Sanidad permitirá usar el cannabis como último recurso contra el dolor crónico y los efectos de la quimioterapia

Un paso más cerca del uso terapéutico (muy moderado) del cannabis. El Ministerio de Sanidad ha sacado a consulta pública el texto íntegro del Real Decreto por el que el departamento que dirige Mónica García pretende crear por fin un programa de cannabis medicinal. Siguiendo los postulados que adelantó en el proyecto de Real Decreto publicado hace casi ocho meses, la propuesta del Ministerio limita los usos de la planta a las “fórmulas magistrales” (aceites a partir de principios activos del cannabis) y deja fuera las flores de la marihuana (los cogollos), una decisión que no ha sentado bien a las principales asociaciones de pacientes.

De hecho, el ministerio solo habla de un “real decreto que regula la dispensación de formulas magistrales de estandarizados de cannabis con fines terapéuticos”; no utiliza el término programa ni alguno similar. En el texto se especifican las patologías que podrán beneficiarse de los preparados a base de aceites, única forma de consumo de cannabis terapéutico contemplada por el momento. Las patologías incluidas en el texto son “aquellas para las que existe evidencia científica de beneficio terapéutico del cannabis y sus extractos”, según Sanidad.

En concreto, se permitirá su uso para espasticidad por esclerosis múltiple: rigidez y espasmos musculares asociados a la esclerosis múltiple; para formas graves de epilepsia refractaria (ciertos tipos de epilepsia que no responden a los tratamientos convencionales); contra las náuseas y vómitos por quimioterapia; y contra el dolor crónico refractario (dolor persistente que no se alivia con los tratamientos habituales).

La lista, añade el ministerio, “podría ampliarse o modificarse, con la necesaria agilidad en función de la evidencia científica”. Además, explica el ministerio, se creará un registro de los preparados estandarizados. Pero –y este es un “pero” en el que los pacientes ponen mucho énfasis– las “fórmulas magistrales tipificadas se usarán cuando no existan medicamentos autorizados o estos no se ajusten a las necesidades del paciente”.

En España ya existen al menos un par de medicamentos basados en cannabis aprobados y de venta al público (el más famoso es Sativex). Los médicos solo podrán recetar preparados magistrales cuando el Sativex no funcione o no aplique, y habrán de justificar su decisión. “Deberá documentarse en la historia clínica la justificación del tratamiento con fórmulas magistrales tipificadas de preparados estandarizados de cannabis, en relación con otros tratamientos que haya recibido el paciente. Deberá igualmente informarse al paciente sobre la evidencia clínica disponible, los beneficios esperables y los posibles riesgos”, según el RD.

El RD también confirma otras cuestiones relevantes que ya figuraban en el primer borrador, como que el cannabis solo podrá ser recetado por médicos especialistas y no de atención primaria y que solo se dispensará en farmacias hospitalarias, no en las comunitarias, ambas cuestiones un error para las asociaciones de pacientes porque suponen, afirman, limitar el acceso.

Avance, pero lento

Con la publicación del Real Decreto, el Ministerio sigue quemando etapas hacia una regulación del cannabis medicinal, un proceso que empezó en 2021 con una subcomisión en el Congreso de los Diputados. Pero la regulación avanza a un ritmo más lento de lo que los pacientes querrían y también con menor ambición de la deseada por las asociaciones, que señalan cómo otro países europeos están legalizando ya el uso lúdico de la planta mientras aquí el uso de las flores (los cogollos) ni siquiera pasa el corte de un programa médico.

También hay protestas con las escasas indicaciones de uso aceptadas por Sanidad. “Nos congratulamos por este primer paso, pero esperamos que las indicaciones y las vías de administración se puedan abrir pronto”, valora Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español del Cannabis Medicinal (OECM), una de las asociaciones de pacientes que más lobby ha hecho por una regulación. “Duele ver que enfermedades neurodegenerativas como la ELA o los cuidados paliativos se quedan fuera. Es gente que no tiene ninguna opción más y hay que darle toda la calidad de vida posible”, añade.

Tampoco están de acuerdo desde el OECM con que solo los especialistas puedan recetar y las farmacias hospitalarias dispensar. “Esperamos que tanto las listas de espera de especialistas como la farmacia hospitalaria cuenten con la formación adecuada y tengan la capacidad suficiente para dar abasto con este asunto”, espera Pérez. De lo contrario, estos límites al acceso puede empujar a los posibles usuarios a seguir en el mercado negro como hasta ahora, advierte.