Son las 23.20 de un miércoles. Hace seis días que un equipo de eldiario.es está en alerta 24 horas para cubrir una donación y un trasplante en Madrid. Tienen que dar su consentimiento para ser grabados tanto el equipo médico como el paciente receptor. La Organización Nacional de Trasplantes, fundada en 1989 y uno de los pocos hitos de la sanidad pública cuyo prestigio está intacto tras la crisis, llama. Una coordinadora de guardia informa de que hay un donante de corazón que salvará a alguien que está en lista de espera. España es uno de los países más solidarios de Europa. En 2014 se donaron casi 1.700 órganos, la mayoría de hombres (60%) y de grupo sanguíneo A.
Es en la Comunidad de Madrid, pero no se puede escribir qué hospital es, ni el nombre de la persona que acaba de morir, ni detalles de su perfil. Solo que se trata de alguien joven. En España se prohíbe a las partes de un trasplante conocerse. Lo explica un veterano cirujano: “Si no, se dispararía el morbo. Hay hombres por ejemplo que se sentirían raros con un corazón de mujer, o personas que pensarían si hay algún problemas con tener un corazón de otra raza... ¿O qué pasaría si ponemos al paciente un órgano de alguien más mayor? Le darían vueltas a la cabeza pensando que va a fallar”.
23.50. Los médicos quitan el corazón
El trasplante de corazón ha de ser rápido. Es un órgano que dura solo 5 horas fuera del cuerpo, por eso la coodinación ha de ser muy eficaz. El primero del mundo se hizo en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 1967 y lo recibió un comerciante de un ultramarinos. La ONT cuenta que el propio cirujano exclamó: “¡Jesús, esto va a funcionar!”. Y funcionó.
Hoy, solo en el hospital Puerta de Hierro de Madrid, donde se hará este trasplante, se han practicado 1.000 desde 1984. La primera ley que reguló los trasplantes se sancionó en 1979 bajo el mandato de Adolfo Suárez. En ella se estableció la línea básica del éxito del sistema español. Es público y “no se podrá percibir compensación alguna por la donación de órganos”. Así ha sido también en este caso. Salen por la puerta de urgencias dos médicos y un ATS. Llevan una maleta enorme, como de viaje transoceánico, donde guardan todo el material médico para la extracción.
En una nevera azul y blanca, tan vulgar como de playa, va un corazón latiendo, envuelto en suero frío a 6 grados. “A las 00.15 hemos clampado el corazón”. Es decir, lo han sacado y lo han pinzado. El velocímetro de la ambulnacia marca 160 kilómetros por hora. Dentro queda la familia del joven fallecido que ha dado el consentimiento para que el corazón lo aproveche un enfermo. Suele ser lo habitual: de las 2.049 propuestas que se hicieron el año pasado, los familiares accedieron en 1.682 casos (82,1%), un máximo histórico.
“Mientras estamos yendo al hospital, la persona que recibirá el corazón está ya preparada en el quirófano”, explica Raúl Burgos, cirujano cardiovascular que ha ayudado en la tarea de quitar el órgano al donante. “Siempre es fundamental la coordinación. En este caso es fácil porque estamos en la misma comunidad autónoma, pero hemos quitado corazones en Canarias, Baleares, Francia o incluso Austria y los hemos traído a Madrid”.
01.10. Lo recibe otra persona joven
El equipo llega al hospital Puerta de Hierro. Allí, una persona también joven, como la fallecida, recibirá un corazón nuevo porque el suyo era demasiado grande. Le han abierto el esternón. Cuando se despierte, su vida se habrá alargado unos años. “Cuando operamos del corazón normalmente mejoramos la calidad de vida del paciente. En el caso del trasplante, alargamos su vida, pero cambiamos una enfermedad por otra”, dice el cirujano cardiovascular Santiago Serrano. Está al frente de un equipo de once personas entre residentes, enfermeros, anestesistas... Entre ellos, la perfusionista: maneja la máquina que hace de corazón y pulmones mientras el paciente no tiene el órgano funcionando. La sangre se desvía a esa máquina, ese corazón artificial, y se oxigena.
01.40. Un corazón late también fuera del cuerpo
El corazón humano tiene un pico, pero no tiene forma de corazón. El paciente está listo para recibir el órgano donado y un miembro del equipo médico lo pone en un recipiente de acero. Late solo, sin estar en ningún cuerpo. El cirujano lo 'conecta' al cuerpo. A las 2.45 de la mañana empieza a latir y a mover la sangre. Pasadas las 4 de la mañana se llevan al paciente a la UCI. La sanidad pública, la única que puede hacer estas operaciones en España, acaba de invertir 125.000 euros, que es como está tarificado un trasplante de corazón.
“Aún no voy a decir nada a la familia, no sería la primera vez que en la puerta el paciente sufre un rechazo y tenemos que volver a quirófano”, dice el doctor Serrano. Si pasara eso, el vídeo no se podría publicar. Tras varias semanas en cuidados intensivos, el paciente lo ha superado y ha salido de la UCI. Es ya una de las 90.000 personas en España que han sobrevivido gracias a un órgano donado.