El relincho del canelón
Canelones de vaca que relinchan, sabrosas albóndigas de ternera al aroma de crin, o hamburguesas 100% vacuno, que galopan. Parece el mundo al revés pero es el universo al que se acaban de enfrentar los ciudadanos europeos al descubrirse el pasado 16 de enero en Irlanda e Inglaterra que 21 de 31 productos precocinados analizados se vendían com carne de ternera pero llevaban una sorpresa equina y porcina en su composición. En un caso hasta un 29% de caballo.
Ante estos resultados, que no suponen ningún conflicto sanitario -el caballo se puede comer sin problema-, sino más bien un fraude en el etiquetado, media Europa se lanzó a analizar los productos de sus supermercados con estremecedor resultado ya que muchas de las pruebas resultaron positivas. En España hasta ocho productos se han retirado de los supermercados por esta causa. El caso ha sacado a la luz varios asuntos polémicos: los recorridos increíbles que sigue la carne por hasta cinco países e intermediarios diferentes hasta llegar al supermercado, y sobre todo nos hace plantearnos ¿hasta dónde están dispuestas las industrias a rebajar sus controles por lograr unos precios más económicos?
Aquí les ofrecemos algunas pistas que les ayudarán a entender qué es lo que está ocurriendo:
1. Flamantes análisis de ADN
Aunque a los responsables ministeriales se les llena la boca hablando de los controles sanitarios realizados a la carne, es curioso que hasta que surgió este escándalo, en España, al menos, los inspectores de sanidad no realizaban análisis de ADN para comprobar que por ejemplo, la carne picada era lo que la etiqueta decía realmente que era. Así lo explica una consultora en calidad agroalimentaria, que prefiere no decir su nombre: “La ley regula la composición nutricional que debe tener, el porcentaje de tejido conjuntivo, de cereales y de carne. Y los análisis se hacían hasta ahora para controlar que esto era así, o incluso se hacía un análisis microbiológico para comprobar la cantidad de contaminantes y toxinas que llevaba la carne y que estaba en buen estado, pero los PCR (pruebas de ADN) son demasiado caros para usarlos por sistema”, explica. Cada uno de estos análisis puede costar en torno a los 200 euros.
2. Las medidas de la UE
A raíz del escándalo, la UE acaba de imponer controles que eviten prácticas fraudulentas en la comercialización de productos, haciendo referencia expresa al control de la presencia de ADN equino en productos cárnicos basados en carne picada, donde es más fácil cometer el fraude. España debe realizar 150 pruebas mensuales en productos alimenticios comercializados o etiquetados como de vacuno durante el mes de marzo. También se analizarán controles oficiales para detectar la posible presencia de fenilbutazona, una sustancia que sólo se les inyecta a los caballos en las articulaciones. La UE reembolsará el 75% de cada una de las pruebas realizadas por las autoridades hasta un máximo de 300 euros por prueba. En el caso de España la UE contribuirá con un total de 79.500 euros.
3. ¿Contaminación o estafa?
En España aún no han trascendido los resultados de los análisis que revelan qué cantidad de carne de caballo había en las muestras retiradas del mercado. La cantidad de carne de caballo encontrada es esencial para saber si se trata de un problema de contaminación o una estafa en el etiquetado. Por ejemplo, en las hamburguesas analizadas por la OCU simplemente se halló trazas. “Eso supone un miligramo de producto por kilo, lo que podría darse en los procesos de manipulación, por haber utilizado una misma máquina o un determinado contenedor y es frecuente que ocurra en los mataderos”, explica la experta en calidad agroalimentaria. Esto podría ocurrir accidentalmente.
Pero en el caso de porcentajes altos, como Findus, que halló que su lasaña de ternera era un 100% de caballo, en los que una parte importante de la composición sea de otro animal, serían casi con toda seguridad intencionados. Pero ¿cómo pudo alguien saltarse los controles? “Aunque el suministro y los procedimientos están protocolizados, siempre puede haber errores y piratas, como en todas las industrias”, explica José Manuel Álvarez, portavoz de la Confederación de Organizaciones empresariales del Sector Cárnico de España (CONFECARNE). “En ese caso nosotros somos los primeros interesados en que se dé con el culpable y se le castigue, porque la confianza de los consumidores está en juego”, concluye.
4. ¿Por qué hay tanta carne de caballo en el mercado?
El portavoz de Confecarne explica que la carne de caballo no es barata y que él considera que en casos como el de Irlanda “no hay una intención de abaratar costes”. Sin embargo, es cierto que en los picaderos españoles están también notando la crisis. “Cada vez más caballos son sacrificados porque sus propietarios no los pueden alimentar”, explica un profesor de equitación. Cada año unos 65.000 caballos acaban en los mataderos de la UE.
En Francia, donde el escándalo también se ha saldado con varios productos retirados de los supermercados, el rastro de los proveedores de las partidas afectadas lleva hasta Rumanía. Allí acaba de entrar en vigor la prohibición de circular con carromatos o coches de caballos por las carreteras y eso ha incrementado sustancialmente la cifra de caballos y burros que acaban en los mataderos. De hecho, según publicó The Guardian, la exportación de carne picada y congelada de caballo desde Rumanía a los países del Benelux se incrementó notablemente entre el año pasado y este.
5. La sombra de la mafia
Las autoridades inglesas apuntan a que el crimen organizado y la mafia puedan estar detrás de esta gran estafa que afecta a gran parte de Europa. The Guardian aseguró esta semana, citando a fuentes del Gobierno, que las primeras investigaciones apuntan a que empleados de los mataderos y plantas de producción “habían sido intimidados para firmar como carne de vaca piezas que no lo eran, y pertenecían a alternativas más baratas como el cerdo o el caballo”. Aseguran también, citando fuentes de la industria de los mataderos, que hay pruebas de que la mafia italiana y polaca están detrás de la estafa multimillonaria que sustituye la carne de vaca por la de caballo en el proceso de producción.
6. ¿A quién beneficia?
Otra de las cuestiones que no ha quedado clara en todo este proceso es por qué se analizó el primer filete. ¿Quién le dio el chivatazo a las autoridades británicas para comenzar a hacer análisis de ADN en las principales cadenas de hipermercados del país?
Quizá otra pregunta ayude a responder: ¿a quién ha beneficiado todo este escándalo?
La cadena Tesco ya ha anunciado en Reino Unido que optarán por suministradores y vacas locales para conocer el origen real y garantizarse el control de calidad de sus productos.
7. La ruta absurda de la falsa vaca
Las piezas de carne contaminadas en Inglaterra provenían de un matadero rumano. Este trabajaba con un suministrador de Chipre que trabajaba a su vez con otro sumistrador en Holanda que servía la carne a una planta en el sur de Francia, que se la vendió a un francés, propietario de una factoría en Luxemburgo, que la preparó, cocinó y congeló y distribuyó luego a 16 países, según explicó el diario The Independent.
8. El granjero indignado
El europarlamentario José Bové, presidente del Partido Ecologista Europeo denunció que lo que este escándalo ha sacado a la luz es el “mal funcionamiento de la cadena alimentaria” y tras ello se esconde “la guerra de precios”. “Hemos llegado a un extremo en el que los responsables de la industria alimentaria sólo buscan abaratar los costes sin importarles cómo, y en la mente de los consumidores ha calado la idea de que la calidad alimentaria es un recorte comprensible. El liberalismo no casa bien con la alimentación, si hay cuatro intermediarios hasta que un canalón llega al supermercado y cada uno de ellos se saca un beneficio, ¿cómo puede ser más barato cada vez?”, señala indignado en su propia web. “Si no cambiamos nuestra política agrícola común, nos encontraremos con crisis mucho más graves que una simple trampa en el etiquetado”
9 La lista negra de productos que relinchan
Canelones la Cocinera para microondas 'La Cocinera'.
Fusilli boloñesa 'Buitoni'.
Empanada gallega de carne 'La Cocinera'.
Relleno de carne 'La Cocinera'.
Gratén de berenjenas 'La Cocinera'.
Empanadillas de carne 'La Cocinera'.