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El treparriscos, ave insectívora “difícil de detectar”, en riesgo por el cambio climático

El treparriscos, ave insectívora "difícil de detectar", en riesgo por el cambio climático

ElDiarioAragón / EFE

Riglos (Huesca) —
5 de abril de 2025 12:00 h

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Difícil de ver en su hábitat montañoso y dotado con un vuelo espasmódico y un colorido llamativo que le confieren el aire de una gran mariposa: así es el treparriscos (Tichodroma muraria), elegida Ave del Año 2025 por SEO/BirdLife, que sobrevive como puede en montañas de Europa y Asia.

Se trata de un pájaro “de pequeño tamaño y color grisáceo que cuando vuela recuerda a una mariposa”, con un desplazamiento “ondulado” gracias a “sus anchas y vistosas alas de color carmín y plumas de vuelo negras con grandes puntos blancos” y que habita en paredes escarpadas de zonas alpinas y subalpinas, explica el delegado de la organización conservacionista en Aragón, Luis Tirado.

Esta especie insectívora “consume todo tipo de pequeños invertebrados que captura en las paredes rocosas o en huecos, fisuras y repisas con algo de vegetación” y, ocasionalmente, “también se alimenta sobre la corteza de algún árbol o entre los matorrales rupícolas” pero su ecosistema es muy reducido.

Reproducción complicada

Catalogada en el 'Libro Rojo de las Aves de España' como una especie “casi amenazada” debido al cambio climático y la alteración de su hábitat, SEO/BirdLife calcula que en toda España la población reproductora está entre los 1.200 y los 1.800 ejemplares y, además, se encuentra muy fragmentada: sus principales áreas de reproducción son subpoblaciones aisladas en Prepirineo y Pirineo, aunque también ha sido detectada en la Cordillera Cantábrica.

En otras zonas geográficas, su presencia ha sido certificada en los Alpes, los Apeninos, los Cárpatos, los Balcanes y el Cáucaso, además de Oriente Medio.

Durante la época de reproducción el treparriscos hace honor a su nombre y “sube muchísimo de altura, hasta los 2.000 metros” o por encima, pero fuera de este período “realiza desplazamientos a zonas de más baja altitud” sin que esto se pueda considerar un movimiento migratorio y, en ocasiones, incluso “se le encuentra en ciudades, sobre todo en las más antiguas, donde abundan los muros de piedra” y puede encontrar refugio con mayor facilidad, explica Tirado.

El canto y el despliegue de cortejo del treparriscos comienza este mes de abril, la construcción del nido a partir de mayo y la puesta, que consta de tres a cinco huevos blancos y finamente moteados, durante este mismo mes: los pollos volantones salen finalmente entre julio y agosto y se independizan desde entonces hasta septiembre.

Amenazas y conservación

Además en el Libro Rojo, el treparriscos figura en el 'Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial' (LESPRE) debido a sus problemas de conservación, que están “estrechamente ligados a los efectos del cambio climáticos” ya que “el aumento de las temperaturas desplazará su hábitat hacia cotas más altas”, explica Tirado.

Aunque “en un primer momento podrá adaptarse ascendiendo, llegará un punto en el que, debido a la intensificación del cambio climático, ya no habrá más altitud disponible para su reproducción”.

Otros factores perjudiciales para esta ave son “las molestias causadas por la presencia de excursionistas y, especialmente, por el aumento de la práctica de la escalada deportiva, que puede ocasionar el abandono de algunas nidadas”, lamenta este especialista.

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