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Los trabajadores de 'Nature' amenazan con una huelga por los salarios después de que la empresa ganara 500 millones

Revista Nature

Daniel Sánchez Caballero

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En un “movimiento sin precedentes”, los empleados británicos del gigante Springer Nature, la editora de la prestigiosa revista científica Nature, están votando estos días si van a la huelga por los salarios. Los empleados de Reino Unido de la cartera Nature de Springer, que agrupa a unas 60 revistas científicas bajo el paraguas de su buque insignia, han rechazado la última –y parece que definitiva– propuesta de la empresa, que había ofrecido una subida salarial del 5,8%, según ha informado el Sindicato Nacional de Periodistas (NUJ, en sus siglas en inglés). Los empleados empezaron con una petición del 10%. Reino Unido tuvo en 2023 una inflación del 4%, pero en 2022 había alcanzado el 10%.

NUJ ha explicado a este diario que la oferta es “simplemente inviable” teniendo en cuenta que “en los últimos años” los salarios de los empleados “han caído muy por debajo del aumento del coste de la vida”. Y más, continúa el sindicato, con los datos económicos de la compañía: en 2022 tuvo un beneficio operativo de 487 millones de euros sobre unos ingresos de 1.800 millones de euros (casi un 25%). Más todavía: algunas de las revistas de la familia Nature han subido sus tarifas un 8% este año respecto a 2023 y circula por el sector el rumor de que van a salir a bolsa este mismo año por un montante aproximado de 8.000 millones de euros.

Springer Nature replica que considera que su oferta, que está “por encima de la inflación”, es “justa”. Además del aumento salarial, indica una portavoz por email, la propuesta empresarial se complementa con “una serie de medidas para ayudar a todos los empleados del Reino Unido a hacer frente al aumento de los gastos de desplazamiento y manutención”, aunque no explica cuáles son estas medidas. “Esperamos que la situación con NUJ, con quien hemos tenido una buena relación durante años, se resuelva pronto”, finaliza la portavoz.

400 empleados llamados al voto

De momento, los aproximadamente 400 empleados de la cartera Nature de Springer –entre editores, periodistas, productores y diseñadores– están votando los pasos a seguir. A principios de junio se conocerá el resultado de esta consulta, una tardanza que se explica por las leyes británicas sobre huelgas, explica NUJ a este diario. En cualquier caso, el sindicato anima a los trabajadores a realizar acciones, sea una huelga propiamente dicha u otras de menor impacto.

“Nuestros trabajadores se dedican con pasión a servir a la ciencia y a las comunidades científicas que representan”, explica un portavoz del sindicato. “Trabajan muchas horas y hacen una contribución clave no solo a la empresa, sino también al esfuerzo científico mundial. La alta dirección ha reconocido constantemente que el éxito de la empresa no sería posible sin su duro trabajo y dedicación. Pero en los últimos años sus salarios han caído muy por debajo del aumento del coste de la vida, lo que hace que la oferta actual de la empresa sea simplemente inviable. Hemos dicho en repetidas ocasiones a la dirección que nuestros miembros están sobrecargados de trabajo y que, con el aumento del coste de la vida, no pueden pagar sus facturas. Lamentablemente, la empresa ha optado por no escuchar, insistiendo en que está siendo generosa al ofrecer lo que equivale a un recorte salarial significativo en términos reales”, sostiene NUJ.

Un modelo cuestionado

Con cuentagotas, pero se van produciendo incidentes relacionados con el modelo de negocio de las revistas científicas. Este sector es peculiar: publican investigaciones ajenas (pagadas mayoritariamente con dinero público) por las que no solo no pagan sino que cobran a los investigadores por publicarlas y que además son revisadas por terceras personas (científicos externos) que no cobran por su labor. Eso les permite tener un márgenes de beneficio como el de Springer, del 25%.

Hace un año, 42 empleados de la revista NeuroImage, la más prestigiosa en el campo de las imágenes cerebrales y editada por Elsevier (el otro gran gigante editorial de la Ciencia), dimitieron por el abuso que, explicaron, comete la revista con los precios que cobra por publicar artículos.

Históricamente eran los lectores quienes pagaban por leer estas revistas, que funcionaban por suscripción, pero en un intento de democratizar el acceso las editoras le dieron la vuelta a la tortilla: cobran al investigador. Los científicos necesitan publicar sus investigaciones para seguir progresando (tanto en su carrera laboral, que exige publicar en revistas, como con su currículum científico) y no les queda otra. A cambio, cualquiera puede leer su trabajo en las revistas, lo que les da la posibilidad de tener más citas (que a su vez es más prestigio).

Y cuánto más impacto tiene la publicación, más cobra por publicar. Nature –junto a Science, las dos revistas más importantes del sector– y algunas otras de su misma cartera, tienen tarifas de 10.290 euros por artículo, según NUJ, un dinero que de nuevo suele salir de los fondos públicos que financian la investigación, ya que los científicos pagan estos cargos con parte del dinero destinado a investigar.

En España, con el fin de intentar abaratar precios, ofrecer acceso a todos los investigadores a las revistas y también para financiar el pago por publicar (llamado APC, “cargos por procesamiento del artículo”, en inglés) a los científicos, las universidades y el CSIC han firmado unos “acuerdos transformadores con las editoriales”. En virtud de estos, las universidades españolas y el CSIC pagan 170 millones de euros en cuatro años a cuatro editoriales: Elsevier, Wiley, Springer y American Chemical Society.

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