El aumento de la capacidad diagnóstica en España está empezando a generar tapones en algunos laboratorios hospitalarios que están retrasando en más de una semana los resultados de las PCR de pacientes sospechosos. El problema se concentra, de momento, en Madrid y Castilla y León. No por falta de hisopos para realizar las pruebas, sino por la escasez de los reactivos que permiten determinar si el resultado es positivo o negativo. Empresas suministradoras como Roche –proveedora de los reactivos automáticos y más rápidos– admiten que la demanda supera ya la capacidad de producir y la situación aboca a las comunidades a repetir las roturas de stock de la primera ola por la saturación, de nuevo, del mercado. El contexto es distinto: los problemas en primavera llegaron a raíz de la explosión de casos en los hospitales; ahora, sin embargo, el volumen que provoca problemas procede de la Atención Primaria, que está testando cada vez más sospechosos (y sus contactos asintomáticos) y gestiona también los cribados realizados a la población de barrios con alta incidencia de contagios.
El Ministerio de Sanidad, sin embargo, niega que las proveedoras hayan notificado problemas de suministro. Y anticipa un crecimiento aún mayor del número de PCR en otoño porque cada vez habrá más virus respiratorios cuyos síntomas se confundan con COVID-19. España ha incrementado mucho su capacidad de diagnóstico: las 1,3 millones de pruebas realizadas hasta el 23 de abril se han multiplicado hasta los 5,8 millones a fecha 20 de agosto. Fernando Simón apuntaba este lunes, sin mencionar la escasez de reactivos, que “aún hay margen” para incrementarlas más de cara a los próximos meses mientras los técnicos de laboratorio, saturados de trabajo desde el inicio de la pandemia, miran con temor lo que viene y ya acusan el cansancio y las guardias sin descanso. “Las plantillas se han reforzado pero los laboratorios están trabajando 24 horas cuando antes abrían solo por las mañanas y algunas tardes de manera excepcional”, cuenta Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Asociación Española de Técnicos de Laboratorio (AETEL).
Luis (nombre ficticio) lleva esperando su resultado desde el miércoles pasado. 24 horas antes había cogido sus maletas para volver a Madrid desde Santander después de que un amigo con el que veraneaba fuera detectado como positivo en los controles de Luxemburgo, el país donde reside. La primera información que le dio su doctora, ya en la capital, es que en 48 horas sabría si estaba contagiado. Pero este lunes, cinco días después de realizarse la PCR en el centro de salud de la calle Cea Bermúdez (en el barrio de Chamberí), la facultativa le contactó para avisarle de que se “habían agotado los reactivos”. “Me ha dicho que los resultados no estarán hasta finales de esta semana o principios de la que viene. Habrán pasado 10 días desde que acudí, casi el periodo de cuarentena”, asegura, confinado en su casa y asintomático, en conversación con elDiario.es. “Tengo un poco la sensación de que estoy vendido. Ya he hecho recuento de mis contactos por si acaso, he gestionado la situación para teletrabajar... Mientras espero el resultado a la pareja de mi amigo le han hecho ya dos PCR y yo aquí sigo”, continúa.
Parecido caso es el de Arturo y su novia: comenzó él primero con síntomas el martes 18 de agosto, poco después los desarrolló ella. Ambos guardan cuarentena desde entonces. Tras llamar unas “diez veces” al Centro de Salud de Espronceda, también del distrito de Chamberí, les dieron cita a ambos para la PCR el jueves 20 por la tarde. En un inicio les dijeron que los resultados estarían el lunes; luego les avisaron de que sería el viernes 28; y finalmente será para la semana que viene, dos semanas después del inicio de síntomas. Al principio “nos dieron explicaciones muy vagas, que el sistema va con mucho retraso”, explican. Este martes ya les han reconocido desde el centro que “falta material en el laboratorio” y que “no tienen tiras reactivas”. La Comunidad de Madrid está bajo el foco de Sanidad por un aumento desbocado de contagios en las últimas semanas y algunos los hospitales, pese a que aún tienen capacidad para asumir los ingresos en incremento, empiezan reducir su actividad no COVID-19 (cirugías programadas, consultas externas...)
El problema se extiende a todos los 14 centros de salud adscritos al hospital Clínico de Madrid (374.814 personas), confirman fuentes sindicales y el propio centro sanitario. “El laboratorio tiene siete proveedores y les han fallado tres. Hay dificultades de suministro y retrasos desde el día 18”, apuntan desde Comisiones Obreras. En el hospital hablan de “momentos puntuales de saturación que se van solucionando” pero reconocen que los “stocks a veces se quedan cortos”. “Va por días y se están priorizando las PCR de los pacientes que necesitan atención más rápida”, señala un portavoz del centro. En la Consejería de Sanidad madrileña, inmersa en una campaña de test masivos en los barrios con más contagios, informan de “incidencias intermitentes por la alta demanda a nivel nacional e internacional”.
Una situación similar se vive en Salamanca y Valladolid. La oposición denunciaba la semana pasada que la falta de reactivos en el hospital de Salamanca va a impedir hacer PCR en la provincia hasta el 31 de agosto. La consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado, lo achacó a una “rotura de stock” del suministro y aseguró que se había puesto en contacto con el Ministerio para volver a tener un buen tiempo de respuesta ante posibles contagios, una labor fundamental para contener el avance del virus. Lo mismo ocurre en el hospital vallisoletano de Río Hortega. Casado señaló directamente a una interrupción en la entrega de material de la empresa Roche, cuyos reactivos son automáticos y permiten obtener miles de resultados en poco tiempo.
“La demanda ha superado la capacidad de oferta”
La farmacéutica, que trabaja en diagnóstico en una rama de su actividad, confirma que la “demanda ha superado la capacidad de oferta”, pese a que la producción se ha multiplicado por tres desde marzo. “Antes se testaba solo a los que llegaban a las puertas de los hospitales y ahora se está testando a los contactos. No hay suficiente para entregar en todas las comunidades y vamos repartiéndolo”, afirma Carlos Freixas, director de marketing de Roche Diagnostics, que cita dificultades para llegar a la demanda de Aragón y Castilla y León. “En Aragón instalamos unas máquinas más pequeñas para dar una solución y el Ministerio nos contacta de vez en cuando para informarnos de dónde se necesitan más materiales. También estamos coordinados con las comunidades autónomas”, prosigue. La compañía prevé montar en octubre una nueva línea de producción.
En abril se produjo un “desabastecimiento mundial” del reactivo necesario para la extracción del virus que afectó también a España. El Ministerio de Sanidad compró entonces unos robots que aceleran el procedimiento para tener antes los resultados. En estos robots, entre otros, funcionan los reactivos de Roche, que unifican el proceso de extracción y de detección. Esto permite procesar muchas muestras seguidas tras una ventana inicial de espera de tres horas. “Cuando los técnicos no trabajamos con equipos automáticos como estos tenemos que extraer primero el ARN y después el ADN”, traduce Juan Carlos Rodríguez, de AETEL, para explicar por qué se están produciendo retrasos en la obtención de resultados de las PCR.
Rodríguez cree que algunas comunidades no han hecho el “acopio suficiente” de reactivos. En la primera ola fue uno de esos errores inevitables porque nadie planificó lo que venía. Cita Catalunya, Madrid, Aragón y tiene constancia de problemas en algún centro hospitalario de Andalucía. En Salamanca, el Gobierno regional está buscando soluciones alternativas con convenios de urgencia con la universidad, como ya hizo Sanidad en el pico de la epidemia con laboratorios de facultades.
Además de los materiales, se necesitan manos para trabajar en el laboratorio y validar los resultados. La asociación española de técnicos de laboratorio asegura que sus especialistas se han “sentido invisibles” durante la epidemia, “pese a estar en primerísima línea” y arrastran una carga de trabajo muy alta. “La técnica está muy bien pero detrás hay un engranaje tremendo de profesionales: técnicos, microbiólogos, administrativos... que asumen lo que hay en cada hospital de suyo (las infecciones comunes) y además todo lo que viene de COVID de los centros de salud y las residencias”, indica Raquel Carrillo, médica internista del servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del hospital Gregorio Marañón. CCOO también ha recogido las quejas del servicio del hospital de Móstoles por la falta de microbiólogos los fines de semana.
Al trabajo “desbordante” que ya tenían, dice Carrillo, se han sumado “todas las muestras de los barrios afectados de Madrid”. “Estos cribados llegan en un momento en que ya estamos al límite”, zanja.
Datos y gráficos de Ana Ordaz.