Manifestación de manteros frente al Congreso: “Sobrevivir no es delito”
“Si no vendes no comes, no pagas la habitación y no puedes ayudar a tu familia”, ha recordado esta mañana Mor, un senegalés de 31 años que desde que llegó a Madrid ha trabajado como mantero. En su país se ganaba la vida como mecánico. Al llegar a España, hace tres años, se dio cuenta de que la “única opción” que tenía para conseguir algo de dinero era “vender en la calle”.
“Tenemos muchas dificultades, la Policía nos quita lo que estamos vendiendo, a compañeros les han pegado y agredido. Y nosotros lo único que queremos es sobrevivir. Si no tenemos papeles, no hay trabajo. Solo nos queda la manta”, ha reseñado este joven de 31 años. Si consigue ahorrar algo mensualmente envía 50 euros a sus padres para echarles una mano: “Con esa cantidad ellos pueden comer 20 días. Mi padre tiene 60 años, allí no pueden trabajar porque son viejos. Yo soy un chaval, estoy aquí para poderles ayudar”.
Aprovechando que se está celebrando en la capital el encuentro estatal de manteros y lateros, migrantes de Valencia, Barcelona, Málaga, Bilbao y Madrid han acudido esta mañana a las puertas del Congreso para reivindicar que “sobrevivir no es delito”. “El racismo institucional nos condena a la manta”, ha sido uno de los mensajes que se leía una de sus pancartas.
Antes de llegar al Congreso, la Asociación Sin Papeles de Madrid ha presentado ante registro una queja dirigida a Manuela Carmena, suscrita junto a Sos Racismo. En ella recogen 14 casos de “acoso policial”, por parte de la Policía Municipal, contra este colectivo entre septiembre del 2016 y los primeros meses del 2017.
“Hemos acompañado partes de lesiones de agresiones físicas, fracturas de brazos, de dedos y de lesiones en la espalda. Todas las denuncias se han presentado de forma anónima porque ellos tienen miedo”, ha apuntado Maite, portavoz de la asociación.
Desde el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Madrid aseguran que están en contacto con estas asociaciones y que la quejas que han recibido anteriormente “están siendo investigadas”. “No se puede permitir una mala praxis profesional, pero no es un comportamiento generalizado”, apuntan estas fuentes sobre las actuaciones de los agentes municipales.
Frente el Congreso, los manifestantes han desplegado algunas fotos de manos y brazos vendados, así como de radiografías de fracturas. Aseguran que esas situaciones son las consecuencias de las actuaciones policiales en toda España. “Basta ya de acoso policial”, ha sido la consigna más coreada durante la concentración. Desde el gabinete de prensa de la Policía Nacional aseguran que ellos no tienen constancia de agresiones a manteros por parte de sus agentes. “Entendemos que se refieren a agentes municipales”, aseguran estas fuentes.
“Hay que recordar que la situación de los manteros proviene de la colonialización, que nos obliga a huir de nuestros países”, ha apuntado Mamadou, portavoz de la asociación madrileña. Junto a un compañero ha entrado al Congreso con tres diputados de Unidos Podemos, Juan López de Uralde (EQUO), Yolanda Díaz (En Marea) y José María Guijarro (Podemos). Estos políticos consideran que ha sido una oportunidad para “abrirles” las puertas de la Cámara alta y “conocer su problemática”.
“Debería de existir la posibilidad de que se despenalice la manta en esta legislatura”, ha indicado Díaz. Esta petición, junto a una modificación de la Ley de Extranjería, han sido dos de las reivindicaciones principales de esta concentración.
Tras la entrada en vigor del nuevo código penal la comercialización de estos artículos puede ser castigada, según el artículo 153.3, con una pena de prisión de seis meses a dos años. Esta sanción abre la puerta a una deportación, ya que si un inmigrante, aunque tenga papeles, hace frente a sanciones de más de un año se le puede retirar la residencia y ser expulsado del país, según la Ley de Extranjería.
“Mariano salta la valla”, han coreado para protestar por las políticas migratorias del Ejecutivo actual. “¿Qué harían los políticos si sus hijos estuviesen en esta situación? Yo llegué aquí con visado de turista, pero mi hermano pequeño está en Tánger decidiendo si salta la valla o viene en patera”, ha replicado Falu, senegalés, que lleva más de diez años viviendo en Valencia y vendiendo en la calle. No duda al responder si le anima a venir a España: “Claro, mejor buscarse la vida aquí que sufrir allí la miseria”.