La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Tres de cada cuatro pacientes esperaron más de un mes para ser atendidos por un médico especialista

La Sanidad Pública se está volviendo un asunto de esperas. Siete de cada diez pacientes tuvieron que aguardar más de dos días para ser atendidos en la Atención Primaria desde que pidieron la cita; solo el 10% fue visto la misma jornada que lo pidió, según refleja el Barómetro Sanitario del mes de noviembre que ha publicado este lunes el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Después de la primera atención, la espera se dispara para quien la necesite. Tres de cada cuatro españoles vieron cómo pasaba más de un mes para ser atendidos por un médico especialista una vez fueron derivados desde la Atención Primaria (AP), Para uno de cada tres (un 37,9%, en concreto) el plazo se fue por encima de los tres meses.

La atención especializada es, con carácter general, el servicio peor valorado de la sanidad pública, como se puede observar en el gráfico de abajo. Pese a ello, se mantiene por encima del aprobado con un 5,9 sobre 10, y los ciudadanos valoran positivamente las consultas con los especialistas: cuatro de cada cinco consideraron la atención recibida “buena o muy buena”.

Las urgencias y los ingresos hospitalarios son los servicios mejor valorados con un notable, seguidos por la AP, que pese a que tiene a todo el sector levantado por las condiciones laborales se mantiene como el servicio ordinario mejor valorado. Las especialidades, sin embargo, son la atención en la que más españoles cambiarían los centros públicos por los privados (ver gráfico), aunque la encuesta no entra a preguntar los motivos, si son por la atención en sí o por el tiempo de espera que incluye lo público, por ejemplo.

En el lado más negativo, el aspecto menos apreciado del servicio sanitario, en general, es el tiempo dedicado a las consultas. En la Atención Primaria, un tercio de los ciudadanos valora entre un 0 y un 5 los minutos de consulta recibidos en una escala en la que el 10 es “totalmente satisfactorio”. En apartados como “la confianza y seguridad que transmite el personal médico”, “el conocimiento del historial y seguimiento de los problemas de salud” o la “información recibida sobre sus problemas de salud” esta insatisfacción (entendida como tal que se valore algo con un suspenso) se sitúa en la mitad, alrededor del 15%.

En las especialidades está un poco mejor valorado el tiempo de atención: son solo uno de cada cinco los pacientes que muestran esta desaprobación.

Dos días de espera para la AP

El CIS también revela que siete de cada diez pacientes tuvieron que esperar más de 24 horas para recibir una consulta en la Atención Primaria porque no había citas disponibles antes. El 11,6% fue atendido al día siguiente y un 9,5% en la misma jornada que pidió la cita.

Entre los que tuvieron que esperar, la mitad sufrió una demora de más de una semana. Un 18,7% estuvo esperando siete días a ver visto por el médico de familia, el 12% se fue hasta los ocho días y uno de cada cuatro, un 23,3%, por encima de los 11 días.

Pese a las esperas y la insatisfacción con el tiempo de consulta, casi cuatro de cada cinco españoles valora como “buena o muy buena” la atención recibida en la primera línea sanitaria.

El CIS también se ha interesado por la atención telefónica, una modalidad impulsada desde la COVID y que en ciertas comunidades y centros de AP se ha quedado relativamente establecida. Entre quienes han tenido alguna consulta en el último año, dos de cada tres refieren haber hecho al menos una por teléfono. Quienes las han probado creen con carácter general que no puden explicarse igual de bien que cara a cara (un 63%) y casi la mitad no acaba de entender con la misma precisión las indicaciones del médico.

Además, para cerrar la información relativa a la atención a distancia, un 43% de la población sostiene que no utilizaría una videoconsulta si se le ofreciera, además del 10% que afirma que “no la puede utilizar”. Al 44% sí le parece una solución viable a la que recurriría.

También están quienes no llegaron nunca a la consulta pese a haberlo necesitado en un momento concreto. Entre estos, el barómetro señala que casi la mitad (un 47%) no lo hizo porque le dieron la cita para varios días después y cuando le tocaba ya no le hacía falta. Otro cuarto de este colectivo (27,3%) directamente no pudo contactar con el centro médico.