Tomás Cobo: “El aumento de seguros privados nos puede llevar a una sanidad pública pobre para pobres”
Tomás Cobo lleva poco más de dos años al frente del Consejo General de Colegios de Médicos de España. En este tiempo, los profesionales sanitarios han llevado a cabo con éxito la campaña de vacunación que permitió dejar atrás una pandemia empeñada en tensar las costuras del sistema y se han levantado en varias comunidades autónomas para defender mejoras asistenciales y laborales. “El modelo universal, público y gratuito no está en crisis, está en crisis el sistema”, insiste este médico “hasta las trancas”, que lleva dos décadas entre Cantabria –en el hospital público Sierrallana y en el privado Mompia– y África, donde acude como voluntario dos veces al año al campamento de refugiados de Tinduf y a Benín.
La Organización Médica Colegial acaba de presentar junto a la Federación de Sociedades Cientifico-Médicas y la Fundación para la Mejora de la Asistencia Sanitaria el informe Los Retos del Sistema Nacional de Salud en la Próxima Legislatura. La crisis, dice Cobo, abarca tres frentes: la atención primaria, la desmoralización de los médicos y las médicas y la cobertura pública. “Antes el que tenía posibles se iba a la privada para operarse de cataratas o de la cadera, pero ahora estamos viendo un desplazamiento hacia coberturas básicas”, reconoce.
¿Cómo de grave es la crisis del sistema sanitario?
Tenemos que diferenciar entre el modelo y el sistema. El modelo es universal, público y gratuito. Es el eje de la justicia y el bienestar social, el mejor regalo que nos hemos dado en España. Ha estado sometido a un impacto abrumador con la crisis, que ha puesto a la humanidad al borde del abismo. Ha aguantado, pero ahora tenemos que hablar del sistema, que es lo que sostiene al modelo, y es lo que está en crisis. Lo que rogamos y enfatizamos es que haya un pacto de Estado por la sanidad y que el sostenimiento de este modelo salga del juego político. Independientemente de quien gobierne, que todos tengan como objetivo mantener ese nivel.
¿Es posible con el clima político actual?
No solo con el actual. El que venimos arrastrando a lo largo de los últimos 20 años es el que genera que haya desequilibrios. Se dan paradojas como que la cobertura no sea la misma en un sistema autonómico que en otro, pero además hay una crisis de recursos humanos, que se generaliza. Dentro del mismo Sistema Nacional de Salud un médico cobra por hora de guardia una cifra completamente diferente a la que cobra otro en otra comunidad autónoma haciendo exactamente el mismo trabajo y asumiendo las mismas responsabilidades.
Cuando se habla de igualar prestaciones y condiciones laborales, ¿no se corre el riesgo de hacerlo a la baja?
Tenemos que establecer unos mínimos, absolutamente iguales para todos los ciudadanos y todos los sistemas. Pero no tenemos que ir a la baja, tenemos que pensar en la alta, en la mejor calidad.
Los recortes lineales de la crisis financiera manifiestan la miopía que los políticos y las instituciones tuvieron en aquel momento
Hablamos de la pandemia, pero el informe menciona los recortes de la crisis financiera. ¿Qué ecos vemos ahora de aquellas medidas?
Los recortes lineales de aquella crisis manifiestan la miopía que los políticos y las instituciones tuvieron en aquel momento. El sentir de los médicos es de enfado, no con la ciudadanía, ni repercute en nuestra actividad asistencial. Es un enfado con los políticos por esa visión miope y por las instituciones que nos representan y que deberían haber apostado por este modelo, por una inversión, pero también por una armonización dentro de esa cogobernanza en el Consejo Interterritorial en el que el Ministerio, el que sea, debe marcar el liderazgo.
¿Qué capacidad tiene el Ministerio de Sanidad, con competencias bastante limitadas?
Tiene la labor de liderar y de coordinar ese Consejo Interterritorial y de buscar consenso, que no necesariamente unanimidad. Es lo que nos pasa a nosotros en la Organización Médico Colegial. Yo soy el presidente, pero hay 52 presidentes más.
¿Qué medidas recetaría usted para comenzar a abordar la crisis del sistema?
El sistema tiene tres crisis. La primera es la de atención primaria, que se manifiesta constantemente. Incluso ahora en la adjudicación de plazas MIR. Una vez más quedan 202 plazas sin cubrir, un hecho que no es nuevo: ya había sucedido en el año 2007, 2008 y 2014. De lo que se quejan fundamentalmente es de la sobrecarga asistencial y las expectativas sociales en cuanto a la atención médica, porque se patologizan circunstancias que no son realmente patologías médicas.
La segunda crisis es la desmoralización de los profesionales sanitarios en su conjunto. Aquí hay tres quiebras. La precariedad laboral a lo largo de los años, con gente con contratos incluso de un día. El desgaste que ha generado la pandemia, que ha provocado que el 50% de los profesionales médicos en España tengan síntomas de burnout. Y las agresiones, que han aumentado un 38%.
La tercera crisis es la de la cobertura pública. Estamos viendo que la gente que tiene poder adquisitivo se va desplazando hacia el entorno privado. Antes, si uno se quería operar de cataratas o de la cadera o de la rodilla, si tenía posibles se iba a la privada, pero ahora estamos viendo un movimiento hacia la primaria y también para coberturas básicas.
¿Cuál es la solución?
Atajar esas tres quiebras. El Ministerio de Sanidad, con Carolina Darias, sí ha hecho esfuerzos y parece que van a seguir en esa línea, porque el nuevo ministro ha mantenido exactamente al mismo equipo. Ha habido buenas noticias. El real decreto para reformar el estatuto marco, que venía a paliar la precariedad laboral. También la creación de nuevas especialidades, que viene a poner orden a la formación médica especializada. Y el anuncio de la creación de una Agencia Estatal de Salud Pública.
¿El trasvase de pacientes de la pública a los seguros privados puede ahondar en la crisis del sistema?
Nos puede llevar a tener un modelo sanitario pobre para los pobres. Pero no hay que demonizar a la sanidad privada, que juega un papel extraordinario en el sostenimiento del modelo. Hay que generar convergencias y optimizar los recursos que tenemos en la pública y en la privada.
¿Está el sistema preparado para atender a una población cada vez mayor y con más enfermedades crónicas?
Hay que prepararlo. Eso requerirá inversión, pero también gestión. Ahí todos jugamos un papel esencial. La enfermería juega un papel clave en el cuidado de los pacientes con patologías crónicas. Y, efectivamente, tenemos que generar sinergias, protocolos y estrategias para la atención del paciente crónico y hablar de salud más que de enfermedad, de hábitos de vida sanos y salud pública.
No podemos tener una carrera de medicina enfocada exclusivamente al ámbito hospitalario, porque si cuando terminas te ves en un centro de salud, puedes llegar a pensar que eso no era lo ideal
En los últimos tiempos estamos oyendo a algunos gestores alegar que faltan médicos.
Lo de que faltan médicos es una generalidad. Faltan en algunas especialidades y en otras, no. Se producen médicos en especialidades que en un futuro puede que no hagan falta y que requieren de la adquisición de unas competencias que son difíciles de adquirir. Por ejemplo, cirugía torácica, cardiovascular, otorrinos… Para adquirir el título necesitas unas competencias muy precisas, con unas manualidades muy específicas, que a medida que va pasando el tiempo dejan de ser necesarias. Todavía se hacen cirugías a corazón abierto, pero en mucha menor medida que antes, porque la tecnología ha introducido técnicas de radiointervencionismo que practican los radiólogos. Ese profesional que has tardado tanto en formar para grandes cirugías, de repente se encuentra con que no desarrolla esas habilidades.
Lo que tenemos que hacer es enfocar las especialidades, poniendo las luces largas hacia lo que va a ser el futuro y formar más médicos que en un momento determinado puedan dirigirse a uno u otro ámbito y no gastemos el tiempo en formar a médicos en especialidades muy concretas que posiblemente a medio plazo, en diez o 15 años, no tengan mucho sentido.
Para eso hay que hacer atractivas esas otras especialidades.
Familiar y comunitaria es una especialidad que ha quedado abandonada hace muchos años. No puede ser que tengamos una carrera de medicina enfocada exclusivamente al ámbito hospitalario, donde no hay ni una sola asignatura de atención primaria. Al tener desde los 18 años encaminado tu proyecto hacia la medicina hospitalaria, si cuando terminas te ves en un centro de salud, puedes llegar a pensar que eso no era lo ideal, independientemente de que haya vocaciones de médicos de familia, que las sigue habiendo. No se informa de una especialidad que es preciosa, porque abarca todo.
Este año, de nuevo, las primeras plazas del MIR en adjudicarse han sido las de dermatología, una especialidad sin guardias y sobre la que existe la idea de que se vive mejor. ¿Lo comparte?
No tengo nada que compartir, cada uno es libre. Es cierto que hay un cambio generacional y que se pone en la balanza la vida personal, no solo en la medicina, sino en todos los ámbitos del desarrollo profesional. Pero es que la vida del médico imbrica una serie de cosas, como la vocación de servicio a los demás. Es cierto que de esa vocación se ha tirado mucho y eso ha agotado mucho a la gente, pero cuando uno es médico lo hace por esa vocación de servicio. ¿Qué me parece? Me parece que tendremos que estar atentos e ir al inicio, ver qué jóvenes entran a estudiar la carrera y explicarles qué es la vocación de servicio a los demás. Quizás estemos cogiendo a gente extraordinariamente inteligente y trabajadora, pero que no tiene esa vocación tan integrada.
Estamos perdiendo vocaciones de gente que no tiene notas tan extraordinarias como para acceder a la facultad. Los méritos académicos se tienen que tener en cuenta, pero no llevarlo a los extremos
¿Ha cambiado la forma en la que se entienden las vocaciones?
Creo que estamos perdiendo vocaciones de gente que tendría la entrega pero no tiene las notas tan extraordinarias como para acceder. En ese acceso a la Facultad de Medicina a los 18 años habría que valorar no solo los méritos académicos, sino otros como la predisposición de servicio a los demás. Hay chavales con 15 o 16 años que se van a colaborar a una ONG porque tienen esa inquietud. Eso habría que valorarlo.
Es partidario de que no se tenga en cuenta solo la nota.
Efectivamente. Los méritos académicos se tienen que tener en cuenta, pero no llevarlo a los extremos de que se tenga que sacar un 14 en la EBAU. Que se tenga que sacar un 9 o un 8 y a partir de ahí vamos a considerar otra serie de cosas y a explicar en qué consiste la carrera y cuál es el objetivo final, que no es deshacerme de las guardias o ganar más dinero.
¿Cómo han visto desde la OMC las reivindicaciones laborales de los médicos que se han desarrollado en los últimos meses?
Son producto de todas estas quiebras, de la precariedad, de los bajos salarios, de la falta de tiempo para la formación continuada, del aumento de las agresiones, del burnout… Esto es lo que surge de toda la crisis de atención primaria, que no es solo en una comunidad, como veníamos repitiendo cuando (la huelga) era en Madrid. Está surgiendo también en Valencia, en Canarias, en Ceuta y Melilla, en todos lados.
Precisamente en Madrid el Colegio de Médicos no ha ido de la mano de los sindicatos. Llegaron a pedir que se desconvocase la huelga.
Eso son las estrategias. Las reivindicaciones laborales, más que al ámbito de la profesión médica, corresponden al ámbito sindical. Nosotros apoyamos cualquier medida que apoye la vida del médico, sin ninguna duda. Luego ya, la táctica será la que establezca cada uno.
Hablamos de aquellos lugares donde la situación es peor pero, ¿hay alguna administración que podamos poner de buen ejemplo?
El sentir es generalizado, de ahí la necesidad de armonizar las medidas que se tomen y de la despolitización del sistema. Hacen falta datos e índices de calidad, de seguridad, de cumplimiento ético, para poder mejorar. En ese sentido, la Agencia Estatal de Salud Pública es una buena noticia y, no sé si como una rama o en paralelo, deberíamos crear la Agencia de Calidad, que en un momento determinado nos diga si es lógico que en una población de 2.000 habitantes haya tantos profesionales de una especialidad. Que no sea el alcalde o el Gobierno, sino una agencia la que lo diga. La equidad en la asistencia, siempre, pero eso no significa que yo vaya a tener el servicio de cirugía pediátrica en la puerta de mi casa.
Igual no hace falta el servicio de cirugía pediátrica, pero sí hace falta que esté el pediatra.
Esto es lo que hay que evaluar. O qué papel tiene que jugar el pediatra si solamente hay un niño allí, qué expertise va a tener ese pediatra viendo solamente a un niño. Tendrá que tener un número de pacientes a su alrededor. O la gestión única, que haya un pediatra que va a cubrir a esos peques, pero le vamos a rotar para que tenga la experiencia suficiente viendo niños. Habrá medidas que habrá que explicar muy bien y todos a la vez, porque como uno defienda una cosa y otro la contraria, eso genera confusión en la población y que el alcalde del pueblo diga: ¿a mí me vas a quitar el médico? Esa es la politización. Pero no es solo eso, también es que en los hospitales se cambie a los gerentes cada vez que hay un cambio de Gobierno.
¿Cómo prevé la campaña electoral, en cuanto a propuestas sanitarias?
Soy optimista porque creo que, aunque sea lento, vamos armonizando todo y nos vamos dando cuenta de que los problemas son los mismos para todos, da igual la región o el partido político en el Gobierno. Eso está haciendo ver a los políticos que tenemos que ir caminando hacia ese pacto de Estado para mantener el modelo, que es la clave. De otra manera, iremos progresivamente una vez más a que los que más dinero tienen podrán acceder a lo que quieran de manera inmediata y los que no tienen dinero, se quedarán en una sanidad pública para pobres.
Si quiero votar a un partido que defienda esa reestructuración del sistema, ¿en qué me tengo que fijar de su programa electoral?
En que digan, enfaticen y reivindiquen la importancia de mantener el modelo universal, público y gratuito, con el matiz de la gratuidad, porque lo pagamos con impuestos.
¿Cómo se soluciona el tema de las listas de espera?
Priorizando. Es como el tema de la falta de médicos, no se puede generalizar. ¿Dónde hay listas de espera, en qué patologías? Me consta que el sistema en su conjunto para las urgencias y emergencias uno es inmediatamente atendido. También están atendidos los problemas oncológicos. Hay listas de espera en otras patologías, en cataratas, prótesis de rodilla, de cadera… No todas tienen la misma importancia y habrá que priorizar aquellas cosas trágicas que impiden llevar una vida normal.
¿Es optimista respecto al futuro?
Lo soy, pero hace falta liderazgo, que depende mucho de las personas y de las acciones de Gobierno. Tenemos que priorizar si es más importante nuestro modelo sanitario, la infraestructura del Ministerio de Fomento o lo que sea. Pero vuelvo a lo mismo, no vamos a tener absolutamente nada sin salud. Si hay un eje de la justicia social clave, que viene de los derechos humanos, es el acceso a la salud. Durante los últimos 20 años nos hemos mirado demasiado el ombligo diciendo lo bien que funcionamos y no hemos prestado atención a los que trabajan dentro.
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