Milímetro a milímetro, la regulación del cannabis para uso lúdico parece acercarse. En los últimos tiempos, cada pocos días aparece un indicio nuevo. Un país de referencia que lo legaliza, un juez que se pregunta por qué está prohibido, un Gobierno regional que anuncia una norma para los clubes de fumadores... el último indicio puede encontrarse en el Eurobarómetro, que señala que los jóvenes españoles se muestran más proclives a su regulación según pasan los años.
Dice el Eurobarómetro que los jóvenes de entre 15 y 24 años que creen que el cannabis debería regularse suman ya el 45% del total a lo largo y ancho de Europa. No llegan a la mitad aún, pero el dato ha subido 11 puntos desde 2011, cuando apenas uno de cada tres (34%) se mostraba favorable a una norma. La tendencia parece invertirse, y si se mantiene en la próxima puede haber una mayoría favorable a la regulación.
España sigue la tendencia europea y se sitúa un poco por encima de las medias continentales. Un 47% piensa que el cannabis debería regularse, 12 puntos más de los que lo creían en 2011. En paralelo, ha caído del 57% al 53% el número de jóvenes que cree que debería seguir estando prohibido.
El médico y experto en drogas Fernando Caudevilla cree que hay que ser cautelosos con los datos, pero sí opina que “cada vez más gente a favor de la regulación porque cada vez más personas son conscientes de que las políticas prohibicionistas no han funcionado”. Este doctor, médico de familia y que asesora a enfermos sobre el uso terapéutico de las drogas, explica que el argumento para hacer las drogas ilegales era “para evitar los problemas que plantean”, hecho que no parece estar ocurriendo, con lo cual “la sociedad busca otras soluciones”.
El Eurobarómetro recoge también el porcentaje de fumadores de cannabis en Europa, dato que evidencia que el apoyo a la regulación no es una cuestión –sólo– de los consumidores. En la UE de los 27 uno de cada seis jóvenes declara haber fumado marihuana o hachís en el último año (17%), dato que sube hasta el 22% en España, lejos ambos de la media europea del 45% que apoya su regulación.
Algo similar cree Caudevilla que ocurre con el uso terapeútico del cannabis. Desde su consulta ve cómo cada día más gente se interesa por los posible usos medicinales que pueda tener esta droga. “Es un tema que está en los medios y la gente pregunta”, comenta.
La encuesta, realizada a petición de la Comisión Europea, revela que en 22 de los 27 países hay una tendencia cada vez más favorable a la legalización del cannabis, aunque aún no sean mayoría quienes la demandan. Sin embargo, es reseñable también que el único país europeo en el que sí es legal esta droga el porcentaje de personas partidarias de que lo siga siendo haya caído notablemente. Holanda ha pasado en tres años de tener sólo un tercio de su población a favor la prohibición a un 47% (14 puntos más). Los otros cuatro países son Letonia, Portugal, Bélgica y Francia.
A este respecto los partidarios de la legalización en España recuerdan que ellos no están pidiendo una regulación sin restricciones, al estilo de la que impulsó Holanda en su día, donde cualquier podía acceder a un coffee shop y adquirir marihuana o hachís. Aquí, recuerdan desde asociaciones como la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC), no se pide una regulación “por la puerta grande”. “La sociedad no está preparada”, reconocen. Ellos piden que se regulen, como están preparando Cataluña y Euskadi, los clubes de fumadores para socios y mayores de edad. Un acceso restringido.
El Eurobarómetro valora esta posibilidad de manera secundaria. El sondeo contempla una posibilidad que la encuesta no plantea, pero sí recoge en caso de que éstos la propongan motu proprio: tanto en Europa como en España caen hasta prácticamente el 0% el porcentaje de personas que, preguntadas sobre la legalización, responden espontáneamente que el cannabis debería regularse sin restricciones.
Los indicios
Aseguran quienes están metidos en el mundo de las asociaciones de consumidores de cannabis que la incógnita ya no es si se legalizará su consumo o no (con muchas restricciones, vaya por delante) sino cuándo. Desde Cataluña, Jaume Xaus, portavoz de la Federación de Asociaciones Cannábicas de Cataluña (CATFAC), se atreve a hablar de 2016, aventurando un posible cambio de Gobierno.
Lo mismo opina Caudevilla, al menos respecto a la certeza de la regulación, más allá de las fechas concretas. El impulso que la legalización en Uruguay –y algún país más del continente que le pueda seguir– va a dar al tema se le antoja definitivo. “Cuando la gente vea que no se muere nadie, ni hay zombis por las calles, pasará a algún Estado importante de EEUU y a partir de ahí al resto”, vaticina.
El sector atiende a las pequeñas señales sueltas que van llegando para respaldar su optimismo moderado. La más evidente de todas proviene de Cataluña, probablemente la región en la que más asociaciones de consumidores hay (o al menos donde más ruido hacen). La Generalitat tiene ya redactado un borrador para regular la actividad de los clubes, según publicó El País. El Parlamento de Euskadi encarará en septiembre un marco jurídico para los clubes mediante una modificación de la Ley de Adicciones.
Pero en términos generales los clubes de fumadores de cannabis están en un limbo legal que empieza a exasperar a los jueces. Cada vez con más asiduidad, magistrados de toda España se ven ante la tesitura de tener que decidir si la actividad de un club de fumadores es legal o es tráfico de drogas sin una base jurídica sólida sobre la que apoyarse (grosso modo, el cultivo o la posesión de cannabis, aunque sea de manera mancomunada, no es ilegal mientras no se destine a terceros y se realice en espacios privados y no públicos).
El impulso exterior
Desde fuera también llegan noticias alentadoras para los clubes de cannabis. En EEUU, siempre un buen indicador de lo que está por llegar al resto de Occidente, se ha legalizado el consumo lúdico en el estado de Colorado, que prevé recaudar entre 30 y 50 millones de dólares en impuestos por la venta de marihuana (aportados por medio millón de fumadores, más o menos). Otra veintena de estados permiten el uso por razones médicas. El Gobierno uruguayo abrió la puerta al comercio de marihuana con una legislación pionera en el mundo que regula la producción, distribución y venta de esta yerba, cuyo mero cultivo está penado por todo el mundo.
Mientras, en España la presión aumenta sostenida –se presupone– por los aproximadamente cuatro millones de personas (un 10% de la población entre 15 y 64 años) que declaran año tras año que consumen cannabis (un 7,6% fuma cada mes, según datos del Ministerio de Sanidad).
La estadística señala que fumar cannabis es más cosa de hombres que de mujeres y de jóvenes que de mayores. Por cada joven mujer consumidora entre 15 y 24 años hay dos hombres, proporción que se va ampliando hasta el último tramo de edad, cuando los hombres que fuman multiplican por ocho a las mujeres.