Los permisos de maternidad y paternidad no son para todo el mundo. Como prestaciones contributivas que son, los criterios para acceder a ellos hacen que una parte de las mujeres y hombres que se convierten en madres y padres queden fuera. En 2022, el último año con datos completos, casi el 33,6% de las madres y el 26,6% de los padres no cobraron un permiso por nacimiento. Ese porcentaje implica una bolsa potencial de exclusión social: se trata fundamentalmente de personas que ni están trabajando ni están cobrando la prestación por desempleo o bien tienen un empleo sumergido y que afrontan la llegada de un hijo sin recibir prestación alguna.
Las cifras de 2021 son similares a las de 2022: el 27,7% de los padres y el 34,3% de las madres no accedieron a los permisos, según datos de la Seguridad Social y del Instituto Nacional de Estadística recogidos en el informe La reforma del sistema de permisos parentales: formas de uso y expectativas de influencia en la corresponsabilidad, elaborado por varias investigadoras y publicado por la UNED a comienzos de marzo. La diferencia entre el dato de los padres y las madres (más hombres que mujeres acceden a sus permisos por nacimiento o, dicho de otra forma, más madres que padres quedan fuera) se debe a la relación de la prestación con el mercado laboral: los hombres tienen tasas de actividad y de empleo más elevadas que las mujeres y, por tanto, hay más que cumplen las condiciones necesarias.
“En España no hay un sistema de prestaciones que cubra la situación de tener un hijo independientemente de cuál sea tu relación con el mercado laboral. Quien no esté participando no está cubierto, porque el permiso se concibe como una prestación para mantenerte los mismos niveles de ingresos que estás demostrando cuando sales del mercado por el nacimiento”, explica la economista y profesora de la UNED Cristina Castellanos, una de las autoras del informe.
Hay dos circunstancias que pueden hacer que ese porcentaje de madres y padres que, según el cruce de datos, no acceden a los permisos sea en realidad algo menor. Por un lado, las personas que estén cubiertas por mutualidades, puesto que no cobran el permiso de la Seguridad Social y, por tanto, no aparecen en sus datos de beneficiarios. elDiario.es ha intentado acceder sin éxito a las cifras de prestaciones abonadas por mutualidades. Por otro lado, aunque las seis primeras semanas del permiso son obligatorias, podría darse el caso de beneficiarios que no las tomen, puesto que no existe sanción por no hacerlo, como no existe por no coger las vacaciones, también obligatorias. Varias expertas consideran que estas dos circunstancias pueden influir en el porcentaje, pero no variarlo sustancialmente: “A nivel macro, esta es la situación”.
Tener empleo
Los criterios que exige la Seguridad Social para acceder a las 16 semanas de permiso por nacimiento remuneradas al cien por cien son, en primer lugar, estar dado de alta en la Seguridad Social o estar en una situación asimilada al alta (la más frecuente, estar cobrando el paro aunque también sirve haber acabado tu prestación y seguir inscrito como demandante de empleo). En segundo lugar, un periodo mínimo de cotización: entre los 21 y los 26 años basta con tener 90 días cotizados en los siete años anteriores, o 180 en toda su vida laboral; a partir de los 26, ese requisito de días se duplica. Para quienes tengan menos de 21 años, no hay exigencia de haber cotizado. No obstante, existe un subsidio especial por nacimiento, no contributivo, para quien reúna todas las condiciones excepto estar de alta en la Seguridad Social o situación asimilada.
Los microdatos de la Estadística de Partos de 2021 permiten saber en qué situación se encontraban a 1 de enero las personas que tuvieron hijos a lo largo de ese año. El 63,6% de las mujeres que se convirtieron en madres durante esos 12 meses estaban ocupadas, mientras que el 76,4% de los padres se encontraban en esa misma situación. Son cifras que coinciden en buena medida con las tasa de cobertura de los permisos por nacimiento en 2021: el 65,7% de las madres y el 72,3% de los padres accedieron a la prestación. En 2021, el 16,4% de las nuevas madres y el 7,8% de los nuevos padres estaban en paro. El 15,8% y el 7,7%, respectivamente, se encontraban en “otra situación” y cerca del 1% eran estudiantes.
Si alguien ha cotizado el periodo suficiente, pero no está en alta en la Seguridad Social o en situación asimilada al alta, no puede acceder al permiso por nacimiento. En esa situación pueden encontrarse personas que hayan agotado la prestación de paro hace tiempo o que no estén dadas de alta como demandantes de empleo, quienes cobren algún tipo ayuda asistencial, quienes estén fuera del mercado laboral por motivos de cuidado, quienes hayan sido despedidos antes de tener un hijo y no hayan generado derecho a paro, o quienes hayan cotizado esporádicamente en algún momento pero no cuando se convierten en madres o padres y tampoco estén cobrando prestación.
“Hay una parte de la población en situaciones tan precarias que pudiera suceder que en ese momento se le acabe de terminar un contrato temporal y esté a la espera de otro en unos meses y no le interese cobrar su prestación por desempleo todavía para poder encadenar otro empleo, cotizar más y asegurarse una mejor prestación de paro en el futuro”, explica Cristina Castellanos. La economista subraya que la prestación por desempleo no cubre las situaciones más precarias “sino justo las menos precarias”: si has contribuido seis años seguidos tienes hasta dos años de cobertura de desempleo, pero quienes tengan contratos temporales o discontinuos tienen más complicado generar una prestación robusta. Castellanos subraya que las personas con más entradas y salidas del mercado laboral son las que más piensan cómo utilizar sus prestaciones, “porque están en una situación más de riesgo”.
Fuentes de la Seguridad Social argumentan que las prestaciones por nacimiento son un derecho que deben haber generado los progenitores “y eso solo es posible si cumplen con los requisitos”, como sucede con el resto de pensiones y prestaciones contributivas. El departamento de Elma Sáiz recuerda que el Ingreso Mínimo Vital busca ofrecer un nivel mínimo de renta a quienes estén en situación de vulnerabilidad y, en caso de tener menores a cargo, existe un complemento. El 66% de las beneficiarias son mujeres y en el 66% de hogares donde se recibe hay menores.
Otro sector de la población, especialmente femenina, que puede quedar fuera de los permisos de nacimiento son las mujeres que están económicamente inactivas porque se dedican a los cuidados. La economista recuerda que los datos de la EPA muestran que esa es la principal causa de inactividad femenina. Un caso típico, explica, es el de una mujer que quizá se retiró del mercado laboral con su primer hijo y para cuando llega el segundo ya no tiene derecho al permiso: “Pero no suele ser población en riesgo de exclusión a corto plazo, porque son familias en las que el otro sueldo da para mantener a todos”. La autonomía económica futura de esas mujeres está, eso sí, vinculada a su pareja.
Una laguna de protección
Otro estudio, en este caso sobre las trayectorias laborales de las madres y las políticas de conciliación, encontró resultados compatibles con estos datos. Las investigadoras se centraron en las madres nacidas entre 1968 y 1978 y las observaron desde los 20 hasta los 40 años. De las 3.649 madres de esa cohorte, el 42,9% no estaba económicamente activa “y por eso no pudieron usar el permiso cuando nació su primera criatura”, asegura una de las autoras, la socióloga Teresa Jurado. Otro 13% estaban activas pero no pudieron cobrarlo. “En otro estudio con una muestra más amplia vemos que las madres más jóvenes usaron el permiso más”, añade. La población activa femenina ha ido creciendo sostenidamente en el tiempo, también la ocupación.
Esta laguna de protección social muestra, según Castellanos, la urgencia de aprobar una prestación universal para la crianza, pero también la universalización de la educación infantil o fomentar la actividad de las mujeres antes de tener hijos. “No es un problema del diseño de los permisos en sí sino del diseño de la política social en general. En los países nórdicos el diseño está basado en derechos individuales, tiene que ver con la relación de la persona con el Estado, no con el empleo”. La economista recuerda que tener hijos aumenta las posibilidades de estar en riesgo de pobreza, especialmente si se está fuera del mercado de trabajo. “Más allá de si tienes hijos o no, si estás en una situación vulnerable deberías tener un ingreso. Deberíamos garantizar que todas las personas tuvieran un mínimo para subsistir al que se añadirían cantidades por cada hijo”, apunta. El Ingreso Mínimo Vital, concluye, ha demostrado tener muchos problemas para asegurar esa protección social.
El Ministerio de Derechos Sociales ha anunciado una ampliación de los permisos de maternidad y paternidad bajo las condiciones actuales. No obstante, fuentes del departamento aseguran que abogan por crear el derecho a la prestación universal por crianza, incluida en el proyecto de ley de familias. “La voluntad es avanzar y consolidar este nuevo derecho con una prestación universal de 200 euros de 0 a 6 años, en una primera fase, y hasta los 18 años, en una fase posterior. Creemos que la universalidad de esta medida contribuiría a paliar los preocupantes datos de pobreza infantil y del que también se beneficiarían padres y madres con independencia de su situación laboral”, afirman.