Sanidad deja los cogollos de marihuana fuera de su proyecto de regulación del cannabis medicinal
El Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha su proyecto para aprobar un programa de cannabis medicinal. El departamento que dirige Mónica García ha puesto en consulta pública su Proyecto de Real Decreto por el que se establecen las condiciones para la elaboración y dispensación de fórmulas magistrales a base de preparados estandarizados de cannabis y está explicando sus planes a las sociedades civiles y científicas afectadas.
El texto, que en esta primera versión no entra en demasiados detalles, explica que la norma tiene cuatro objetivos: “Establecer el procedimiento de evaluación de la calidad de los preparados estandarizados de cannabis”; “establecer las indicaciones en las que pueden utilizarse estos medicamentos”; “establecer las condiciones de prescripción, elaboración y dispensación de fórmulas magistrales elaboradas con preparados estandarizados de cannabis”; y “limitar la elaboración de fórmulas magistrales conteniendo cannabis a aquellas que cuentan con monografía en Formulario Nacional”.
El programa que planea el ministerio deja fuera de la regulación los cogollos de marihuana y el autocultivo de la yerba, dos de las principales reivindicaciones de los pacientes, según han contado a este diario fuentes presentes en las reuniones con Sanidad y confirma el ministerio. Los programas de otros países sí incluyen el consumo de marihuana.
Los productos tendrán que ser autorizados por médicos especialistas del Sistema Nacional de Salud (SNS). Los centros privados también estarían excluidos, según las mismas fuentes.
Por el momento la idea es autorizar aceites de cannabis con los que luego se harán fórmulas magistrales. “La posición de la AEMPS [Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios] es recomendar siempre los tratamientos que contienen cannabinoides y que están autorizados en España, o importar aquellos autorizados fuera”, explican fuentes del Ministerio.
Aunque algunos tipos de aceites ya se comercializan en España, no todos están permitidos (en función de sus componentes) y la novedad ahora será que si el médico así lo decide estarán financiados por la Seguridad Social.
En cuanto a las patologías a tratar, la norma contempla que se utilice para náuseas y vómitos causados por quimioterapia, crisis y dolores refractarios (cuando el paciente no responde a otros tratamientos), según el texto en consulta pública. ¿Se ampliará en algún momento a otras? “Es necesario valorar los datos disponibles y seleccionar aquellas en las que se considere que existe una relación beneficio riesgo favorable. Será necesario considerar asimismo la necesidad de valorar nueva evidencia disponible y actualizar la normativa de acuerdo a ella”, explica el documento.
Además, el ministerio pretende limitar la dispensación de estos preparados a las farmacias hospitalarias y no las comunitarias, lo que según los pacientes dificulta el acceso, aunque Sanidad ha contado a los grupos interesados que está en manos de las Comunidades Autónomas extender estos permisos a las farmacias ordinarias, según fuentes presentes en esas reuniones informativas. “Es necesario establecer las condiciones de prescripción y dispensación de estos preparados, que se ajusten a las indicaciones anteriormente mencionadas, en entornos que permitan una adecuada monitorización y seguimiento de los pacientes”, reza el texto.
El proyecto que presenta ahora Sanidad emana de una subcomisión del Congreso que en la pasada legislatura aprobó un documento con una serie de recomendaciones para un programa medicinal. Aquel texto fue apoyado por todos los grupos excepto el PP y Vox, que votaron en contra, y Bildu y Esquerra, que se abstuvieron.
19