La congregación religiosa Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) contradijo a su fundador, el peruano Luis Fernando Figari, al reconocer la existencia de víctimas de maltratos y abusos físicos y psicológicos dentro de su organización, manifestó su superior general, Alessandro Moroni, en un comunicado.
Moroni rechazó “tajantemente” la “infeliz declaración” que hizo este lunes Figari al afirmar que no tiene constancia de la existencia de víctimas en el Sodalicio, tras una comparecencia ante un fiscal peruano en el consulado de Perú en Roma, donde fue interrogado por las denuncias de abusos en la congregación.
“Estas declaraciones son una ofensa para todas aquellas personas que han sufrido. Quiero decirle que esas víctimas existen y tanto yo como todo mi consejo estamos trabajando denodadamente para reparar, reconciliar y ayudar a todas aquellas personas que han sufrido”, dijo Moroni en un vídeo grabado en Buenos Aires.
El superior general del Sodalicio aseguró que las declaraciones de Figari “hacen doler más y revictimizan el dolor de tantos”, por lo que reiteró su compromiso en alcanzar una reparación y reconciliación con las víctimas.
Moroni afirmó que el Sodalicio será respetuoso con las sentencias que emitan tanto la justicia civil como la canónica, que investigan las denuncias de las víctimas.
Figari, de 69 años, se declaró “totalmente inocente” de las acusaciones de abuso sexual en su contra dentro del Sodalicio y reveló que las autoridades de la congregación le prohibieron pronunciarse públicamente y viajar a Lima, por lo que prosigue el retiro que desde 2010 cumple en Roma.
“Si hay víctimas, porque a mí no me consta que las haya, me produce profundo dolor y creo que se les debe ayudar a promoverse de la situación que sea”, añadió Figari en respuesta a periodistas peruanos.
Figari admitió en enero pasado haber cometido graves errores, pero insistió en su inocencia sobre las acusaciones de abusos sexuales.
El Sodalicio ya declaró el 5 de abril a Figari “culpable de los abusos que se le imputan y persona non grata para la organización, que deplora y condena totalmente su comportamiento”.
Los abusos en el Sodalicio salieron a la luz tras la publicación del libro “Mitad monjes, mitad soldados”, escrito por el periodista Pedro Salinas en colaboración con su colega Paola Ugaz.
El libro reúne testimonios de antiguos miembros del Sodalicio que denunciaron maltratos físicos, psicológicos o violaciones sexuales en los años 80 y 90, y acusaron de esos abusos a Figari y Germán Doig, número dos de la organización hasta su fallecimiento en 2001.