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La resistencia feminista toma la calle por la igualdad

Una de las pancartas de la manifestación del 8 de marzo en Madrid. \ Mercedes Domenech

Mercedes Domenech

Decenas de colectivos, como Territorio Doméstico, Scum Girls, COGAM o la Solfónica, se han movilizado este 8 de marzo para visibilizar la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Durante el recorrido, de Cibeles a Sol, un gesto ha ganado la batalla: el puño en alto. Entre los sonidos: el de los tambores. Y, por supuesto, un color: el violeta.

Con una presencia mayoritaria de mujeres -ha sorprendido la cantidad de manifestantes jóvenes-, todas coinciden en la necesidad de seguir saliendo a la calle para hacer valer sus derechos en las distintas esferas. Ulrike, miembro del comité organizador e integrante del Movimiento Feminista de Madrid considera que la asistencia “multitudinaria” al acto es necesaria para “romper con el espejismo de la igualdad que hace parecer que ya hemos ganado”. Ulrike ha señalado la necesidad de emitir un mensaje claro y rotundo: “Sin todo el entramado de mujeres que sustenta la vida, el mundo se para”.

“Trabajo nos sobra, queremos empleo”, “Mi cuerpo, mi vida, mi forma de follar” y “Que viva la lucha de las mujeres” han sido algunas de las proclamas lanzadas por las diferentes organizaciones agrupadas tras la gran pancarta de cabecera: “Contra las violencias y el capital, feminismo radical. Nosotras movemos el mundo”.

Enar Sastre, activista desde hace 25 años en el Fórum de Política Feminista de Madrid, piensa que “cuando el Gobierno nos deja a la población en manos del mercado, las que más perdemos somos las mujeres”. Un ejemplo simple fortalece su afirmación: “Recortan en dependencia, no podemos tener un trabajo porque tenemos que ser cuidadoras, perdemos la independencia económica y nos volvemos vulnerables”.

Autonomía económica. Ésa es una de las claves. Hoy se lucha en las calles de España por la misma razón que se hizo en la Industria Textil y de la confección de Nueva York en 1857: la defensa efectiva del principio de igualdad; sólo así será posible erradicar los numerosos retazos de discriminación por razón de sexo existentes en la sociedad.

Jesús ha acudido acompañando a la Asociación de Mujeres de Carabanchel Alto. Él no concibe cómo no hay más hombres que se sumen a la marcha: “Lo extraño no es venir, lo extraño es quedarse en casa”. Explica que “las continuas luchas de las mujeres permiten que se vaya avanzando”, pero aún es necesario “limar diferencias”.

Paz, de la Asociación de mujeres Montserrat Roig de San Fernando de Henares, coincide con la reflexión de Jesús e insiste: “Parece que hemos conseguido algo. Pero nos queda mucho camino por recorrer para llegar a la meta de la igualdad”. Enar sentencia: “Hay miles de motivos en el mejor de los mundos para salir a la calle por los derechos de las mujeres”.

Un enorme lazo morado sostenido por varios asistentes ha servido para simbolizar en la Puerta del Sol la unión entre las mujeres. Poco después, la plaza ha vibrado con una batukada: un amplio grupo de mujeres ha optado por hacer sonar la música en señal de protesta contra el feminicidio, por la igualdad de género y en contra de la violencia de cualquier tipo hacia las mujeres.

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