El Tribunal Supremo de la India ha dictado hoy una sentencia favorable a los fabricantes indios de genéricos ante la farmacéutica multinacional suiza Novartis, que pretendía registrar la patente de un medicamento contra el cáncer que no presentaba cambios sustanciales con el genérico que se produce en India.
La ley de Patentes india, después de ceder solo en parte a las presiones de la OMS para que permitiera las patentes, establece que solo se permitirá que alguien se adjudique una patente en aquellos casos en los que las innovaciones sean claras, para evitar que las compañías farmacéuticas modifiquen ligeramente un medicamento y alarguen la patente para impedir la producción de genéricos y quedándose con su explotación comercial.
En el caso de Novartis, que lleva más de seis años inmerso en una batalla legal en la India, diferentes tribunales del país asiático habían considerado, al igual que hizo hoy el Supremo, que su fármaco no representa una innovación.
Sin embargo, sí que hay mucha diferencia de precio: el fármaco de Novartis costaba 2.600 dólares por paciente al mes, y las versiones genéricas 200 dólares, según fuentes de EFE. De hecho, India es conocida como “la farmacia del mundo en desarrollo”, por su alta producción de medicamentos genéricos, de calidad y bajo precio, que vende a países en vías de desarrollo, en los que más del 80% de los tratamientos de VIH proceden de India.
El tratamiento del sida, un 99% más barato
En el año 2000, el tratamiento para enfermos de sida costaba 10.000 dólares anuales (más de 8.000 euros actuales), hoy ronda los 100 (80 euros). Para saber por qué el precio de los antirretrovirales ha descendido un 99%, hay que mirar a India. Ese país se ha convertido en lo que muchos llaman la fábrica de medicamentos para países en desarrollo.
Liderar la industria de genéricos en un contexto tan competitivo como el de las farmacéuticas, plagado de patentes, también tiene un alto coste para el país asiático, que batalla por defender sus intereses en varios frentes.
El primero es el Acuerdo de Libre Comercio que firmará con la Unión Europea tras años de negociaciones. Las organizaciones que trabajan en la ayuda al desarrollo temen que India ceda a las presiones europeas en los temas relacionados con la propiedad intelectual, que afectan a la producción y distribución de medicamentos.
Para entender el contexto en el que se desarrollan las negociaciones del acuerdo, tenemos que remontarnos a 2005. Hasta ese año no existía el concepto de patente farmacéutica en India, pero al entrar a formar parte de la Organización Mundial del Comercio, una de sus obligaciones fue aplicar la normativa de propiedad intelectual, como el resto de países.
Elaboró entonces una ley de patentes muy estricta con los requisitos que debe cumplir un producto para conseguir ese estatus, con controles claros para garantizar la competencia de su industria de genéricos. Se siguieron los criterios de la Declaración de Doha, firmada por los países de la OMC, que señala que al interpretar los tratados de propiedad intelecual hay que tener en cuenta el derecho de los países a proteger la salud pública y a garantizar el acceso a medicamentos. Esto quiere decir que un país podría saltarse una patente si, por ejemplo, se encuentra en una situación de emergencia sanitaria.
El Tribunal Supremo de India ha rechazado la patente de Novartis por el mesilato de imatinib (medicamento anticancerígeno comercializado como Gleevec) al considerar que es una modificación de un producto anterior y sus propiedades no han cambiado, según un abogado de la defensa, Anand Grover.
La multinacional suiza argumentó al comienzo del juicio, en septiembre, que “saber” que se puede “tener patentes en la India beneficia al Gobierno, a la industria y a los pacientes porque las organizaciones que investigan sabrán que invertir en el desarrollo de mejores medicinas es una opción a largo plazo”.
Según diversos analistas, una sentencia favorable a Novartis habría tenido un efecto dominó con la concesión de más patentes, lo que habría puesto en peligro el papel de la India como principal proveedor de medicamentos baratos a los países en desarrollo.