Los brotes de coronavirus son el tema del verano y, aunque Sanidad mantiene una postura tranquilizadora al respecto, de momento no parecen ser compatibles con las fiestas populares que deberían dar comienzo la semana que viene. La mayoría de comunidades autónomas ha recomendado su cancelación a pesar de que la decisión última recaerá en los ayuntamientos, que se enfrentan a la presión de los feriantes y al temor de que los ciudadanos organicen verbenas alternativas.
“Un brote por una pequeña fiesta inocente puede ser el inicio de una nueva epidemia”, ha señalado Fernando Simón en varias ocasiones, aunque Sanidad ha centrado por el momento en las residencias de ancianos, las reuniones familiares y los trabajos precarios el escenario del grueso de los rebrotes. A pesar de que se celebran sobre todo al aire libre, las autoridades sanitarias recomiendan en los actos festivos medidas de higiene personal, el uso de mascarillas y la distancia física, algo difícil cuando se trata de eventos multitudinarios.
La pasada noche de San Juan, como cada año, marcó el inicio del calendario festivo y la senda de lo que van a ser estas celebraciones en la “nueva normalidad”. A Coruña, la cuna de las primeras hogueras, cerró el acceso a todas sus playas, pero permitió las realizadas en fincas privadas o jardines. Una decisión imitada en las otras seis zonas conocidas por dar la bienvenida al verano con esa noche mágica: Tarragona, Málaga, Granada, Alicante, Santander y Menorca.
En esta última, sin embargo, hubo una aglomeración espontánea que incumplió las recomendaciones de Sanidad. El Ayuntamiento de Ciutadella estudia sancionar a las 200 personas que celebraron su propio San Juan en el centro de la localidad, también como forma de desalentar futuros incumplimientos “durante la etapa turística”. La noche en Santander se saldó con siete hogueras apagadas por los bomberos y 45 denuncias. Por su parte, en Gorliz (Vizcaya) y en Valladolid, la Policía desmanteló varios focos de botellones, algunos de ellos organizados por menores.
Aunque la tendencia general sea la de respetar estas prohibiciones, crece el temor a que las cancelaciones alienten un calendario extraoficial de fiestas, que en algunos lugares ya están dejando pistas. El chupinazo que inicia los Sanfermines en Pamplona no se celebrará de forma oficial, pero han llegado al Ayuntamiento las primeras señales de que tras el almuercico de las cuadrillas navarras el próximo día 6, un clásico para el que ya no quedan mesas libres, pueden generarse aglomeraciones en las calles del centro.
El Ayuntamiento pamplonés estudia reforzar los controles policiales, pero más allá de eso no queda más que apelar a la responsabilidad individual. Los gobiernos regionales han dejado en manos de los locales la batalla con el sector feriante, para el que se perfila un verano desolador. Se quejan de que solo les prometen revisar de forma más o menos semanal la situación epidemiológica y, en su caso, relajar algunas de las medidas actuales.
“Tú lo llamas fiesta, yo lo llamo trabajo” es el lema con el que la plataforma de Espectáculos y Ocio de Extremadura pedía este miércoles a la Junta que no prohíba las ferias. Un día antes, cientos de personas procedentes de todo el país se manifestaron en Madrid para solicitar alternativas, como montar las atracciones aunque no haya celebración ni verbenas. En Galicia, la situación de las orquestas es tan extrema que muchas han tirado la toalla y otras pelean para que la Xunta especifique un protocolo para salir de gira por los concellos a partir del 1 de julio.
La Coordinadora Estatal de Verbenas y Espectáculos considera “indignante que haya aglomeraciones en las playas y conciertos en las salas”, pero que ellos no puedan tocar “en pueblos de 200 personas”. Piensan que, de celebrarse oficialmente, serían las más seguras y fáciles de controlar, evitando así la tentación de hacerlas fuera del alcance de los mandos locales. No obstante, la incertidumbre y el miedo a alentar un nuevo brote dibuja un mapa festivo irregular y cambiante en toda España.
Las situación de las verbenas, comunidad a comunidad
La Junta de Andalucía pidió manifiestamente a los ayuntamientos que no celebrasen romerías, ferias ni verbenas desde principios de junio hasta finales de agosto. También prometió que en un mes la Consejería volverá a emitir un informe que quizá abra la posibilidad de retrasar estos eventos a septiembre, como propuso la Feria de Málaga. Tras la prohibición de la procesiones de Semana Santa, fueron cayendo la Feria de Abril de Sevilla, la del Caballo de Jerez, la de Córdoba y la Romería del Rocío, por lo que las autoridades confían en que se actúe con la misma responsabilidad que entonces.
En Asturias, en cambio, se permite la reanudación de eventos populares a partir del 5 de julio, aunque en un documento han dividido los espectáculos musicales en tres categorías: los de alto riesgo, que están prohibidos; los de riesgo medio, permitidos con un aforo hasta el 75%; y los de riesgo bajo, sin límites. En Galicia, los espectáculos en vivo tendrán limitaciones de aforo y distanciamiento entre los artistas en el escenario, pero se permitirán desde el 1 de julio.
En Aragón, todas las fiestas patronales están prohibidas hasta el 30 de septiembre. Esto afecta a las fiestas de Huesca (en agosto) y las de Teruel (a mediados de julio), pero en principio las de Zaragoza siguen adelante. Cantabria, por su parte, abre los festejos a partir del 8 de julio, fecha en la que los ayuntamientos están organizando sus eventos con más o menos precaución.
En Castilla-La Mancha, el director general de Salud Pública consideró la celebración de fiestas y ferias “no recomendable” hasta al menos el 15 de julio, pero la mayoría están ya suspendidas. Entre ellas, el Corpus (junio), el Festival Medieval de Hita (julio), la feria de la vendimia de Valdepeñas (agosto-septiembre), hasta la Feria de Albacete (septiembre). Castilla y León ha decidido que no habrá verbenas en todo el verano: ni en junio, ni en julio, ni en agosto ni en septiembre, aunque someterá la decisión a “revisión y evaluación” semanalmente.
Tras “barajar diferentes escenarios”, los alcaldes de las tres capitales de Euskadi han acordado no celebrar su Semana Grande y trabajar con sus respectivos equipos municipales, en Bilbao, Vitoria y San Sebastián, para elaborar “un calendario de diferentes actividades culturales, artísticas y de ocio” a lo largo de este verano a partir del 1 de julio y con un máximo de 1.000 asistentes. Mientras, en Murcia se ha dado luz verde para inaugurar las verbenas desde el primer día de julio.
Catalunya, que cerró sus playas en la noche de San Juan, sin embargo permite las verbenas nocturnas con distancia de seguridad y una asistencia máxima de 800 personas. Valencia, por el contrario, las ha cancelado, lo mismo que Extremadura y La Rioja, donde se prohíben actos multitudinarios en las fiestas patronales hasta el 31 de julio y en los que no pueda haber reserva nominativa.
En Navarra, todas las fiestas de pueblos han sido suspendidas en julio y agosto. En la Comunidad de Madrid, las fiestas de los municipios, los barrios y las norias, que dan vida a la capital en medio del bochorno, se cancelan hasta el 31 de octubre.
Por último, las Islas Baleares levantan el veto partir del 1 de julio, pero ajustándose a los requisitos y siempre con el público sentado. En Canarias, por el contrario, han decidido cortar por lo sano, a no ser que una reconsideración de la evolución epidemiológica lo permita.