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El hospital privatizado se come al público

El sistema de privatización sanitaria, como el impulsado por la Comunidad de Madrid, convierte a los hospitales en competidores en busca de pacientes que los haga rentables. Para los centros cedidos a contratistas es cuestión primordial porque de ello dependen sus cuentas de resultados (en teoría, cada ciudadano asignado que no usa sus instalaciones les supone pérdidas y cada cartilla que captan de otras zonas, ganancias extra). En la localidad madrileña de Móstoles esa pelea la protagonizan un hospital 100% público (el Universitario de Móstoles) y otro, el Rey Juan Carlos, gestionado por la empresa IDC (antigua Capio). Y, a vista de los datos, la está ganando el privatizado. Mientras el centro por IDC crece, el otro languidece.

Los datos reflejan la caída de actividad del centro de gestión pública en casi todas las categorías. El Universitario pierde personal sanitario. De la plantilla de 1.736 personas que atendía a los pacientes en 2010 a los 1.642 de 2012: un 5,4% menos. Además, mientras el grupo de médicos especialistas decrece un 2,6% el de los residentes en plantilla ha subido un 20%. Ha influido “la apertura nuevos recursos asistenciales públicos”, explican en la gerencia. Se refieren al hospital Rey Juan Carlos, inaugurado en abril de 2012. La población de referencia ha pasado de 200.000 a 150.000.

Desde que la Consejería de Sanidad decidió situar un hospital privatizado en la misma población, el hospital Universitario opera menos pacientes, pasa menos consultas y hace menos pruebas. ¿A cambio de más tiempo y calidad? La encuesta de satisfacción de los pacientes de la consejería dice que si en 2011 el grado de satisfacción era del 94,3%, en 2012 bajó al 91%. El número de intervenciones quirúrgicas de todo tipo cayó un 23% respecto al año anterior: de 22.160 a 16.883. Es un volumen incluso un 11% menor que en 2010. De hecho, el porcentaje de ocupación de los quirófanos bajó su rendimiento del 72% al 63%.

Se aprovechan menos los recursos

Sanidad parece estar apostando por el Rey Juan Carlos, al que asignó 106,4 millones de euros para 2013 en virtud del contrato firmado con la contratista. Para el año que viene, según lo firmado entre Madrid y la concesionaria, el precio subirá “un 85% del IPC en el subgrupo servicios hospitalarios”. El Universitario vio su financiación podada en un 8,7% (13,48 millones). Sus recursos económicos fueron menores que en 2010. Este 2013 tuvo una asignación de 121 millones: un tajo del 13% interanual.

Igualmente, las consultas externas bajaron un 7,2%. De 424.911 a 394.207. De todas estas visitas al especialista, fueron primeras consultas 118.000. En los primeros 12 meses de actividad del centro de IDC, acumuló, según sus cuentas, 214.070 consultas. La política sanitaria también ha dejado caer las consultas de alta resolución que en el mismo día realizan las pruebas y obtienen un diagnóstico que se redujeron de 7.943 a 6.166 (un 22%) con los mismos recursos materiales a disposición de la plantilla.

El último paso de esta fagocitación de pacientes se ha producido en septiembre de 2013. El hospital de IDC abrió el día 16 un centro de especialidades en una localidad cercana (Navalcarnero) cuyos pacientes fueron adscritos por Sanidad al centro privatizado. Se incluyó el servicio de psiquiatría. Como resultado, el centro de salud mental público que funcionaba en esa ciudad fue desmantelado una semana después. Ese servicio estuvo viviendo desde 2012 con la competencia del hospital y su supervivencia fue supeditada por la dirección general de Atención Especializada a “demostrar” una demanda asistencial.

La competencia y búsqueda de pacientes se extiende incluso más allá de las áreas designadas. La ley de libre elección de especialista redactada por el Gobierno regional de Esperanza Aguirre permite que cualquier paciente escoja el médico que desee para un tratamiento, sin importar su ubicación geográfica. Bajo ese marco, otro hospital público no alejado del Rey Juan Carlos, el de la ciudad de Fuenlabrada, está comprobando cómo sus embarazadas, una vez seguido el proceso en sus instalaciones, terminan por elegir dar a luz en Móstoles. “Les ofrecen una habitación individual y ecografías extra del todo innecesarias”, cuenta un médico. Es el nuevo modelo: el dinero sigue al paciente. Hay que atraer clientes.