Rubén Hornillo recibió las papeletas para votar en las pasadas elecciones generales del 20 de diciembre el día 19. Pero del mes de enero. A este cineasta residente en Los Ángeles (Estados Unidos) la documentación para poder ejercer su derecho a voto le llegó a casa 30 días después de la celebración de los comicios. Rubén se quedó sin votar, a pesar de haber realizado todos los trámites necesarios que exige el proceso del voto rogado y que tanto han denunciado los residentes en el extranjero.
En octubre de 2015 un informe elaborado por el colectivo Marea Granate ya avisaba de que el 20D habría “abstencionistas forzosos” e identificaba como uno de los motivos el retraso en la llegada de papeletas. De hecho, calcula que aproximadamente el 36% de los emigrados que no votan en las elecciones no lo hacen porque o bien reciben tarde la documentación o nunca llega, apunta la portavoz Berta Burguete. Tras las elecciones, decenas de residentes en el extranjero se han puesto en contacto con el colectivo para denunciar esta situación.
El de Rubén, que salió de España en 2010 “porque allí no hay trabajo para mí y sobro”, no es un caso aislado. Muchas de las incidencias que documenta Marea Granate se han producido en Estados Unidos, pero también en otros países. Tampoco es un problema que afecte a una sola provincia. Rubén recibió un correo electrónico de la Oficina del Censo Electoral de Alicante el día 3 de noviembre, tras rogar el voto, en el que le comunicaban que recibiría la documentación.
Documentación fechada el 20D
“Esto es indignante, son miles de votos perdidos por las deficiencias intencionadas del sistema”, sentencia. Burguete apunta que Marea Granate desconoce el número exacto de personas afectadas y critica que “no hay interés por parte de la administración en averiguar qué está pasando”. Fuentes de Correos explican que “cualquier persona puede saber qué ha ocurrido con su voto a través de la Junta Electoral Central” y aseguran que desde la empresa “salió toda la documentación, o sea que dependerá del servicio postal del país de destino”.
Marea Granate afirma, sin embargo, que hay fechas de salida de las oficinas electorales muy próximas a las elecciones. Borja Cuervo, que reside en Zimbabwe, recibió el pasado 26 de enero las papeletas para ejercer su derecho a voto con una carta de la Oficina del Censo Electoral de A Coruña fechada el 20 de diciembre de 2015, el mismo día de los comicios. “Saben de sobra que la mayoría del voto emigrado irá a partidos del cambio y han creado un sistema no solo ineficiente, sino arcaico para desmotivar el voto e impedirlo, como ha sido mi caso”, afirma.
Mireia Frutos tampoco pudo votar el 20D. Esta joven de 25 años, residente en Kuala Lumpur (Malasia) es la primera vez que intenta hacerlo desde el extranjero. Siguió los trámites para rogar el voto esperanzada, pero “cuando hablé con gente que lleva viviendo aquí más tiempo, la mayoría temía que las papeletas no llegaran a tiempo, así que supongo que es algo que ha pasado en elecciones anteriores”, dice. En su caso, la documentación le llegó el 22, dos días después de las generales.
Marea Granate sigue recibiendo testimonios por correo electrónico de personas que han sufrido el mismo problema e incluso muchas lo hacen vía Twitter o Facebook. Como Eduardo Serrano, que vive en la ciudad colombiana de Medellín y se quejaba así en la red social de que sus papeletas habían llegado el 16 de enero.
Solo un 4,7% votó
Burguete, portavoz del colectivo, reprocha al Gobierno que “todavía no conocemos los datos oficiales de participación con respecto al ruego del voto”. Lo cierto es que no es fácil encontrar la cifra porque ni la Junta Electoral Central ni el Ministerio del Interior la han publicado desglosada. “Estamos muy atentos a la publicación y no entendemos el porqué de esta demora”, relata, “el viernes 29 de enero se publicó el escrutinio definitivo del BOE y ni rastro del voto exterior”.
El mecanismo de rogar el voto que introdujo la reforma electoral de 2011 dificulta el voto de emigrados, hasta el punto de que solo un 8% de los inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) consiguió completar todos los pasos y solicitó el voto por correo. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística fueron 151.000 los que lo hicieron. De ellos, unos 88.000 lograron finalmente votar, según los datos facilitados por el Ministerio del Interior, que no son públicos.
Es decir, la cifra representa un 4,7% del total de inscritos en el censo. Muy lejos del 31,88% de españoles en el extranjero que votó en las generales de 2008, cuando todavía no se había reformado la Ley Electoral, en 2011, que introdujo el voto rogado. Además de los obstáculos que Marea Granate denuncia y que, en su opinión, desmovilizan el voto exterior, Burguete narra cómo al colectivo le siguen llegando quejas de diversa índole como documentación sin papeletas para el Senado, sobres de elecciones europeas de 2014 o documentación incompleta.
“Nos hace pensar que las cosas han tenido que hacerse en un tiempo récord o con recursos humanos limitadísimos”, analiza. Afirma que a los emigrados ya no les sorprende y que “una vez más, vemos cómo la administración regala al ciudadano una asimetría insultante: exigencias desorbitadas al elector por un lado y exigencias nulas a los responsables del correcto funcionamiento de la democracia por el otro”. Marea Granate ha decidido comenzar a trabajar con la plataforma de juristas DosMillonesDeVotos para informar a la Junta Electoral Central porque “las instituciones no están haciendo nada para averiguar qué ha pasado”.
ACTUALIZACIÓN | El Ministerio de Interior ha corregido el dato de participación extranjera referente a la provincia de Castellón. Con ello, el dato de participación global pasa del 5,2% al 4,7%, el número de votos de 99.000 a 88.000 y el número de personas que rogaron el voto y no votaron finalmente a 62.000