan expresar“, apuntala.
Ignacio Lucero, gerente en Cáceres de la AECC y uno de los mentores de los proyectos, afirma que, ahora que las ideas ya se han expuesto, la AECC “coge el testigo” e intentará trasladar las diferentes ideas a nivel provincial. “Vamos a intentar presentar a los y las jóvenes que han participado a los consejeros de Sanidad de las comunidades autónomas. Si hay jóvenes que no están cayendo en el tabaquismo, hay que darles voz, y creemos que la juventud y los movimientos asociativos mueven el mundo”.