La portada de mañana
Acceder
Feijóo confía en que los jueces tumben a Sánchez tras asumir "los números"
Una visión errónea de la situación económica lleva a un freno del consumo
OPINIÓN | La jeta y chulería de Ábalos la paga la izquierda, por Antonio Maestre

Agresiones sexuales en Sanfermines: “En las fiestas se crea un clima de que todo vale”

En cinco días se han presentado en Pamplona doce denuncias contra la libertad sexual –cuatro de ellas por violaciones y una quinta por intento– y se ha detenido a doce personas, según la información facilitada en la tarde del lunes por el Ayuntamiento. Entre esos detenidos hay cinco hombres ya en prisión provisional por la presunta violación múltiple a una mujer de 19 años. Aún se busca al individuo que supuestamente agredió sexualmente a una chica francesa el sábado y a otro que, según la denuncia, abusó de una vecina de la ciudad en las inmediaciones de un parque la noche del domingo. También consta otra denuncia de un hombre al que, de acuerdo con su testimonio, otro le practicó una felación cuando estaba dormido.

No todas las llamadas de alarma procedían de las víctimas. Personas que han presenciado tocamientos de este tipo también han alertado a la policía, como en el caso de una chica que dormía en la calle. Hablamos, según las expertas, de las agresiones de “alta intensidad”, que no son las únicas pero sí las más visibles y las que generan un rechazo social más unánime. ¿Se producen más en un ambiente festivo como este, concentrado en un espacio y un tiempo concretos y con multitud de personas?

“No. Las agresiones sexistas en Sanfermines no se diferencian de las que se producen en espacios de ocio nocturnos, donde se presupone y exige a las mujeres que seamos más permisivas cuando los hombres van pasados de tono. Es como si nos dijeran: ”chica, que estamos de fiesta, no te pongas así“, explica Pilar Mayo, técnica de Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona y coordinadora del grupo de trabajo Sanfermines en Igualdad.

Del grupo, activo hace tres años, forman parte esencial los colectivos feministas de Pamplona que han trabajado intensivamente desde los años 90 para crear unas fiestas en las que las mujeres puedan moverse y ocupar el espacio con la misma libertad que los hombres.

“Al final en este ambiente se reproducen los roles que llevamos durante todo el año”, explica Iraxte Álvarez, portavoz de la Plataforma de Mujeres contra la violencia sexista. Como desgrana la experta, las agresiones de este tipo no son exclusivas de los espacios de fiesta. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, en España se denunció una violación cada siete horas. 

“Es verdad que en unas fiestas como Sanfermines, con un millón de personas en la ciudad, es fácil que se produzcan más. En general, la violencia machista ha estado siempre más justificada en ambientes festivos. Se ha creado un clima del 'todo vale' con el mensaje de que el alcohol y las drogas disculpan ciertos comportamientos”, argumenta Álvarez.

Las agresiones más invisibles

Los colectivos feministas de la ciudad, que hace tres años vieron cómo se sumaban las instituciones a sus reivindicaciones, llevan mucho tiempo intentando dirigir también la atención sobre todas aquellas agresiones que escapan de la punta del iceberg de la violencia machista y que pasan más desapercibidas.

“Las que suelen saltar a los medios son las de más alta intensidad, pero hay otro tipo de agresiones que toda mujer que haya estado en Sanfermines ha vivido”, sostiene Iratxe. Se refiere a la violencia más invisible y naturalizada, “la de los tocamientos, el acoso callejero, los insultos o agarrarte y zarandearte para bailar aunque tú no quieras”, enumera.

Con el objetivo de visibilizar y acompañar a las mujeres que sufren todo tipo de agresiones, la plataforma creó junto al Ayuntamiento una caseta informativa que ha registrado este año 28 incidencias. El año pasado fueron 5.000, aunque en este caso contabilizaban también las consultas y peticiones de información. Como novedad, el servicio incluye este 2016 a personal especializado del consistorio que acompaña a las mujeres en caso de querer interponer denuncia.

Autodefensa contra el miedo

“Hace unos años la violencia de baja intensidad no se consideraba ni siquiera una agresión, por eso la caseta deja constancia de que existen”, puntualiza la activista. Pero la lucha contra las violencias machistas en San Fermín va más allá de la denuncia. Así lo corroboran las campañas de sensibilización y talleres de autodefensa feminista que ponen en marcha distintos colectivos.

Estas clases, que no solo se reducen a aprender técnicas de defensa personal, ofrecen herramientas para enfrentar también la violencia simbólica e intentan romper con lo que la sociología ha llamado el “aprendizaje femenino de la indefensión”. La meta es que las mujeres escapen del papel de víctimas y “seamos conscientes de que somos fuertes y podemos hacer frente a las agresiones, que podemos despojarnos del miedo y el sentimiento de inferioridad”, explica Álvarez.

La autodefensa feminista, dice, “nos da herramientas”, pero “la violencia machista es algo estructural que tiene que ver con la sociedad patriarcal y hace creer a los hombres que tienen derecho sobre nosotras. ¿Por qué no puedo quedarme a dormir en un banco como ellos lo hacen?”, se pregunta. Por eso insiste en que la responsabilidad de no ser agredida no puede recaer sobre la mujer, frente a la imagen que han transmitido algunos medios en los últimos días.

La noticia de los cinco detenidos por la violación del pasado 7 de julio se acompañó en muchos de ellos con imágenes de mujeres con el torso desnudo. Algo que “traslada a la ciudadanía que las mujeres cuando se quitan la camiseta están, de alguna manera, provocando”, sentencia Álvarez, que identifica en esta cobertura informativa “un mensaje de que las mujeres no podemos estar como ellos en las fiestas”.

Más reacción social

No obstante, la Plataforma de Mujeres contra la violencia sexista reconoce que la respuesta de la sociedad ante las agresiones “es cada vez más intensa”. “Se pudo ver en la concentración de rechazo que acogieron las calles de Pamplona tras la denuncia de la joven de 19 años. Entonces, muchos medios locales titularon ”La repulsa a la agresión sexista congrega más gente que el txupinazo“.

“La ciudadanía de Pamplona ha sabido responder y ha mostrado su rechazo a las agresiones. Creemos que esto demuestra un nivel de madurez importante”, analiza Pilar Mayo, técnica de Igualdad del consistorio.

“Todavía queda mucho por hacer”, asume Álvarez, pero “durante los dos últimos años cada vez viene más gente a las manifestaciones que hacemos cada vez que hay una agresión”. Y no solo a posteriori, sino que “la gente interviene más en el momento en el que se produce”. Así ha ocurrido con uno de los hechos violentos registrados hasta ahora, en el que varios testigos denunciaron los tocamientos que una mujer sufrió mientras dormía en un jardín.

Igualdad más allá de las agresiones

Aunque las asociaciones han trabajado un año más codo con codo con las instituciones, ponen algunos 'peros' a las actuaciones del Ayuntamiento y el cuerpo de Policía. La Plataforma de Mujeres contra la violencia sexual asegura tener constancia de casos en los que no se ha activado el protocolo completo contra estas agresiones. Este modo coordinado de actuar incluye asistencia médica, asistencia letrada y asistencia psicológica para las mujeres. También, si es necesario, un intérprete.

Los colectivos feministas subrayan que las aspiraciones de las campañas contra las agresiones machistas no terminan con el fin de los abusos –lo que es más urgente y grave–, sino con “incorporar la igualdad en todo el programa festivo”. “Las agresiones era un tema que nos estaba superando y tenía una gravedad total, pero mirando un poco más allá la igualdad tiene que ser transversal y no solo referirse a los abusos”, explica Iraxte Álvarez. “Las mujeres -añade- tenemos que tener un papel protagonsita dentro de la fiesta, que cuando se haga la programación musical se tenga en cuenta a los grupos de mujeres... y un largo etcétera”. Y en esta ocasión, dice, “no ha podido conseguirse”.