La Comisión de Salud Pública, en la que están representadas todas las Comunidades Autónomas y el Ministerio de Sanidad, ha acordado este jueves el cierre perimetral de todas las regiones durante la Semana Santa como medida de prevención frente a la expansión de la COVID-19. También han pactado el toque de queda durante esos días de 22:00 a 6:00. La ministra Carolina Darias encomendó ayer a este órgano la elaboración de un plan para esas festividades, que debe ser ratificado por todos los consejeros autonómicos en el próximo Consejo Interterritorial, el miércoles que viene. Darias ya anunció que había “bastante consenso” para optar por esta vía, aunque el gobierno de Madrid había expresado públicamente su desacuerdo.
La Semana Santa cae este año el 1 (jueves) y 2 (viernes) de abril. El documento acordado en la Comisión incluye como recomendación el desaconsejar expresamente la celebración de encuentros sociales en los domicilios o en otros espacios cerrados con no convivientes durante esas fechas. También que “no se celebrarán eventos masivos que impliquen aglomeración o concentración”. Los eventos en espacios cerrados “seguirán las normas de aforo y otras medidas establecidas, según el nivel de alerta de cada comunidad autónoma”. Y las reuniones deberán ser como máximo de 4 personas en el exterior y en el interior.
La Comunidad de Madrid finalmente se ha opuesto a este acuerdo, informa Fátima Caballero. “No estamos de acuerdo ni en el cierre perimetral, ni en bajar de 23 a 22 el toque de queda ni en reducir las terrazas de 6 a 4 personas por mesa”, han comentado desde el gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Aunque desde Sanidad explican que no se ha votado como tal el documento, sino que los representantes de las comunidades han opinado sobre cada una de las medidas.
En el texto remitido por Sanidad no hay ninguna recomendación expresa para estudiantes universitarios. La Comisión también plantea como “pertinente” preparar una campaña institucional para evitar la relajación de comportamientos bajo el lema “No salvamos semanas, salvamos vidas”, teniendo en cuenta también la llamada “fatiga pandémica” tras un año de medidas restrictivas.
Todas las comunidades, menos Madrid, habían expresado ya su intención de mantener los cierres perimetrales durante la Semana Santa. Se busca así enmendar el error de las Navidades, cuando se permitieron las reuniones y la movilidad y eso desembocó en una tercera ola de COVID-19. Los expertos así lo aconsejan. Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS), opinaba a este periódico que “con tasas de incidencia por encima de 100 no podemos rebajar demasiado porque corremos el riesgo de rebotar. Por principio de precaución, esperaría hasta bajar de 50. Y si haces la relajación justo antes de unas vacaciones, se alienta la movilidad”. El objetivo, comentan, ha de ser evitar o paliar una posible cuarta ola y llegar bien a los primeros meses de verano, con la vacunación ya avanzada.
La Comisión ha aprobado un segundo documento, dedicado a las residencias de ancianos en el marco de la vacunación. Los casos en geriátricos se han reducido, desde que comenzó a hacer efecto, en un 95%, pero “se debe informar a los residentes, trabajadores y familiares que, aunque existe un riesgo significativamente menor de padecer COVID-19 después de la vacunación, el riesgo no desaparece por completo ya que la vacuna no garantiza una protección total a todas las personas vacunadas”. Por lo tanto, “se debe continuar garantizando el cumplimiento de las medidas de higiene y prevención, tales como el uso de mascarilla, lavado de manos y distancia de seguridad, así como una ventilación adecuada”, aunque se flexibilizan las actividades grupales y el uso de zonas comunes.