Me reúno con Alfonso Fernández, 'Alfon', en Vallecas, el barrio donde siempre ha vivido y que estos días está empapelado con cientos de carteles que reivindican su puesta en libertad. En el propio local donde tomamos un café, mientras charlamos, hay una pegatina en la que se lee “Alfon libertad”.
El joven vallecano llega acompañado de Daira, su novia, detenida con él durante la huelga general del 14 de noviembre y puesta dos días más tarde en libertad con cargos. Se besan y ella se va: “Tengo mucho que estudiar”, dice.
El rostro aún aniñado de Alfon delata su edad: 21 años. En los primeros minutos habla con cierta timidez, pero se va soltando a medida que transcurre la conversación, de dos horas de duración.
Pregunta: ¿Qué pasó el 14 de noviembre, jornada de huelga general, para que le detuvieran?
Respuesta: Fue a primera hora de la mañana. Mi novia Daira y yo estábamos yendo a buscar a mi tío, mi madre estaba duchándose, íbamos a volver para recogerla e ir juntos al piquete de cocheras, como hemos hecho en todas las huelgas.
Había más gente, estábamos en una calle entre la casa de mi tío y la mía, y entonces tres policías secretas nos paran, nos piden la documentación, accedimos a entregársela, nos preguntaron dónde íbamos, yo les dije que a casa de mi tío, estábamos justo ya casi debajo de la ventana de la casa de mi tío, y entonces un policía secreta, vestido de paisano, saca de unos matorrales algo, una bolsa, y me pregunta que dónde voy con eso, que qué era eso que llevaba yo ahí.
Sacan lo que hay dentro de la bolsa y vemos que era como una especie de artefacto casero o algo así, que tampoco creo que llegase a ser un explosivo como dicen, no sé, era algo que tenía gasolina y no sé qué más. Así que me dicen que si estoy loco, que dónde voy con eso, yo les digo que se están equivocando.
En ese momento en esa calle había mucha gente, pero fue a nosotros a quienes nos pararon. Los tres secretas llamaron a otros y vinieron más policías, muchos. La verdad es que Daira fue muy valiente, más valiente que yo, aunque yo tuve que hacerme el duro en más de una ocasión, pero yo creo que lo pasé peor que ella, porque también estaba preocupado por ella. Fue muy valiente, valiente, valiente. De allí nos llevaron a la comisaría de Moratalaz.
P: ¿Qué les preguntaron en la comisaría, cómo fue el trato?
R: Hostil, como cualquier detención en una comisaría. A las 17 horas de estar allí y después de habernos tomado las huellas repetidas veces para comprobar, supongo, si estaban en la bolsa del artefacto explosivo o como quieran llamarlo, me sacaron y me dijeron que me fuese con un señor, este señor era de la brigada de información o la brigada político-social la llamaría yo, estaba encapuchado esperándome para entrar a una sala donde había cuatro más como él, todos con el rostro cubierto.
P: ¿En el interrogatorio estaban con el rostro cubierto?
Sí, en ningún momento pude verles el rostro. En la comisaría hubo comentarios muy desagradables, comentarios en los que decían que éramos parásitos, vagos, comunistas, y cosas así. Los interrogatorios fueron muy pesados, a mí se me hizo muy duro, sobre todo también por la presencia de Daira en ellos. Estando solo lo habría vivido de otra manera, más tranquilo, pero al estar con mi compañera y verla en esa situación, pues... ellos también lo aprovecharon contra mí, y eso es lo que se me hizo más duro de llevar, que tuviese que sufrir eso mi compañera y que ellos lo utilizasen contra mí.
P: ¿Cómo lo utilizaron?
R: Diciendo que yo era un hijo de puta que no la quería, que lo que ella estaba pasando era por mi culpa, que yo era un maricón, y que no me la merecía, cosas así... Fueron los momentos más duros. Fue durante los registros. Estando aún en comisaría cogieron las llaves de mi casa, las de Daira y me comunicaron que iban a hacer registros en la sede de Bukaneros [grupo de seguidores del equipo de fútbol del Rayo Vallecano], en mi casa y en la de mi novia.
P: ¿Cómo fueron esos registros?
R: Nos tuvieron esposados en Bukaneros, presenciando el registro, a mí me decían esas cosas sobre mi novia, además había una cámara de televisión persiguiéndome, eran del programa sensacionalista de Mercedes Milá, persiguiéndome todo el rato durante ese registro, todos los policías encapuchados, parecía de película, una cosa increíble.
Luego ya subimos al coche y fuimos a casa de Daira donde siguieron el registro y donde ya empezaron a ver un poco que tenían un circo montado y que se estaban equivocando. Se llevaron el ordenador de casa de Daira y luego fuimos a mi casa y en mi casa se llevaron mi móvil, no tenía ordenador. Y ahí estuvieron, siete policías encapuchados registrando mi habitación, mirando las fotos de cuando tenía 6 años, 3 años... No sé qué querían encontrar, explosivos o algo, pero claro, no encontraron nada parecido, y ya volvimos a comisaría y me devolvieron a los calabozos.
P: ¿Les interrogaron juntos o por separado?
R: De todo, juntos y separados.
P: ¿Sabe si han encontrado huellas en la bolsa?
R: No, no, no hay nada de huellas
P. ¿En la comisaría estaba solo en la celda?
R: Sí, yo en una celda y Daira en otra. Pero podíamos escucharnos, nos preguntábamos que qué tal, yo le decía que cómo estaba y que estuviese bien, que estuviese tranquila,que teníamos que esperar a que llegara nuestro abogado. Y eso es lo que hicimos, esperar a que llegase y eso les enfadó mucho porque está claro que no querían nada bueno para nosotros
P: ¿Ya se imaginaba que ordenarían su ingreso en la cárcel?
Me dijeron que si no colaboraba con ellos, si no les decía lo que ellos querían saber, me iba a comer el marrón y ellos se iban a alegrar porque yo era un hijo de puta. Eso me dijeron, y ahí ya supe que la situación era muy difícil y que podía acabar como acabó.
P: ¿Le dijeron eso?
Sí, porque claro, ellos tienen archivos con miles de personas y de gente que está relacionada con activismo, militancia o con organizaciones que reivindiquen derechos sociales o cualquier cosa que a ellos no les parezca bien. Y ellos sabían de mi historial, de mi militancia en ciertos colectivos, y ellos querían quitarme del medio para dar un toque a la gente, como medida ejemplarizante, para dejar claro que ellos tienen el poder y están dispuestos a usarlo de cualquier manera.
P: ¿Cuál es ese historial del que habla, había tenido algún otro problema con la policía?
Sí, el 19 de junio de 2012, en Vallecas. En este barrio se vive un estado policial las 24 horas del día, el acoso es constante. Estamos acostumbrados, la juventud sobre todo, a los cacheos y a los malos tratos por su parte y aquél día tuve que soportar que a mi tía la pegasen una paliza entre doce policías, que la llevasen a un callejón y le pisasen la cabeza, le partiesen costillas, dedos de los pies, moratones por todo el cuerpo, hay fotos de todo esto.
Era un día normal, nos pidieron de forma arbitraria la identificación, aquí en Vallecas es así, son policías jóvenes que están empezando y están muy crecidos, son muy chulos, muy prepotentes. Estuvieron desde el primer momento con insultos y amenazas. Como les exigimos otro trato, sacaron ya las porras extensibles, que son de acero, y se liaron allí a golpes, y mi tía fue la peor parada porque fue la que menos se dejó maltratar y se la llevaron a una calle y a mi tío y a mí nos llevaron a otro lado, y ese fue el altercado, nos acusan de atentado contra la autoridad pero todo el mundo sabe qué pasó realmente.
P: ¿Qué edad tiene su tía?
38 años
P: ¿Lo denunciaron?
Sí, claro. Estamos esperando a ver qué pasa, a ver qué dice la policía, nosotros tenemos el informe forense donde se ve reflejado el trato. Y luego en comisaría recibimos insultos, nos dijeron que no les engañáramos, que éramos unos rojos de mierda, que con nosotros la solución sería una sentencia de muerte, y bueno, hubo patadas, insultos, maltratos. Fue en la de Portazgo, en Vallecas, aquí son comunes los maltratos y abusos a los detenidos, desde bastante tiempo atrás que pasa esto
P: Volviendo al 14N. Dos días después, el 16 de noviembre, les pusieron a disposición judicial.
R: Sí, nos llevaron a Plaza Castilla. Declaramos los últimos, había muchos detenidos de la jornada de huelga, parece ser que la lucha fue muy intensa, había jóvenes y no jóvenes detenidos contándome qué había pasado con la policía, me contaron la primera carga sin sentido que hubo, las detenciones absurdas a dedo por la calle, los cargos inventados, cada uno contando un poco su historia.
Luego nos llegó la información de que habían llamado de delegación del gobierno a alguien en Plaza de Castilla, alguien con poder para decidir y que tenía que ingresar en prisión. No podían meterme por riesgo de fuga en prisión preventiva porque tengo arraigo, trabajo con mi padre, no había método, pero sabíamos que había presión para que ingresara.
Cuando me dijeron que firmase, pregunté qué firmaba y me dijeron que el ingreso en prisión. Firmé. A lo que yo tenía miedo era a preguntar qué pasaba con Daira, les pregunté y me dijeron que no, que Daira se iba y ya fue el momento de felicidad, me puse a llorar de emoción, de la alegría por saber que para ella terminaba, que se iba a su casa y que iba a dormir con su familia.
Me dejaron que me despidiera de ella, la abracé y la besé, ella estaba llorando y mal pero yo la verdad es que no podía estar mal sabiendo que ella volvía a casa, por esa razón la verdad es que ingresé con una sonrisa en la cárcel.
P: ¿Por qué cree que le ingresaron en prisión?
R: La detención fue casual, estábamos en el momento equivocado en el lugar equivocado, pero el ingreso en prisión fue a dedo porque yo tenía actividad política y me organizaba a nivel de barrio y de colectivos reivindicativos y de un carácter más revolucionario, pero no tengo ningún historial de violencia, ni de explosivos, ni de altercados ni de nada. Vieron a un joven que intentaba organizarse en el barrio con otros jóvenes y no jóvenes y eso fue lo que motivó mi ingreso en prisión
P: En estos momentos ¿qué cargos hay contra usted?
R: Tengo atentado a la autoridad por lo del mes de junio, cuando lo de mi tía, y ahora una acusación de tenencia de explosivos. Y estos son los problemas que tengo con la justicia y no hay más, no hay nada más.
P:¿Ha leído una información en el ABC que le atribuye delitos?
R: Me lo han contado. Ya conocemos la maquinaria propagandística de la derecha ultraconservadora y ultraliberal de este país, que es muy rancia y no tiene escrúpulos. Usan cualquier cosa o inventan cualquier cosa para intentar desmovilizar y asustar a la gente y salirse con la suya, pero tenemos que mantenernos fríos y no caer en sus provocaciones
P:¿Van a tomar medidas?
Tendrán noticias nuestras sobre este tema, pero todo a su tiempo
P: Y ya en la prisión de Soto del Real, ¿cómo fue?
Duro, pero se hizo mucho menos duro gracias a toda la solidaridad que hubo desde fuera, la verdad es que eso me ayudaba. Me la transmitía mi madre cuando venía a verme una vez a la semana, y los abogados de la Asociación Libre de Abogados que venían a verme mucho para darme ánimos, me contaban los actos de apoyo, la solidaridad, eso me ayudaba mucho.
P: ¿Podía mantener correspondencia, recibía cartas?
R: La primera semana sí, porque aún no estaba en FIES [fichero que supone una vigilancia de 24 horas al preso, con restricción de movimientos y control de comunicaciones] pero luego ya solo tenía derecho a dos cartas semanales, que llegaban los martes por la tarde, pero todas las cartas que yo envié no llegaron, y luego ya dejó de llegarme a mi también.
P: ¿Se han perdido esas cartas?
R: No lo sé, las tendrán en el juzgado o en el centro, interpretándolas, supongo que las tendrán ellos todavía
P: ¿Cómo eran los días en la cárcel?
R: Se hacían muy largos, las mañanas sobre todo, hasta la una que comes era muy largo, intentaba leer y hacer ejercicio y pasar el tiempo distraido. Por las tardes si teníamos un balón jugábamos un partido de fútbol o una partida de cartas. La lectura y el deporte eran fundamentales para matar el tiempo. El resto del tiempo estás en tu celda con tu compañero y ya está...
P: ¿Qué tal le trataron?
Bien, ni bien ni mal, allí tú llegas y tienes que tener firmeza, saber dónde estás y que hay gente que tiene una manera de entender la vida diferente. La verdad es que mi caso era especial, porque no había nadie que estuviera por los mismos motivos que yo. Tuve que adaptarme al sitio y saber cómo actuar para tener mi círculo de amistad allí dentro y llevarlo más a gusto
P: ¿Le cambiaron de módulo?
R: Sí, al principio estaba en uno de menores, con gente de mi edad. Pero luego, al cabo de un mes, me llevaron a otro en el que había 50 personas más, estaba el módulo lleno, éramos casi 150, y ya era una media más de la edad de mi padre, había un par de personas de 28 años pero el resto eran mayores.
Allí se me hizo más duro adaptarme, fueron los días más tristes, me costó hacerme al sitio, ya no estaba con chavales de mi edad y ya el de qué hablar o cómo relacionarme con ellos cambiaba mucho
En este punto de la conversación llega Elena Ortega, la madre de Alfon, diciendo sonriente:
“Unos de un coche me han reconocido, me han pitado, han bajado la ventanilla y me han dicho: Enhorabuena, que ya lo tienes en casa!!!. Estoy abrumada ante la solidaridad que estoy recibiendo”.
Alfon sonríe y prosigue:
-En ese módulo ya noté que el trato no era como el que recibe cualquier otro preso, era un trato más especial, primero estuve en una celda, a la mañana siguiente tuve que recoger las cosas y subirme a otra celda porque al estar en FIES era obligatorio estar en la segunda planta y otra vez el cambio...
A mí me pusieron un FIES-5, pero hay otro tipo de presos en Soto con otro tipo de FIES que llevan muchos años de primer grado en aislamiento, presos políticos también y están bastantes olvidados, la verdad, y eso es importante que se sepa, que no soy ni el primero ni el único preso político que hay en España.
Y como digo esos fueron días muy confusos y bastantes duros para soportar mentalmente y bueno, mi madre me ayudó mucho en este aspecto y la verdad es que se lo debo a ella.
P: Cuando dice que recibía un trato especial, ¿se refiere a los funcionarios?
R: Sí, me hacían muchas preguntas, algunas veces no tenía mucho sentido, me llamaban todas las tardes para preguntarme qué había hecho durante el día, dónde había estado, “¿dónde voy a estar?”, les decía yo.
Luego ya se les fue pasando un poco, al conocerme. Yo creo que se esperaban otra cosa, al igual que los de la Junta de la cárcel: Al verme y escucharme se quedaban un poco desconcertados porque veían que mi personalidad no se correspondía con lo que la policía supongo que les habría contado, y que el FIES no era método con mucho sentido para mí.
P: ¿Se acuerda de su primera manifestación?
R: No, sería a hombros de mi padre o en el carrito. Y desde entonces muchas.
P: ¿Qué es para usted la política?
R: Para mí la política es revolucionaria, decir la verdad es siempre revolucionario, creo en una política más a nivel extraparlamentario, pero también creo que es necesario que la gente que se mueve a nivel parlamentario o más institucional tenga una conciencia de clase, tan olvidada ahora. Para mí la política tiene un carácter más a nivel de calle.
P: ¿Cómo se pueden cambiar las cosas desde la calle?
Creando el poder popular, empezando por los barrios, reuniéndose en asambleas, creando centros sociales donde la gente se reúna, y donde el barrio se organice para sacar adelante sus reivindicaciones. El problema es que en los barrios como Vallecas, cuando ven que crece la organización y el descontento y que la gente piensa y se queja, pues lo revientan metiendo droga o criminalizando y lo usan para desmovilizar a la población.
P: ¿Qué opina de Internet como herramienta para cambiar las cosas?
Es un arma de doble filo. A nivel de difusión es vital, pero luego les sirve para tenernos controlados, localizados, y también crea desmovilización, hay gente que cree que la revolución se hace desde su ordenador y ya está pero el cambio necesita de la calle, de los barrios.
P: ¿Cómo definiría Vallecas?
Alegre y combativa
P: ¿Y a su familia?
Alegre y combativa. Vallecana
P: ¿Qué piensa del 15M?
En un principio me ilusioné mucho por ver una corriente popular con reivindicaciones, también tengo mis diferencias, claro, cada uno tiene su forma de verlo, pero he participado en él. Creo que habría que separarse de expresiones como “ni de izquierdas ni de derechas” porque unas medidas como las que se piden desde el 15M son de izquierdas, y no pasa nada por decirlo. Sí, somos los de abajo y vamos a por los de arriba, pero con unas medidas de izquierdas y revolucionarias, desde mi punto de vista.
P: ¿Hay alguna figura política a la que admire?
El Che Guevara, por ejemplo. Por cierto, ahora me acabo de acordar que en la prisión no dejaron que entrase el libro “Biografía a dos voces”, una biografía de Fidel Castro [de Ignacio Ramonet], lo vetaron diciendo que no se ajustaba a las características del centro. En fin. Las cárceles en este sistema no están hechas para los malos, están hechas para que algunos paguen los desajustes y las injusticias de un sistema de capas y de clases
P: ¿Qué es Bukaneros?
Empezó como peña de fútbol por el 92 y nada más, con los años ha adquirirdo un compromiso social mayor, cada vez más gente cree en ese compromiso y tiene más unidad con otras organizaciones del barrio. Bukaneros es la que congrega a la juventud, la que más problemas da al poder en Vallecas, porque tiene poder de convocatoria y por eso lo intentan criminalizar.
Elena, la madre de Alfon, que está a nuestro lado leyendo la prensa, entra en la conversación:
Elena: Antes del 14N hubo una manifestación de 2.000 personas en Vallecas para animar a la huelga, Bukaneros tiene capacidad de convocatoria, puede llevar a gente y eso lo saben, la capacidad que tiene en las protestas, en todas las convocatorias.
P: Creo que en Bukaneros le gritan eslóganes a la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes
Alfon: Sí, quizá yo he pagado un poco por eso, conmigo han dicho: “Ahora sí”. En más de una ocasión le hemos recordado a su marido, que tiene asuntos turbios relacionados con el dinero y en los partidos hemos sacado pancartas relacionadas con ello. Después del 25S hubo una pancarta diciendo “1.400 polis rodeando el Congreso y el marido de Cifuentes sigue fugado”, y luego, después de mi ingreso en prisión otra: “Alfon en prisión y el marido de Cifuentes sin aparecer” y bueno, tenemos ese pique con ella y ella va a por nosotros
P: ¿Es de Bukaneros?
Yo soy de Vallecas y me organizo con los colectivos de Vallecas, que son muchos. Bukaneros es una de las organizaciones más reivindicativas que hay en Vallecas y voy con ellos
P: Durante su encarcelamiento, una antigua maestra suya dijo que lo único que usted había hecho era seguir los valores que se le inculcaron. ¿Qué valores son esos?
R: Solidaridad, el respeto a la gente, al pueblo, a los demás, valores de la concienciación, de saber de dónde vengo, de saber la injusticia de este sistema, que para que uno tenga 1.000 haya 1.000 que tengan uno.
Creo que necesitamos concienciación, organización, templanza, seriedad y equilibrio, constancia y mucha unión para que se ponga fin a tanta injusticia y abuso, a este sistema ultraliberal, y poder crear una democracia más participativa donde la gente tenga más capacidad de decisión.
Desde que tengo conciencia sé que vengo de una familia trabajadora. Mi abuelo era minero, mis bisabuelos fueron asesinados por los franquistas, están no sabemos dónde, en alguna fosa común. Mi madre nació en Francia, de familia de exiliados.Todas estas cosas marcan, desde siempre en casa se ha hablado de política, de compromiso.
Hay que adquirir compromiso con los que sufren un sistema injusto donde se usa la explotación de mucha gente para que pocos tengan poder y decidan la vida del resto. Desde que soy pequeño he visto a mucha gente jodida, las injusticias que hay en barrios como este.
Alfon sorbe un poco de café. Llega un amigo suyo al que aún no había visto desde su salida de la cárcel. Se abrazan.
Elena vuelve a expresar su agradecimiento a la solidaridad que ha recibido: “Estoy muy orgullosa de Vallecas, este barrio es un referente, y ellos lo saben, y por eso van a por él”.
Alfon prosigue:
-Van a por él, lo llenan de droga, están volviendo a sacar la droga de los poblados y metiéndola en los bloques de Vallecas, o de Carabanchel.
P: ¿Quién hace eso?
El gobierno y sus medidas urbanísticas, están derivando los poblados y trayendo a los narcotraficantes a los bloques.
P: Y ahora, ¿qué?
Pues no quiero estancarme en esto, espero que sirva para que la gente se dé cuenta de que no he sido el primero ni soy el único preso político, que hay que solidarizarse con otros muchos. Y nada, seguiré trabajando como siempre, y con calma, y a seguir luchando por nuestros derechos. Y pendiente de la instrucción del juicio, estoy en manos de mi abogado, en quien confío.
P: ¿Esto va a obligar a que te lo pienses dos veces antes de ir a una protesta?
R: No, al revés, si en algún momento me lo pude pensar dos veces, ahora ya no. Creo en la necesidad de la protesta y de la huelga, que es la manera que tenemos los trabajadores de reivindicar lo que es nuestro por derecho, nuestra dignidad. Dicen que hay coacción por parte de los piquetes... La coacción es la de los empresarios a los trabajadores con las amenazas de despido.
P: Si tuviera oportunidad de sentarte a tomar un café con la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes...
R: No creo que pudiera sentarme con ella a tomar un café. Le diría que es muy fácil desde sus atalayas de poder y desde sus lujos dar lecciones de moral y de cómo tenemos que llevar a cabo nuestras vidas, pero que baje una temporada por aquí a ver lo que su sistema y su legítima democracia crea en barrios como este, y a lo mejor se pensaría esas lecciones de moral que tanto le gusta dar desde sus atalayas de poder