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Javier García, presidente de la Unión Internacional de Química: “Si seguimos contaminando a este nivel, vamos hacia el desastre”

Javier García, primer presidente español de la IUPAC

Teguayco Pinto

El pasado 11 de julio, la Asamblea General de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, más conocida por sus siglas en inglés, IUPAC, escogía por primera vez a un español como presidente, el catedrático de la Universidad de Alicante, Javier García. La decisión coincide con el centenario de esta institución, una de las más emblemáticas del mundo, y con la celebración del Año Internacional de la Tabla Periódica.

García, catedrático de Química Inorgánica y Director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante, donde trabaja en el desarrollo de nuevas fuentes de energía limpia, será, además, el presidente más joven en la historia de esta institución, encargada de crear el lenguaje común de la química, de reconocer y poner nombre a los nuevos elementos y de generar datos indispensables para la experimentación, como los pesos atómicos.

Ha tenido que pasar un siglo para tener un presidente español en la IUPAC ¿era el momento?

Sí, España es la novena potencia mundial en producción científica en química, así que era de justicia presidiera ya el organismo que gobierna la química internacional.

¿Por qué se ha tardado tanto?

Si miras el resto de instituciones científicas internacionales, verás que, en general, España tiene una representación menor a la que le correspondería por producción científica. Esto sucede porque, por una parte, hace falta que haya más científicos españoles dispuestos a complicarse la vida presentándose a organizaciones internacionales, pero también hace falta que, como país, tengamos una política y una diplomacia científica internacional seria, de forma que, cuando haya convocatorias para instituciones internacionales, podamos presentar candidatos y tengamos un relato sólido, es decir, saber qué proponemos para contribuir a solucionar los grandes problemas de nuestro tiempo.

¿Cuáles son esos grandes problemas de nuestro tiempo?

En primer lugar, la ciencia debe contribuir a luchar contra el cambio climático y, para ello, muchos grupos de investigación están trabajando en el desarrollo de nuevas fuentes de energía limpia y en captura y utilización del CO. Además, la ciencia en general, y la química en particular, tiene un papel muy importante en la lucha contra las enfermedades.

Por otro lado, la ciencia tiene el reto de recuperar relevancia en un mundo donde la verdad, el conocimiento y la evidencia están en retroceso frente a la posverdad, la ignorancia y la opinión. A pesar de los buenos resultados que nos ha dado aplicar la razón para solucionar grandes problemas y de cómo hemos progresado en esperanza y calidad de vida gracias los avances científicos, el fanatismo y las fake news son los protagonistas de este nuevo tiempo donde la tecnología nos ofrece grandes oportunidades pero también incertidumbre, angustia y complejidad. Para resolver este nuevo reto, los científicos debemos participar en los grandes debates, proponer soluciones y situar a las personas en el centro de nuestras preocupaciones.

¿Qué hace la IUPAC para luchar contra la desinformación?

Tenemos un área que yo considero clave, que es la de educación. La IUPAC se esfuerza en que la química se enseñe de la mejor forma posible y que la ciudadanía en general tenga un posición crítica y bien informada sobre el uso de la química.

¿Qué opinión le merecen los productos que se anuncian como “libres de químicos”?

Son campañas de empresas que, de forma consciente, alimentan la quimiofobia para vender más. Pero la quimiofobia, como cualquier fobia, es un miedo irracional y manifiesta esencialmente un desconocimiento. Por ejemplo, a veces veo anuncios que dicen: “Vino libre de químicos”. Y no lo entiendo, porque el vino es el producto de una reacción química, que es la fermentación de la uva, y todos los compuestos que lo componen, tanto el etanol, como los taninos y el resto de sustancias son productos químicos. Todo es química.

Quizás el problema es que se está identificando producto químico con sustancia tóxica

Pero es que es precisamente la química la que permite que los productos sean seguros. Porque es el cloro el que permite que el agua sea potable y no enfermemos y son los conservantes que se añaden a los alimentos los que permiten que los comamos sin miedo a que estén en mal estado. Volver a un consumo como el de hace 100 años, nos devolvería a una época en la que la gente enfermaba por beber agua no potable o por consumir alimentos mal conservados.

Pero también hemos abusado de algunas sustancias químicas

Sí. Hay varios ejemplos de abuso, como los fertilizantes. Es cierto que han tenido una importancia vital para aumentar la producción alimentaria, pero su abuso ha generado serios problemas medioamebientales. Está claro que hay que utilizar las sustancias químicas de una forma responsable y por eso tenemos una normativa muy estricta, con muchos protocolos de seguridad y siempre debemos aplicar el principio de precaución.

¿Qué papel tienen los científicos ante el uso abusivo de los nuevos avances?

La responsabilidad que tenemos es muy grande, pero si de algo se nos puede acusar a los científicos hoy en día es de ser los Pepito Grillo de la sociedad. Estamos continuamente reclamando un uso responsable de los combustibles fósiles, hemos sido los primeros en alertar por la pérdida de biodiversidad, del abuso de los fertilizantes, etc. Los científicos estamos a la cabeza de las reivindicaciones para un uso más sostenible y más responsable de la tecnología y hemos dicho claramente que vamos hacia un desastre si seguimos contaminando a este nivel que lo estamos haciendo.

En su laboratorio se dedica al desarrollo de nuevas energías limpias ¿es ese el futuro?

No sabemos cuál va a ser la energía del futuro, pero trabajamos en muchas líneas aplicando nanotecnología. El año pasado patentamos las celdas solares de baja temperatura más eficientes del mundo y también estamos trabajando en almacenamiento de hidrógeno y en nuevos catalizadores para transformar luz solar en corriente eléctrica o en productos químicos. Otro proyecto al que yo le tengo mucho cariño, y que es una colaboración con el Instituto Tecnológico de Masachusets (MIT), es el desarrollo de baterías de flujo, un nuevo tipo de baterías que permiten almacenar energía eléctrica en la propia red, de forma que ayuden a la extensión de las energías renovables.

En el MIT fue donde creó su empresa, Rive Technology ¿cómo surgió la idea?Rive Technology

Cuando llegué al MIT era muy consciente de que tenía una oportunidad única para hacer una importante contribución científica. Al principio pensé que sería un artículo en una importante revista, pero compartía el espacio de laboratorio con un estudiante que era más joven que yo y que había montado una empresa en colaboración con un hospital. Vi cómo el resultado de su investigación estaba cambiando la vida de las personas y aquello me cambió la perspectiva, así que me planteé aprovechar la oportunidad para generar una empresa con la que promover el uso de los catalizadores que yo estaba desarrollando. Finalmente, lo que empezó como una estancia en el MIT terminó, 15 años después, con la venta de mi empresa a la mayor compañía de catalizadores del mundo.

¿Que falta en España para desarrollar ese nivel de innovación?

Muchas veces me preguntan por qué existen tantas empresas de éxito en el MIT y no es porque animen a la gente a innovar más, sino porque allí se hace la mejor ciencia básica del mundo. Solo cuando tienes a los mejores, es cuando surgen las grandes empresas tecnológicas del futuro, porque los grandes inversores quieren estar ahí donde se están resolviendo los grandes problemas de nuestro tiempo. No tiene sentido recortar en ciencia y luego exigir que se creen empresas para transferir tecnología. No es una cosa o la otra. Esto de recortamos en ciencia y ahora poner recursos para los chavales emprendan es un error, porque sin la mejor ciencia, emprender no sirve de nada.

Y aquí se ha recortado mucho, como presidente de la Academia Joven de España ¿cómo ha afectado esto a nuestros jóvenes investigadores?aquí se ha recortado mucho

La situación de la investigación en España es muy mejorable y los más precarizados por la crisis han sido los jóvenes. Pero la Academia es algo diferente y cubre una necesidad que a veces olvidamos. Es necesario poner de relieve la mala situación que viven los investigadores, y por supuesto que esa batalla la vamos a seguir dando, pero si solamente lanzamos el mensaje de que España no es un país para la ciencia, lo único que vamos a conseguir es que los jóvenes no quieran investigar. Así que, además de denunciar la precaria situación que se vive, debemos contar las historias de las mujeres y hombres jóvenes que están empujando los límites del conocimiento en nuestro país.

Habla de mujeres y hombres, pero la química es un campo eminentemente masculino ¿cree que es un problema?

Sí, creo que hacen falta políticas positivas que sirvan para corregir los sesgos que tenemos. Si hay algo que tengo muy claro es que cuando un grupo está dominado por un sector de la población, tiende a favorecer a ese sector. Puede ser de género, pero también geográfico. Por eso, tenemos que tener todo tipo de políticas para ayudar a compensar estos sesgos, dando visibilidad a las mujeres, a los investigadores jóvenes, a los que provienen de universidades pequeñas… Hace falta que haya más modelos de químicas que hayan llegado lejos y ese es uno de nuestros objetivos, tener modelos que inspiren a las nuevas generaciones.

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