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¡Salud! es lo que deseamos a la gente que queremos porque, sin ella, todo lo demás es mucho más difícil. Cada sábado, nos acercamos a este asunto universal a través de un boletín que presta especial atención a la sanidad pública, da un cariño a las buenas noticias (que falta nos hacen) y deja en tu bandeja de entrada información de servicio público para malestar menos y vivir mejor.

Las historias que sí (es Navidad)

Manifestación en Madrid en defensa de la sanidad pública.

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Durante este año sois muchas las personas que me habéis escrito contándome vuestras historias cada semana. Lo primero un inmenso gracias por crear este diálogo, por tomaros el tiempo de escribir y por seguir alimentándolo semana a semana. Como esta es la última newsletter de 2024, y con permiso de sus autores, os comparto algunos de los relatos que han llegado a mi buzón de entrada en estas semanas. 

Esta es la historia que me contó Salvador: “Tengo 73 años y a finales del 2023 acudí a mi médica de familia en mi centro de salud de A Coruña. Fui porque tenía una tos persistente que no se me iba. En la consulta no estaba mi médica sino una médica sustituta que cuando estaba auscultándome la espalda vio un lunar, muy pequeño, por cierto, que dijo que no le gustaba y me dio cita para el dermatólogo. Al mes, más o menos, acudí a dermatología y la médica, después de mirar el lunar con detenimiento y pedir la opinión a otros compañeros dermatólogos que también lo vieron, decidió que había que operarlo. 15 días después, en febrero, me operaron y el resultado de la biopsia fue que era un melanoma con crecimiento hacia el interior. Un mes después volvieron a operarme y el resultado fue negativo.

Ahora paso revisión cada tres meses y la profesionalidad y buen trato, personal y emocional, que recibo es digno de elogio. Escribí al Conselleiro de Sanidade para que felicitara a la médica de familia que me detectó el melanoma porque gracias a su buen ojo estoy convencido que salvó mi vida, ya que por encontrarse este lunar en mi espalda probablemente cuando me hubiese dado síntomas de cáncer sería demasiado tarde. Un 10 para la sanidad pública. Y mi agradecimiento infinito“. 

Y este es el relato que envió Jesús: “Desde hace años me vengo haciendo una revisión anual para controlar el colesterol. En diciembre de 2018 la enfermera que me atendía habitualmente vio algo raro en mi analítica, estaba bajo de glóbulos rojos y me derivó a la doctora. Esta me pidió una repetición una vez pasados tres meses mirando además los niveles de hierro. Como estaba muy bajo en ambos me derivó al especialista de digestivo.

Me hicieron endoscopia y colonoscopia. En esta última me detectaron cáncer de colon bastante avanzado, a pesar de que en el mismo 2018 había dado negativo en prueba de heces. Me operaron y dieron quimioterapia. En seguimientos posteriores y por dos veces (2021 y 2022) me detectaron metástasis en el pulmón. Vuelta a operar y quimio. Y aquí sigo. En la última revisión no me han detectado nada sospechoso.

Me pregunto que hubiera pasado sin el “ojo clínico” de la enfermera, hoy ya jubilada. Bueno, no me lo pregunto, unos meses después que a mí detectaron también un cáncer de colon a un compañero de trabajo pero un poco más avanzado. Duró seis meses“. 

Que nos fatiguen y nos preocupen las listas de espera en la sanidad pública es un poco el pan nuestro de cada día. En el periodismo de vieja escuela se decía que good news, no news y mientras escribía esta newsletter he conocido otro dicho bien tremendo que nunca había escuchado. Va de lo mismo: if it bleeds, it leads (en español sería algo como si sangra, vende). Discrepo bastante. Llamadme por lo bajini naif, pero necesitamos buenas noticias y relatos complementarios al hartazgo y a la crítica (necesaria, siempre) de las cosas que no van bien. El periodismo va, sobre todo, de controlar al poder, pero también va –y nada es excluyente– de otras cosas. 

Así que me animo, saltándome todos los códigos deontológicos (es Navidad, yo que sé):

En el reconocimiento médico de principios de este año, la médica reparó en un lunar que me había salido en la palma de la mano. Me dijo que era un sitio poco habitual y que me lo observara por si crecía. Se lo comenté a mi médica de familia del centro de salud sin darle mayor importancia (era muy pequeño) y, como las listas de dermatología eran tan largas, le hizo una foto y lo mandó a mi hospital de referencia para aligerar los tiempos. A las tres semanas tenía cita para quitarlo. Resultó ser un melanoma muy localizado y superficial que exigió una segunda intervención para asegurarnos de que todo estaba limpio. Y así fue. Nunca agradeceré lo suficiente a mi médica esa fotografía y su actuación rápida y decidida ante la mínima sospecha. 

Mientras estabas a otras cosas...

¿Se soluciona?

Llevamos más de un mes con el conflicto de Muface en carne viva. Es ahora, tras haberse plegado a la demanda de las aseguradoras de aumentar la prima por paciente, cuando el Gobierno piensa que empieza a ver la luz. Poner fin de golpe a la asistencia sanitaria privada de los funcionarios habría sido un reto importante. Una buena movida para arrancar el 2025. Aunque Adeslas ya ha dicho que le da igual la subida de la prima, que no concurre; las otras dos compañías, DKV y Asisa, tienen hasta el 15 de enero para decidir si se presentan al concurso con las nuevas condiciones. 

En estos días en los que parece que las cosas se encarrilan pero tampoco termina de confirmarse nada, hablé con tres funcionarios que forman parte de esa cifra, el millón de mutualistas, que hemos repetido hasta cansarnos en los titulares. Son tres personas con patologías o problemas de diferentes tipos a los que un eventual cambio (incluso siendo partidarios de pasar a la pública) ahora mismo les supone una zozobra extraordinaria.

Acabo con una canción para bailar (pido perdón de antemano). Feliz año nuevo. Salud, amor y cosas bonitas para todo el mundo. 

Sofía. 

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