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30 años de campañas para prevenir el VIH: así se empezó a informar sobre el virus y se ideó el 'Póntelo, Pónselo'

Era 1988, siete años después del primer diagnóstico en España, cuando las instituciones lanzaron por primera vez en nuestro país una campaña de prevención del VIH y SIDA. Se titulaba 'SiDa, NoDa: no cambies tu vida por el SIDA', se emitió en televisión y se hicieron carteles. En 2019, la fachada de la sede del Ministerio de Sanidad del Paseo del Prado de Madrid ha estado cubierta hasta hace pocas semanas con un lema, '#SiemprePreservativo', hashtag incluido.

Entre ambos acontecimientos han pasado 31 años en los que España, en paralelo, ha ido cambiando. A finales de los 80, “el puro miedo y desconocimiento paralizaba muchas respuestas, institucionales e individuales. Se buscaba informar sobre conceptos muy sencillos, sobre cómo se transmitía. Ahora, además de prevenir, también se pone el foco en luchar contra el estigma y en hacerse la prueba. Y el nexo en común: fomentar el uso del condón”.

Lo resume Julia del Amo, directora del Plan Nacional contra el Sida, dependiente de Sanidad. La entidad organiza en el Museo de Artes Decorativas una exposición que se inaugura este jueves (por el Día Internacional de la Lucha contra el Sida, el domingo) sobre esta evolución visual, que refleja la social y la epidemiológica: a principios de los 90 la vía de transmisión más frecuente era compartir jeringuillas durante el consumo de heroína; a finales, tras la implantación de los programas de metadona, este problema se ataja y “empieza a ser la transmisión sexual la vía más habitual, y los hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y las mujeres trans los colectivos más vulnerables”. Actualmente, se estima que hay entre 130.000 y 170.000 personas infectadas en España.

La exposición recorre todas las campañas de todos estos años, también aquella de 2007 en la que entre otras celebridades puso su cara el ahora ministro Fernando Grande-Marlaska. Y entre las más de treinta imágenes hay una un poco especial, alojada en el imaginario colectivo. Es el 'Póntelo, Pónselo' de 1990 que traspasó fronteras, recuerda la entonces ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández en conversación con eldiario.es: “Aquellos años viajábamos mucho a América Latina por temas relacionados con las pensiones no contributivas para españoles que vivían allá. Y lo que me preguntaba todo el mundo era por la famosa campaña”. Ella cuenta que surgió a raíz de los alarmantes datos que les llegaban sobre el repunte de embarazos adolescentes y enfermedades venéreas. Decidieron que había que hacer algo que englobase todos los problemas que acarreaba el sexo sin protección y que a su vez interpelase a los jóvenes, así que se propuso una coordinación entre Sanidad y Asuntos Sociales. También colaboró Educación, “aunque tenían mucho lío con la concertada y estaban más centrados en eso”.

“El ministro de Sanidad de aquella época, Julián García Vargas, llegó un día al Consejo de Ministros y me preguntó: ¿por qué se meten tanto contigo y tan poco conmigo?”, sigue rememorando Fernández. Los que se “metían” eran los sectores más conservadores de la España de principios de los 90, encabezados por la Iglesia y la CONCAPA (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos). Y lo hacían más con ella porque “culpaban más a Asuntos Sociales. Ideológicamente, más o menos aceptaban que se dijera que el preservativo prevenía el contagio del SIDA. Pero que estuviera dirigido a jóvenes, que era la parte que aludía a nuestro ministerio, de ninguna manera. Venía de ese sector que defendía que de los adolescentes no tenían que encargarse los poderes públicos, sino las familias”.

“Su argumento era que el preservativo no es un medio eficaz, que lo único verdaderamente eficaz es la abstinencia. En realidad, lo que molestó, el problema, era el ‘pónselo’: plantear que la chica fuera activa, quien pusiese el preservativo”, continúa Fernández. El caso llegó en dos ocasiones a la Audiencia Nacional. La segunda, en 1993, concluyó con una sentencia que la anulaba, tras una demanda de la CONCAPA. El contexto internacional, sin embargo, les amparaba. Se acababa de aprobar la Convención de los Derechos del Niño, “y se estaba dejando de ver a los menores como objetos a proteger, pasaban a ser sujetos de derecho. Todas las políticas europeas hablaban de medidas preventivas, para mujeres y para hombres”. A pesar de toda esa oposición, el 'Póntelo, Pónselo' fue un éxito que aún se tiene como referencia: “Hubo encuestas que revelaron que la conocía el 90% de la población. Dejó de identificar el VIH y la necesidad de prevención solo con la población homosexual o el consumo de drogas, y se mantuvo tres años”.

“Había cosas que ni tocarlas, y las tocamos”

“La situación social y política actual es gloria bendita comparada con aquella. Se arrancaron carteles de las vallas del metro, se rompieron cabinas, tildaron aquello de invitación a la promiscuidad”. Lo dice Luis Felipe Moreno, en 1990 director de Producción Audiovisual en Contrapunto, la agencia que realizó el 'Póntelo, Pónselo', también sobre aquella contrarreacción. Él evoca que, de los responsables, la más valiente y decidida fue la ministra Fernández, “que pese a todas las críticas apoyó explícitamente que saliera adelante”. García Vargas se implicó menos, y Javier Solana, titular de la cartera de Educación, al parecer puso algún impedimento: “La primera idea era que la escena del spot transcurriese en un aula, por aquello de dirigirse a adolescentes. Solana dijo que ni de coña, en un aula no. Así que por consenso acabó siendo en un gimnasio, teóricamente de un instituto, pero eso no aparece”.

Ya jubilado, Felipe Moreno guarda con mucho cariño y honor haber participado en aquella grabación que califica de “hito” y que se llevó a cabo en estudios de Londres por la mayor potencia de su industria de actores. Él no fue artífice del proceso creativo, repite varias veces, por lo que a quien reconoce es a quienes se atrevieron “a incorporar a la mujer a la campaña con ese ‘pónselo’. Implica equiparación y que los hombres dejaran de partir el bacalao en la cama y decidir cómo eran las cosas. Entonces ya para los hombres pedir en la farmacia una caja de preservativos era un corte que te mueres; para las mujeres, ya era la monda. Imagínate la reacción de los padres más conservadores. La idea de que sus hijas se acostasen con tíos ya la llevaban mal, pero que llevasen un condón en el bolso y pudieran ponerlo… eso era lo peor. Pero conectó con los chavales, que precisamente suelen pasar de lo que les digan las autoridades. Fue un triunfo”.

Felipe Moreno estuvo en la realización de otro vídeo especialmente mítico, y anterior al 'Póntelo, Pónselo', concretamente del primero, aquel ‘SiDa NoDa’. Unos dibujos animados describían qué practicas podían transmitir el virus y cuáles no: por ejemplo, besar no ‘da’ SIDA; compartir cepillo de dientes sí ‘da’ (existe riesgo si hay sangrado de encías). Era ese año 1988 y la gente no sabía prácticamente nada sobre el SIDA, como señalaba Julia del Amo. “Haciéndolo con dibujos le quitabas hierro. Hubiese sido muy fuerte ver a un yonki de verdad, o a una pareja haciendo el amor. Así lo hacías simpático, tranquilo, pero didáctico”, aduce el productor. También se acuerda de aquello con orgullo: “Fue otro bombazo comunicativo, hay que trasladarse a aquellos tiempos para valorarlo. La cosa era muy dura, se había progresado con la democracia, pero aún había cosas que ni tocarlas. Y las tocamos”.