Sanidad intenta atajar el uso disparado de analgésicos opiáceos por sus riesgos adictivos

El Ministerio de Sanidad trata de atajar el uso disparado de analgésicos opiáceos por su potencial adictivo. La ministra Carolina Darias ha llevado este miércoles a su reunión semanal con las comunidades autónomas un plan, adelantado por elDiario.es, para reducir el uso del fentanilo, la morfina o el tramadol para aliviar el dolor crónico, excluyendo las enfermedades oncológicas. “Hay preocupación por el incremento, no tanto como en Canadá y Estados Unidos, pero debemos actuar de manera preventiva”, ha asegurado Darias en la rueda de prensa posterior al Consejo Interterritorial que ha dado luz verde al documento.

Una de cada tres personas adultas sufre algún tipo de dolor en España. El crónico tiene una incidencia estimada entre el 11 y el 17%, según los datos plasmados en el documento enviado a los consejeros de salud. La artrosis, el dolor lumbar, cervical o de cabeza son las dolencias más frecuentes en la población española a partir de 15 años.

Los datos del Ministerio constatan que el uso de opioides “se incrementado de forma notable en los últimos años”. El número de dosis consumidas por cada 1.000 habitantes al día (DHD) ha crecido un 53% entre 2013 y 2020, “pasando de 3,57 a 5,48”. Sanidad presta especial atención al fentanilo, el principio activo de mayor consumo: supone el 50,2% en el uso de todos los opioides. “En nueve años los envases dispensados de fentanilo (nasal y bucal) se han incrementado un 78%”, recuerda el documento.

El fentanilo no está autorizado por la EMA para tratar el dolor crónico no oncológico, pero España es el tercer país con mayor consumo de esta sustancia por detrás de Estados Unidos y Alemania, según los datos del informe anual de 2020 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) publicado este año. La tendencia continúa en ascenso, frente a los dos países líderes en uso que presentan bajadas notables, recoge el plan redactado por Sanidad, que también advierte, tomando como referencia un informe del European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA), de que las muertes asociadas al fentanilo y sus análogos se han podido infravalorar.

Varias sociedades científicas publicaron en 2017 una guía para el buen uso de los analgésicos debido al aumento del número de casos de adicción en España. Ahora, Sanidad, tras haber consultado con estos organismos y aprobado un borrador en la Comisión Permanente de Farmacia, pone sobre la mesa un plan que busca poner coto al uso de estos medicamentos. El objetivo del plan es “optimizar la prescripción y evitar posibles situaciones de utilización inadecuada”.

En Estados Unidos es un problema reconocido de salud pública, pero hace solo dos años la OCDE advirtió de que también lo empieza a ser en Europa. El informe Addressing Problematic Opioid Use in OECD Countries, publicado en 2019, advierte que “la utilización inadecuada y la prescripción excesiva de opioides son las causas más importantes de la crisis de los opioides. Y urge a los países a tomar medidas.

Un enfoque preventivo

El plan busca, con un “enfoque preventivo”, evitar que se alcancen situaciones como las que se están produciendo en otros países como Estados Unidos o Canadá. ¿Cómo? Entre las medidas más urgentes destacan la creación de un decálogo de recomendaciones para el tratamiento del dolor crónico a nivel nacional; una herramienta para estratificar el riesgo de los pacientes; un protocolo para retirar los fármacos a los pacientes; el diseño de indicadores de consumo y clínicos; y una estrategia de comunicación con los pacientes que informe de los riesgos del consumo. El plan también incluye analizar, si procede, “la revisión de las condiciones de financiación de medicamentos con opioides”, como el fentanilo de acción ultrarrápida.

“El uso de opioides está bien establecido en la práctica clínica para el tratamiento del dolor intenso en pacientes oncológicos y en cuidados paliativos o terminales. Sin embargo, en la literatura científica se describe la controversia que existe en el uso de estos medicamentos para el alivio del dolor crónico no oncológico, dado que la expectativa de eliminación total del dolor por parte de pacientes y profesionales propicia una escalada de uso de diferentes medicamentos a dosis cada vez más altas que pueden desembocar en daños para el paciente y riesgo de adicción sin conseguir el objetivo terapéutico deseado”, recuerda el documento que Sanidad ya ha enviado a las comunidades autónomas.