Los datos de las temperaturas mínimas diarias registradas por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en las 52 estaciones de las capitales de provincia muestran que en 40 de ellas las noches tropicales han aumentado en las últimas décadas. Solo en algunos lugares muy frescos del territorio se sigue sin observar (ninguna o muy pocas veces) este fenómeno.
“La tendencia al aumento de noches tropicales es estadísticamente significativa”, dice Javier Martín-Vide, Catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona. Este aumento “no es fruto del azar”, explica, “es un fenómeno cierto que tiene sus causas”.
La principal es el calentamiento global, afirma el catedrático. Lo explica el meteorólogo de la AEMET, Ricardo Torrijo: “En el último siglo y medio las temperaturas han subido un grado, y en España más. Si aumenta la temperatura y estás bajo una influencia de aire más cálido, suben tanto la máxima cómo la mínima”. Esto se da especialmente en la zona del Mediterráneo, donde el calentamiento es “paralelo al global pero más intenso, es un punto caliente con una tasa superior de aumento de la temperatura”, añade Martín-Vide.
Esta subida de las temperaturas se ve potenciada por otros factores como, por ejemplo, las islas de calor. La manera en que están construidas las grandes ciudades hace difícil que se refresque el ambiente por la noche, así que las temperaturas se mantienen elevadas las 24 horas cuando hace calor.
En el siguiente mapa puedes ver cuánto han aumentado las noches tropicales en cada provincia respecto a los años 50 o la primera década con datos disponibles. Hay que tener en cuenta que en algunos casos las cifras pueden estar condicionadas por cambios en el entorno de las estaciones meteorológicas: alteraciones en el nivel de humedad, tipo de terreno e incluso hay algunas que estaban fuera de los núcleos urbanos y ahora ya se encuentran rodeadas de edificios.
A principios de los 80, la primera década con datos de temperatura para la mayoría de las estaciones, solo 5 provincias registraban más de 40 noches tropicales de media al año. Eran en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Melilla, Cádiz y Almería. En la última década, en cambio, casi una veintena de provincias han superado este umbral. En todas las ciudades del levante peninsular, además de Madrid, ya se observan más de 40 noches tropicales al año.
Este aumento tiene consecuencias en la salud, especialmente a la hora de descansar, ya que el calor “disminuye la eficacia de los mecanismos de autorregulación como el sudor”, explica Beatriz Hervella, portavoz de la Aemet, necesarios “para entrar en sueño profundo”. Cuando se registra un temperatura de 20ºC en la calle, en los interiores de las casas suele ser mayor, cosa que hace “imposible conciliar el sueño”, recuerda Martín-Vide.
Un estudio publicado en la revista One Earth, que monitorizó las horas de sueño de cerca de 50.000 adultos combinado con temperaturas de su ciudad, demostró como “el aumento de la temperatura acorta el sueño principalmente por el inicio tardío, lo que aumenta la probabilidad de dormir menos de siete horas al día”. Además, especifican que “el efecto se multiplica entre los países de renta baja y es más agudo entre las personas mayores”.
En la misma línea, Hervella, explica que, aunque todos somos vulnerables al calor, hay grupos que lo son especialmente. En primer lugar, los niños y los mayores “porque su sistema de termorregulación no está maduro o lo está demasiado”. Pero también “enfermos crónicos, con enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas y también las personas vinculadas a la pobreza energética que no puedan permitirse encender aire acondicionado”, cuenta Hervella.
El calor nocturno, además, afecta también a la mortalidad: las cifras del Instituto Carlos III analizados por elDiario.es señalan cómo las muertes se disparan durante las olas de calor en España. Un estudio publicado en la revista científica Environmental Epidemiology en 2021 puso el foco en las noches calurosas en el sur de Europa: encontraron una fuerte relación entre la duración y el exceso de noches calurosas con una mayor mortalidad, especialmente en Portugal.
Las capitales con más noches tropicales siguen siendo las situadas en Canarias, Melilla y Cádiz, con más de 100 días al año con este fenómeno. Pero algunos de los aumentos más destacados se observan en Murcia, Barcelona, Castellón, Valencia o Sevilla, donde se registran más de 50, y son dos, tres y hasta cuatro veces más que en décadas anteriores.
Los datos evidencian una concentración de las ciudades donde más aumenta la temperatura en el litoral mediterráneo. “El mar, que se está calentando en la zona mediterránea, ayuda a que no haya tanto alivio nocturno”, explica Hervella. “Si tienes una temperatura del mar muy alta, en las horas nocturnas las temperaturas van a ser muy altas. Pueden influir que haya más noches tropicales”, añade Torrijo.
Aunque no son las estaciones dónde más veces se queda el termómetro por encima de los 20ºC, destaca el gran aumento de las noches tropicales en ciudades como Albacete, dónde han pasado de 1 noche tropical de media al año en los cincuenta a una docena en la actualidad; Baleares, de 6 a 40; Lleida de 5 a 23; y Ciudad Real, de ninguna a 36.
En las ciudades una explicación clave del aumento de las temperaturas nocturnas es el efecto isla de calor. “En verano, si estás en el interior de una ciudad, el terreno se calienta muchísimo con el sol”, dice Torrijo. Esto sucede, según el meteorólogo, porque “los edificios impiden la circulación del aire e incluso los propios aparatos de aire acondicionado o los coches irradian una gran cantidad de calor”. Y este fenómeno no es solo cosa del verano. “En invierno pasa igual, las calefacciones y los coches también influyen en las temperaturas”, añade.
En Barcelona, más del 90% de las noches de verano la temperatura no ha bajado de los 20ºC
Aunque sin el efecto de la isla de calor, el calentamiento global también se nota en sitios rurales. En estaciones de montaña, aisladas del entorno urbano, también han subido las temperaturas mínimas. En la de Izaña, situada en el parque nacional del Teide, no se registró ninguna noche tropical en las décadas de los 50 y 60 y en los últimos veinte años se han dado 8. También se observa en la estación de Puerto de Navacerrada (Madrid), con una sola noche tropical de 1950 a 1970 y con siete en las últimas dos décadas.
Los veranos se alargan
Tradicionalmente, en nuestro país, las noches con temperaturas superiores a los 20ºC se concentraban en los meses de julio y agosto. Sin embargo, durante los últimos años se ha experimentado un aumento considerable de estas cálidas jornadas durante el mes de junio, e incluso en septiembre y mayo. “El verano se está alargando al mes de junio, donde ya se notan las altas temperaturas”, explica Ricardo Torrijos, meteorólogo de Aemet.
En las décadas de los 70 y 80 solo Jaén y Cádiz registraban más de 1 de cada 5 noches de julio con temperaturas mínimas por encima de los 20 grados. Desde el cambio de siglo ya son 14 las provincias que superan este umbral.
Santa Cruz de Tenerife es la provincia con más noches tropicales registradas en junio en los últimos veinte años: la temperatura no baja de los 20 grados durante 16 días del mes, de media. Esto supone que pasan más de la mitad de junio (54% de los días) con noches tropicales, mientras que desde 1950 hasta 1970 solo se observaban durante un 14% del mes. Le siguen Cádiz (45%), Melilla (44%), Las Palmas (43%) y Almería (41%).
2022, un año de calor récord
En lo que llevamos de verano se han registrado en casi todas las provincias más noches tropicales que las que se observaban, de media, en los diez años anteriores.
En el caso de Barcelona, más del 90% de las noches la temperatura no ha bajado de los 20ºC. En total, una veintena de provincias han tenido noches tropicales más de la mitad del verano. Solo en Almería y Las Palmas los registros de este verano son menores que los de la última década, dejando de lado las seis provincias que no han tenido ninguna noche tropical.
Torrijo recuerda lo que dicen los especialistas: el aumento de temperaturas “irá en aumento”. Para hacerle frente a las noches tropicales, Martín-Vide aboga por “cambiar las ciudades y hacer sus suelos más permeables”. “Las llamadas plazas duras fueron un icono pero no sirven para nada porque en los veranos son un auténtico desierto. Para aliviar las islas de calor hace falta esponjar la ciudad, más elementos verdes, poner cubiertas verdes, usar colores blancos y claros, reducir los niveles de tráfico…”. En definitiva, conseguir “una ciudad que desprenda menos calor y que contamine menos”, concluye el catedrático.