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Tres ministerios para un reto global: “La crisis climática es una crisis de salud”

La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y la ministra de Sanidad, Mónica García, a su llegada al ISCIII para la presentación del Observatorio de Salud y Cambio Climático

David Noriega

22 de febrero de 2024 12:02 h

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Tres ministerios para uno de los mayores retos actuales. En un mes de febrero con temperaturas récord y tras 2023, el año más cálido jamás registrado, las titulares de Transición Ecológica, Sanidad y Ciencia han presentado el Observatorio de Salud y Cambio Climático. “Este no es ni el primer ni el segundo intento de que esto se convierta en una realidad”, ha afirmado este jueves la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

El objetivo del observatorio es, en palabras de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, “aportar y distribuir conocimiento”. “Fomentaremos la investigación científica en materia de salud y cambio climático” para “planificar y tomar las mejores decisiones” a la hora de proteger a la ciudadanía de fenómenos como las olas de calor y fríos, “que están aumentando su intensidad, duración y frecuencia”, ha señalado.

Morant ha insistido en la idea de que “la crisis climática es una crisis de salud”. Pero, a pesar de ser global, no afecta a todas las personas y territorios por igual. “Está provocando mayores riesgos en la población más vulnerable”, ha señalado, antes de reclamar a los gobiernos actuar ya porque “la velocidad a la que aumenta la temperatura global de la Tierra es alarmante”.

La ministra ha explicado que si los gobiernos no pasan a la acción, las olas de calor se multiplicarán por cinco, de las 428 actuales a superar las 2.200 anuales entre 2050 y 2100 (contadas a nivel provincial), con una mortalidad que pasará de las 1.300 a las 13.000 personas. El dato ofrecido por la ministra hace referencia a un criterio epidemiológico, diferente al más habitual, que alude a lo puramente meteorológico. Este criterio, además de la temperatura (que define junto a la duración las olas de calor meteorológicas) tiene en cuenta “las características de la población y la mortalidad registrada” en una determinada zona, en este caso a nivel provincial, de ahí el registro de 428 olas de calor en un año, en contraste a las cuatro olas de calor y 24 días medidos por la Aemet en 2023.

Más calor, más enfermedades, más mortalidad

La Organización Mundial de la Salud considera la crisis climática como una amenaza “muy grave” para la salud humana. Y el último informe Lancet Countdow prevé más días de calor extremo, que pueden multiplicar por cinco en un cuarto de siglo las muertes por calor, además de un aumento de las patologías infecciosas y morales, más hambre, malnutrición y problemas de acceso al agua. “Podemos ver como enfermedades como el dengue, propias de latitudes más cálidas, podría suponer un problema aquí”, ha puesto como ejemplo la ministra de Sanidad, Mónica García, que ha apostado porque, “como cada vez que ha surgido un nuevo problema de salud pública, el Sistema Nacional de Salud tiene que dar un paso al frente”.

“Lo primero que tiene que hacer nuestro sistema de salud es trabajar para no contribuir a hacer más daño a nuestro plantea y, por tanto, a las personas”, ha indicado García sobre el objetivo de su ministerio de descarbonizar el sistema. “En segundo lugar, tiene que trabajar para proteger a la población de los impactos negativos del cambio climático, desarrollar un sistema de alertas cuando haya olas de frío o de calor que supongan un riesgo para la salud y que los profesionales sean comunicadores climáticos, que promuevan entre los más vulnerables los mejores hábitos para proteger su salud”, ha continuado.

García ha insistido en una idea clave durante sus primeros meses en el ministerio: “El trabajo que tenemos, la casa donde vivimos y los barrios donde habitamos son tan importante o más que el sistema que nos cuida”. De hecho, los efectos de la crisis climática son más severos en las personas mayores o con pluripatologías, las mujeres embarazadas, los niños y las niñas o las poblaciones con rentas más bajas, que no viven en zonas peor adaptadas o que no tienen acceso a herramientas para controlar la temperatura. En este sentido, la ministra ha señalado que el Observatorio va a “reducir las desigualdades para ofrecer vidas mejores, con más y mejores años de vida”.

“Va a desempeñar funciones claves para el progreso y el bienestar de los españoles, entendiendo, anticipando, pero también alertando y dando la respuesta adecuada al cambio climático y sus efectos en salud”, ha señalado la vicepresidenta Teresa Ribera. “Ya hemos experimentado terribles olas de calor, con fallecimientos prematuros muy significativos en nuestro país. A esto se suman otros fenómenos que no son frecuentes, pero que pueden ocurrir, como temperaturas extremas en el otro sentido, que haya un impacto en la salud mental” o eventos como inundaciones, ha enumerado, con la memoria en las acaecidas en el centro de Europa en 2021, que dejaron más de 200 muertos.

Ribera ha indicado que el Observatorio de Salud y Cambio Climático, para el que ya hay formados diferentes grupos de trabajo, se asienta en “pequeñas victorias”. La “creciente” atención de la opinión pública, la “acreditación bien documentada” de los riesgos y la necesidad de “generar alarmas” útiles y que salven vidas o la “convicción” de que se necesita un organismo de este tipo “para proteger a la gente, sabiendo que hay grupos especialmente vulnerables que necesitan una atención específica”, ha coincidido con sus compañeras de gabinete.

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