La pandemia de COVID-19 evoluciona y por el camino se van sumando al vocabulario mediático tecnicismos que sirven para entenderla. Uno de los más recientes es la llamada 'tasa de positividad', el porcentaje de personas que dan positivo para la infección de entre todas a las que se les ha hecho prueba PCR durante un tiempo determinado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, en un documento publicado en mayo, que ese porcentaje se quede por debajo del 5%, “siempre y cuando” la vigilancia “sea integral”, es decir, se esté siguiendo una correcta estrategia de diagnóstico. En España, para la semana del 11 al 17 de agosto, la positividad está, según el Ministerio de Sanidad a partir de lo que registran las Comunidades Autónomas, en el 7,7%, la cifra más alta de los países de su entorno (Francia, Portugal, Alemania, Italia, Reino Unido).
Hay tres comunidades –también las dos ciudades autónomas– que están por encima. Dos de ellas son las que más han preocupado en agosto al Ministerio de Sanidad y triplican las orientaciones de la OMS: Madrid, que ha alcanzado el 15% de positividad –la semana anterior estaba en el 11,1%– y Aragón con el 14,3%. La Rioja tiene un 9,2%. Catalunya, que es la otra región cuya situación inquieta, se queda rozando el 7%.
La positividad del conjunto de España y también mirando una a una cada comunidad ha crecido desde el inicio de la 'nueva normalidad'. A principios de julio, la total se colocaba alrededor del 3%, cuatro puntos por debajo de la actual y aún dentro de lo asumible para la OMS. Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria y asesor en la Comunidad Valenciana, indica que la positividad “es importante porque te da una idea de cómo funciona el seguimiento de contactos”. Según apunta Hernández, actualmente ese medidor es, junto a la proporción de asintomáticos en el total de contagiados, el indicador más fiable para saber si la epidemia está o no fuera de control, si estamos detectando la mayoría de casos o si de nuevo nos estamos quedando en la superficie. Porque lo que nos dice una tasa de positividad muy alta “es que quizá no se está siendo lo suficientemente exhaustivo en la detección del virus. Que solo se hace PCR a gente con altas sospechas de tenerlo y que por tanto finalmente mucha lo tiene”.
Pedro Gullón, experto en Salud Pública y coautor del libro Epidemiocracia, razona en el mismo sentido. La capacidad de hacer PCR ha aumentado desde mayo en todas las comunidades, y “con ese contexto, una positividad desproporcionada puede deberse a que no se hace pruebas a todos los contactos de un positivo y que el rastreo no llega hasta al fondo, sino más bien a gente altamente sospechosa, con una probabilidad preprueba más alta de tenerlo”. A eso se suma, continúa, “que hace un mes quizá se hacían pruebas por una diarrea tonta, que seguramente luego era otra cosa; ahora igual se hace más por síntomas más claramente compatibles. El protocolo no ha cambiado, pero es probable que la actuación sí”.
El país de nuestro entorno con la positividad más alta
De la comparación internacional nuestro país no sale bien parado. El 7,2% de España es la tasa de positividad más alta de su entorno europeo. A mediados de agosto, Francia (3,2%), Italia (1,7%), Portugal (1,3%), Alemania (0,9%) y Reino Unido (0,7%) están por debajo del 5% que recomienda la OMS, según los números que reporta Our World in Data. A Hernández esto le parece lo más alarmante, aunque recuerda: “El problema de comparar países es que nos suele faltar información. Depende de si se han hecho screenings masivos, de si se ha actuado en sitios de brotes… porque de esa manera la positividad baja aunque la transmisión sea alta. Pero sí da una idea”.
El portavoz del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, explicaba en rueda de prensa el jueves las implicaciones de una positividad relativamente alta como la que hay en España. Dejaba claro que “ese incremento” que se observa desde julio “no es favorable”. Es decir, aunque “podamos matizar” la cifra, “si sube, es que hay más transmisión de la que teníamos”. “La evolución de la epidemia es mala”, zanjaba basándose en ese y otros datos.
Los matices a los que hacía alusión son varios. El primero es que el 5% que indica la OMS es “un umbral, una orientación”, y mientras no se desvíe demasiado no es tan malo, aunque sí hay que valorar las tendencias. Otro es que el dato “no se puede valorar de forma aislada”, sino que hay que analizar, por ejemplo, la forma en la que se están buscando los casos: “La positividad va pareja a la probabilidad de infección de la zona. Cuando en Lleida hubo brotes entre temporeros y se hicieron pruebas, la positividad incrementó muy rápido”. Eso quiere decir que, si se sabe dónde buscar –brotes concretos, zonas donde se haya detectado mucha transmisión, rastreo correcto de los contactos de positivos–, es normal que la positividad suba. Ildefonso Hernández se refería a lo mismo: “Una positividad alta puede ser también porque hay un rastreo muy bien hecho en algunas comunidades, que saben dónde buscar. Pero en conjunto, que aumente mucho es malo”.
En Madrid, datos al alza
Como casi siempre con el SARS-CoV-2, la distribución geográfica es muy desigual. Entre las tres comunidades que más incrementos han registrado este verano, Aragón está en fase de descenso: el pico de positividad estuvo entre el 24 de julio y el 30 de julio, un 18,4%. Madrid, con el 15%, tiene la curva de positividad en ascenso. Y Catalunya vio cómo se reducía a mediados de julio, volvía a crecer y volvía esta semana a descender. La que menos positividad tiene es Asturias, un 1,3% que además supone su máximo hasta ahora.
Esa diferencia entre territorios era un tercer matiz que mencionaba Simón y que respaldan los demás expertos. Al estudiar el conjunto del Estado, “la epidemia está teniendo una distribución geográfica muy particular”: a lo largo de todo el verano se han ido detectando brotes que luego se han estabilizado, a la vez que han surgido otros nuevos en otros lugares. Es decir, las zonas 'calientes' se han ido moviendo, algo que ha facilitado la gestión: primero preocupaba Catalunya, luego Aragón, y ya con estas dos en una situación más favorable, actualmente lo hace Madrid. Y, cuando el descontrol de la transmisión afecta “a algunas como Catalunya o Madrid”, con mucha población, “obviamente tiene un impacto importante en el indicativo nacional”. Esto es, si Madrid tiene una positividad muy alta, dado el peso de la región en el número de ciudadanos de todo el país, la tasa general crece hasta estar por encima de lo que pide la OMS, como ocurre ahora. Aunque los especialistas advierten de que hay que vigilar de cerca todas las regiones, porque incluso Asturias registra cada vez más gente que da positivo en las PCR.